El trasfondo del fondo

Una de las actividades que antaño más satisfacían a los políticos que ejercían algún cargo público, les tomaba apenas unos segundos, y no les representaba, en absoluto, ningún tipo de esfuerzo, ni físico ni mental.

Se trataba, simplemente, de hacer acto de presencia junto a un muro (o un pedazo de muro) y, cuando mucho, jalar una cuerdita para que se abriera una pequeña cortinilla que develaba una placa con las consabidas palabras: “El martes 28 de febrero de 1980 fue inaugurado el Mercado Municipal Héroes de 1857 (o la Carretera estatal tramo San Petronilo-Rincón de las Marías…) construido por pueblo y Gobierno de... Administración 1979-1981… Fulano de Tal, Presidente Municipal (o Gobernador)”.

Ahí quedaba la plaquita y ahí quedaban, inmortalizados en bronce o mármol, el nombre y los años en que aquel prócer había gobernado a un estoico pueblo que, con sus impuestos, había pagado peso a peso la obra construida a inaugurada para mayor gloria del político, quien se paraba el cuello ante sus superiores e iba en pos de un nuevo cargo de elección popular (así se ha dicho siempre, aunque la sentencia apenas se corresponda con la realidad, y ni siquiera en todo el país).

Las plaquitas no han desaparecido del todo, pero ya no siempre consignan el nombre del prócer que gobernaba cuando las obras fueron construidas e inauguradas. Pero eso no ha quitado a los políticos la ambición de dejar su huella, inflar el pecho y decir: “Éste yo lo construí”. Como si, en efecto, hubiesen hecho algo con su ingenio, sus manos o su dinero.

Acaso sea ese afán de protagonismo el que asoma la cola en la rebatinga que traen ahora los nuevos alcaldes de la gran urbe, compuesta por los cuatro municipios de la zona metropolitana, porque tienen más de dos meses discutiendo en qué gastarse cerca de mil 500 millones de pesos asignados por los diputados federales como capital del Fondo Metropolitano, para proyectos de obras que deben realizarse en éste ya muy avanzado año 2010, y es hora que no se ponen de acuerdo.

Todos comenzaron jalando la cobija para su lado y siguen atorados. En particular, el alcalde de Zapopan, Héctor Vielma Ordóñez, se ha mostrado renuente a firmar el convenio con el Gobierno del Estado, para darle forma al catálogo de obras que habrán de realizarse con este fondo y el calendario de las mismas. Alega que el municipio que él gobierna tiene ciertas peculiaridades sociales, demográficas y económicas que le hacen merecedor de una suma superior a la que pretenden asignarle.

El resto de los munícipes han flexibilizado sus posiciones a efecto de que éste pueda ejercerse a plenitud en lo que resta del año.

De acuerdo con las Reglas de Operación que los diputados federales definieron para la autorización de los recursos, no parece haber riesgo de que se pierdan, pero el gobernador Emilio González puede ejercer su facultad de asignarlos unilateralmente, lo que supondría un problema fundamentalmente político.

El alcalde de Tlaquepaque, Miguel Castro, pide sensatez y no egoísmo. A ver si en la reunión de hoy se cumple la fórmula que parece tan sencilla.