Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | Por: Juan Palomar

El peatón del aire

La ciudad y los días

Por: EL INFORMADOR

Un definitivo paso en el conocimiento del territorio fue dado cuando el hombre pudo verlo desde arriba. Dijo el gran poeta francés Paul Claudel: “Hay que caminar para conocer y hay que volar para comprender.” Las primeras observaciones sistemáticas del paisaje realizadas desde el aire se dieron con el uso de los globos aerostáticos en el siglo XIX. Ya con el advenimiento de la aviación, en los albores del siglo pasado, se produjo un avance radical en este campo. Posteriormente los satélites han venido entregando imágenes de una cada vez más asombrosa perfección.

Para las ciudades, desde ya hace mucho, las fotografías aéreas representan elementos fundamentales para guardar registro y control de sí mismas. Piénsese simplemente en el catastro, pieza básica de la operación de la vital hacienda municipal.

Pero la visión desde el aire es mucho más. El helicóptero ofrece quizás las mejores posibilidades. Porque desde una altura media es posible aprehender el conjunto y el detalle. Las vistas de pájaro permiten un nivel de visión que ordena de manera pasmosa una realidad urbana que a menudo se vuelve demasiado intrincada y confusa a ras de suelo. Entonces se revelan elementos y circunstancias que iluminan la naturaleza misma de la ciudad, sus múltiples capas de actuación, su historia misma y su desenvolvimiento a través del tiempo.

Se puede entonces establecer una verdadera reflexión sobre la urbe, develar las líneas de fuerza de su desarrollo, desentrañar muchas de las fuerzas que la conforman. Como bien dice Claudel, se puede comprender.
Hay una herramienta que desde hace relativamente poco tiempo está a la mano de casi cualquier usuario interesado en la ciudad y en general en el territorio. Es el sistema de Google Earth. El salto cualitativo que representa la puesta a disposición del público de esta información es pasmoso. De repente el planeta se volvió accesible, mensurable, comprensible. Se puede navegar por horas descubriendo una multitud de realidades remotas y cercanas.

El ejercicio que este sistema propone puede ser ante todo educativo. Los viejos cursos de geografía que se recibían en las clases tradicionales cuentan ahora con un aliado inapreciable. Debería ser obligatorio, en algún punto de la educación básica, el comprender a Guadalajara desde el aire. Primero conocer la ciudad, sus galas y sus llagas. Sus zonas de “presumir” y sus áreas marginadas y tristes. Y luego comprender desde arriba la trama de su fábrica, la trabazón de sus elementos, los vestigios y reliquias de su territorio original.

A partir de este conocimiento, cualquier usuario de la ciudad, del territorio, afianza su dominio y su identidad con el lugar que habita, con los lugares que desea conservar, mejorar, cambiar. Como un peatón del aire.

jpalomar@informador.com.mx

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