El lugar de Jalisco

GUADALAJARA, JALISCO.- Barack Obama desatendía el ajetreo a su alrededor. Durante la clausura de la Cumbre de Líderes de América del Norte, celebrada en Guadalajara, el presidente estadounidense se olvidaba por instantes de los temas centrales del encuentro y se solazaba en los coloridos contrastes de los murales de José Clemente Orozco, plasmados magistralmente en la cúpula central del Instituto Cultural Cabañas. Impactaba la escena de “El Hombre en Llamas”. La reunión diplomática pasaba a segundo término.

“Aquí en Guadalajara vemos la riqueza del legado mexicano, su arquitectura, vitalidad y cultura. Vemos también todas las posibilidades del futuro de México: la innovación, las empresas y los empresarios que hacen de esta ciudad algo tan didáctico”, destacó el histórico Obama en el cierre del encuentro con el Presidente de México, Felipe Calderón, y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, el 10 de agosto de 2009. Trataron temas de seguridad, cambio climático y economía, entre otros, pero las conclusiones fueron sólo buenos deseos en medio de una crisis económica mundial propiciada por Estados Unidos.

Pasado el discurso de Obama, ante la importancia que asume tener económica y poblacionalmente la Zona Metropolitana de Guadalajara en el Estado, ¿en dónde se encuentra la ciudad en el ámbito nacional?, ¿es aún la segunda capital más importante del país, sólo superada por la Ciudad de México?, ¿cuáles son los indicadores en economía, competitividad y desarrollo social de la metrópoli y Jalisco?

Las respuestas se encuentran en estudios y estadísticas de dependencias oficiales y organismos nacionales e internacionales: Guadalajara y Jalisco, en sus respectivas comparaciones como ciudad y Entidad, se ubican en promedio entre el cuarto y decimoquinto sitios en los indicadores de desarrollo en México. A pesar de su importancia en el ámbito nacional, la Perla Tapatía perdió terreno, coinciden registros gubernamentales, expertos en economía, historiadores, empresarios y políticos. En cuanto a los estados, Distrito Federal, México y Nuevo León se han posicionado en los tres primeros lugares en el Producto Interno Bruto (PIB). La Entidad sólo despunta en la producción agrícola y ganadera del sector primario.

En materia de competitividad, Jalisco se encuentra en la decimocuarta posición, superado por Distrito Federal, Nuevo León, Baja California, Chihuahua, Aguascalientes, Coahuila, Querétaro, Baja California Sur, Tamaulipas, Sonora, Quintana Roo, Colima y Nayarit.

Anclada en políticas públicas

Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el modelo económico del país, basado en la industrialización y la sustitución de importaciones —mercado protegido y sin competencia del exterior—, así como el andamiaje estatal entre el Gobierno, la iniciativa privada y la Iglesia, se conjugaron para que Guadalajara creciera de manera importante en los indicadores y se consolidó como ciudad modelo: atractiva y competitiva. Sin embargo, en la década de los ochenta del siglo pasado comenzó a cambiar notoriamente el escenario: las políticas públicas emprendidas desde la Presidencia de la República —iniciadas en el mandato de Luis Echeverría Álvarez, en 1970— se sumaron a los “errores” de los gobiernos estatales y terminaron por frenar el crecimiento positivo. También en las décadas de los ochenta y noventa la “buena relación” entre representantes de los sectores sociales y públicos locales se fracturó, mientras la gran industria tradicional y grandes comercios —salvo honrosas excepciones— sucumbieron o perdieron fuerza ante la globalización (los tratados de libre comercio y la desprotección del Estado) y se posicionaron la industria electrónica extranjera y las transnacionales. El comercio ilegal (contrabando y piratería) también sacudió a las empresas establecidas.

Por otra parte, tras el terremoto de 1985 en el Distrito Federal y la incorporación de Tonalá, se registró una fuerte migración en la ciudad, que siempre ha sido atrayente en este sentido por su clima y ubicación geográfica, vulnerando la estabilidad en el desarrollo urbano; ahora el crecimiento demográfico avanza incontrolable en la zona conurbada ante una “deficiente planeación”.

“Hay una competencia feroz entre los partidos. Nos hace falta (para recuperar el terreno perdido) ponernos de acuerdo los actores públicos y los políticos —enfatiza Enrique Michel Velasco, representante del Consejo Económico y Social del Estado de Jalisco para el Desarrollo y la Competitividad (Cesjal)—. Tuvimos problemas para construir la Villa Panamericana (para los Juegos de 2011. Estaba proyectada en el Centro de Guadalajara, pero después de invertir 490 millones de pesos en estudios, compra de terrenos y demolición de fincas, se decidió construir la sede deportiva en Zapopan); no hemos podido edificar desde hace 20 años una fuente de abastecimiento alterna importante para dotar de agua a la metrópoli, como lo es Arcediano (proyecto cancelado en noviembre pasado por el incremento del costo, y en el que se gastaron cerca de 700 millones de pesos en estudios y obras preliminares). Vemos que los Arcos del Milenio están inconclusos, mientras los pasos a desnivel han causado problemas (por ejemplo, el Nodo Las Rosas, en el cruce de López Mateos, sufrió el colapso de su colector principal a un año de su inauguración en la pasada administración estatal. La obra tuvo un costo de 140 millones de pesos, mientras que las reparaciones ascendieron a 70 millones. No hubo culpables). Tampoco cabemos con tanto carro (se calculan un millón 567 mil 708 unidades en la ciudad. En 1990 había 550 mil automotores), no está concluido el Periférico (el cierre está en construcción) y está en proyecto el Macrolibramiento (en julio podría conocerse al ganador de la licitación); también deberíamos ampliar las líneas del Tren Ligero (sólo hay dos rutas, inauguradas hace 20 años; el Gobierno proyecta ampliarse hasta Tlajomulco)”.

A las carencias se suman:
La falta de saneamiento en 97% de las aguas residuales en la zona conurbada.

Las redes hidrosanitarias obsoletas, las inundaciones y las continuas apariciones de baches ante la falta de inversión en concreto hidráulico en vialidades en la metrópoli.

Alrededor de cinco mil kilómetros de tuberías deben ser reparadas (la ciudad tiene siete mil 400 kilómetros de alcantarillado y otros siete mil 200 kilómetros de tuberías de agua potable), confirma José Luis Hernández Amaya, nuevo titular del SIAPA.

“Deberíamos estar más de la mano pueblo y Gobierno, porque hasta para poner un negocio nos llevamos más de 60 días, y la tramitología nos amuela muchísimo”, recalca Michel Velasco, propietario de Dulces de La Rosa, una de las empresas locales más importantes en Jalisco, con una plantilla de siete mil 500 empleados.

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Investigación: Mario Alejandro Muñoz de Loza