Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

El choro interminable

La contaminación nos está llegando a los aparejos

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

La contaminación nos está llegando a los aparejos. Nadie puede llamarse a engaño: sabíamos desde hace 20 años que esto vendría y lo único que hemos hecho en estas dos décadas es quejarnos en los cafés, en los periódicos, tirar discursos, escribir artículos académicos, cada uno desde su posición, pero nada hasta ahí. De 1990 a la fecha no hemos sido capaces de concretar una política pública para reducir la emisión de contaminantes y mejorar la calidad del aire que respiramos todos los días. La verificación quedó en remedo (la corrupción y el populismo son pésima combinación); la políticas de transporte masivo han sido, por decirlo suave, erráticas (es decir vamos de tontería en tontería); las políticas de movilidad no motorizada no han pasado del papel; la deforestación crece más rápido que todos los esfuerzos ciudadanos de reforestación; el cinturón verde no pasó de una presentación con toda la clase política parándose el cuello, etcétera.

La desesperación ha llagado a tal nivel que el alcalde de Tlaquepaque, Miguel Castro, dijo que era hora de pensar en el “hoy no circula” como una política pública de combate a la contaminación. Si bien en Ciudad de México se ha logrado reducir los índices de contaminación ambiental, el “hoy no circula” fue sólo una de las políticas públicas implementados y sin duda la más controvertida. No fueron pocas las familias que ante el “hoy no circula” se hicieron de una carro viejo, mucho más contaminante, que se convirtió en el sustituto familiar del que tenía interdicción para circular: los únicos ganones, pues, fueron los loteros, los vendedores de carros usados.

La contaminación se combate con políticas públicas que, en general, no son populares. La primera es invertir y darle prioridad al transporte público. Por arriba, por abajo o por en medio, lo importante es que el transporte público sea más rápido, más eficiente y más barato que el transporte privado (nunca será más cómodo, no nos hagamos ilusiones). La segunda tiene que ver con las gasolinas:

Combustibles de mejor calidad (sin plomo) aunque sean más caros y/o impuesto a las gasolinas. Los que ensuciamos el aire tenemos que pagar por limpiarlo, no hay vuelta de hoja, sea un auto, una empresa, una ladrillera o un puesto de tacos al carbón. Pero hay que empezar por castigar a los autos pues somos responsables del 80 por ciento de la contaminación atmosférica. Tercero, movilidad no motorizada. Tenemos que pasar del choro al hecho. Un porcentaje importante de los trayectos que se realizan en la ciudad se podrían hacer a pie o en bicicleta si existieran condiciones de seguridad. Si durante tres años le dejamos de gastar a los coches y le invertimos a banquetas y ciclovías, transformamos la forma de vivir y movernos en la ciudad.

Finalmente, un política consistente e inteligente de conservación de áreas verdes y reforestación.
Lo demás, parafraseando al maestro Jis, es el choro interminable.

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