Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | Pergeño por Victor Wario Romo

El boquete informativo

La lucha armada contra el narcotráfico aún no ofrece un panorama claro sobre las acciones después de 'descabezar' el cártel

Por: EL INFORMADOR

Periodista especializado en temas del crimen organizado y seguridad, con una experiencia de más de cuatro décadas en el oficio, José Reveles recordaba en un chat con los lectores de la edición de internet de El Universal, el pasado 24 de mayo: “(Ismael) ‘El Mayo’ (Zambada) se lo dijo a Julio Scherer (en una polémica edición de la revista Proceso), claro, a su conveniencia, como enviando el mensaje de ‘ni me persigan porque ahí vienen otros’. (Por eso) es fallida la estrategia de ‘descabezar’ cárteles. Hay que pegarles en la base financiera, en los apoyos políticos y económicos, que los tienen, y eliminar la corruptela oficial”.

El poder económico de los grupos de la delincuencia organizada, que son auténticas empresas trasnacionales que hacen millonarios negocios simultáneamente en varios continentes, y su capacidad de corromper desde policías de línea hasta altos mandos de corporaciones de seguridad, parecen seguir siendo dos pilares casi intocados en la lucha (la “guerra inútil” le llama Reveles) que sostiene la administración del Presidente Felipe Calderón contra los grupos del narcotráfico que han extendido sus tentáculos y sus intereses económicos hacia otros territorios muy lucrativos, al amparo de la corrupción.

Que había más de siete millones de dólares en las propiedades que fueron “aseguradas” al ahora muerto Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal, tras el operativo militar del jueves pasado, es algo que a simple vista parece espectacular. Pero ¿qué representa esa cantidad si se le mira a la luz de las fortunas que han amasado los principales jefes del narco mexicano, y que se miden en miles de millones de dólares anuales en los circuitos de la droga, el secuestro, el contrabando? ¿Para cuántos sobornos alcanzan esos siete millones de dólares, si hay jefes policiacos municipales que son controlados con unos miles de pesos mensuales para que mantengan a sus elementos a raya, mirando para otro lado mientras los delincuentes se enseñorean en regiones enteras y se dejan ver a todo lujo en las plazas públicas?

Hoy son unos, mañana serán otros cuyos nombres apenas asoman en el elenco de los jefes, de los tomadores de decisiones que han escalado en la jerarquía. ¿Cambiarán las cosas en Jalisco y sus estados vecinos por la desaparición de “Nacho” Coronel? En entrevistas con los medios, el secretario de Seguridad, Luis Carlos Nájera, evita caer en la tentación de que a cada golpe, dado o recibido, hay que hablar de nuevas estrategias.

“Ésta (la muerte del capo) es una variable nueva que se tiene que sumar, pero nosotros ya la teníamos contemplada desde que iniciaron algunas incursiones al principio de la administración (…) esto no tiene que cambiar la forma de trabajar”.

En la lista de pendientes de esta lucha siguen quedando las estructuras financieras que todo lo compran, y los malos elementos (policías, investigadores, fiscales, mandos corporativos, jueces…) que se venden. Lo dice José Reveles, autor de “El cártel incómodo”, su más reciente libro: “No hay narcotráfico, ni delincuencia organizada sin nexos de protección, de corrupción con el Gobierno”. Y como advierte el alcalde de Tlaquepaque, Miguel Castro Reynoso: hay que indagar, para taparlos, dónde están los “boquetes informativos” que permiten a los narcos moverse a su antojo durante tanto tiempo.

(vwario@hotmail.com)

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