Viernes, 22 de Noviembre 2024
Jalisco | Pergeño por Víctor Wario Romo

El PRI, el “tapado”, el nuevo boss

Espero que nadie haya salido a medio vestir de su casa para apostar una pequeña fortuna por la candidatura de Del Mazo

Por: EL INFORMADOR

Hace tiempo que no me despertaba en un fin de semana por el sonsonete de un conductor de radio que daba noticias sin parar. El sábado pasado, antes de las 06:00 horas, me ocurrió: un periodista de una radiodifusora del D.F. leía las notas del día. No resistió la tentación y se salió del guión para aventurar que “es un hecho, ya ni le mueva” —aconsejaba a los madrugadores radioescuchas— el domingo 27 sería ungido como candidato del PRI a la gubernatura del Estado de México el alcalde de Huixquilucan, Alfredo del Mazo Maza.

Su razonamiento —el del conductor— era de lo más simple: a Del Mazo (hijo de un ex gobernador del Edomex, que en su momento fue aspirante presidencial) “lo conoce toda la población mexiquense”, mientras que al otro finalista, Eruviel Ávila, alcalde de Ecatepec, “apenas lo conocen en su municipio, y no todos, si acaso la mitad de sus habitantes”. Así de fácil, como si la elección del candidato se fuera a decidir en una consulta ciudadana, o por la aceptación de la población abierta en una determinación partidista.

Espero que nadie haya salido a medio vestir de su casa para apostar una pequeña fortuna por la candidatura de Del Mazo con base en las predicciones de ese periodista, porque habría perdido su dinero de una manera lamentable. En unas cuantas horas la contundencia del vaticinio se derrumbó y el alcalde de Huixquilucan simplemente agachó la cabeza, hizo la genuflexión ante su jefe, el gobernador Enrique Peña Nieto. Quedó despejado el camino y el ungido resultó Ávila, ése a quien apenas conocen en el municipio que gobierna.

Desde el derrumbe del presidencialismo priista, que comenzó a labrar Ernesto Zedillo, quien se afanó en desdeñar a su partido, los gobernadores son los nuevos jefes políticos de su comarca; sobre todo los del tricolor, que al quedar desembarazados de la tutela o las imposiciones del presidente, se han adueñado de los estados para hacer y deshacer a su antojo, siempre con los bolsillos llenos de dinero público para dar y repartir. A nadie le asusta ya que un gobernador —lo hacen todos, sin importar el partido al que pertenecen— impulse a su “delfín” y haga todo lo lícito e ilícito para llevarlo a ganar la elección, que le suceda en el cargo y le cuide las espaldas. No todos lo han logrado en los últimos 10 años y entre los ejemplos recientes están Mario Marín en Puebla, Ulises Ruiz en Oaxaca, Amalia García en Zacatecas o Zeferino Torreblanca en Guerrero.

En ese contexto, lo que ocurre en el Edomex confirma que el PRI se ha refugiado en las cavernas en las que alguna vez habitó. A nadie en ese partido le escandaliza que Peña Nieto reviva al “tapado”, que manipule a los aspirantes, que despilfarre el presupuesto público en cultivar su imagen, que mangonee a todo mundo en la dirigencia tricolor, que imponga personas y decisiones. Es el nuevo boss y va por la candidatura presidencial y todo cuanto esté a su alcance. Como actor secundario en esta farsa, Del Mazo ya puede ir escribiendo sus memorias desde la abyección.

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