Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah El Concilio de Rabastán ¿Existe vida después del Mundial? Por: EL INFORMADOR 12 de julio de 2010 - 05:07 hs En Rabastán, el rey Humahud III, el más generoso y piadoso que haya conocido la región, convocó a una reunión urgente de teólogos. Logró una convocatoria espléndida, al grado que nadie dudó en calificarla como el concilio ecuménico más importante de la historia reciente (quizá sólo la reunión de Poros en el siglo II fuera comparable en número, pero el desarrollo de la teología en aquellos años era demasiado precario como para ser considerado realmente un concilio ecuménico). A la convocatoria asistieron teólogos musulmanes, brahamanes, católicos (romanos, ortodoxos y protestantes) budistas de la tradición nipona, hindúes, tres judíos (incluidos sefardíes) y un rastafari (la inclusión de este último desató una gran polémica, pues al no existir una sistematización que pueda considerarse cosmovisión, alegaba el imán Al-Jair Ben Jalad, tampoco puede existir una teología). Humahud III inauguró el Concilio con un discurso, bien escrito y bien leído, en el que hizo énfasis en la trascendencia de esta reunión y planteó la pregunta central a debatir: ¿existe vida después del Mundial? La discusión se desarrolló con gran calidad de debate. El obispo de Rimini fue el primero en polemizar, pues defendió doctamente la visión de los católicos romanos: “si es Dios, el creador del universo y único dador de vida, la ausencia o presencia del mundial resulta intrascendente”. El rabí Samuel Greisinky, argentino de origen lituano, rebatió al obispo católico sosteniendo que el problema estribaba justamente en la visión tan corta de la teología romana a quienes, dijo, la interpretación literal de las escrituras ha llevado a grandes yerros históricos y por consiguiente, teológicos. Una vez más el imán Al-Jair Ben Jalad llevó las cosas al extremo, rebatiendo tanto al rabí como al obispo su interpretación libre de las escrituras. La reunión estuvo a punto de fracasar por el encasillamiento de la discusión en estas tres religiones en torno a la correcta interpretación de sus escrituras. Por suerte, el maestro Sun, del monasterio de Kiong, logró romper el círculo vicioso y planteó una visión distinta: “si entendemos cada Mundial como un ciclo, dijo, entonces es claro que después de cada uno existe la posibilidad de renacer para el siguiente”. En un principio, el planteamiento del maestro Sun parecía resolver de raíz el problema, pero muy pronto se enfrascaron los teólogos en la discusión sobre si un jugador podría renacer o no en otro país, lo cual provocó agrias discusiones de carácter nacionalista, pues el argentino se negaban a aceptar que sus jugadores pudieran renacer como mexicanos: no es lo mismo nacionalizado que reencarnado. Quien solucionó el problema teológico fue nada menos que el rastafari, Bob Sinclair, quien, tras una larga fumada dijo: “si entendemos a Dios como un todo y a todo como Dios, entonces estaremos de acuerdo en que Dios es redondo, y que la máxima representación de Dios es un balón de futbol. El Mundial, al igual que Dios, no tiene principio ni fin, es un continuo. El final de un Mundial no es sino el inicio de otro y así hasta el infinito. Dios no es sino un círculo vicioso”, y volvió a fumar. Temas Diego Petersen Farah En tres patadas Lee También Silvia Pinal y el 'no' definitivo que le dio a Diego Rivera Las cartas que Diego Rivera le mandaba a Silvia Pinal Sociales: 21° Torneo Adolf Horn de American Chamber México | Capítulo Guadalajara NFL: Los Ravens dominan a los Chargers Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones