Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | Pergeño por Víctor Wario Romo

El 11-M nuclear

Una sacudida que trajo en segundos las peores pesadillas a los japoneses más ancianos, comenzó a esparcir destrucción y muerte

Por: EL INFORMADOR

“Me cuestiono si es bueno que este hombre sea primer ministro porque lo conozco bien”, escribe Nobuko Kan, de 64 años, en un libro sobre su esposo, el primer ministro Naoto Kan publicado el año pasado y que de inmediato se convirtió en un éxito de ventas.

Contraste brutal, la fortuna de la sonriente y afable primera dama, con la derrota que, unos días antes de la publicación del texto, sufriera el partido que lidera Naoto, un primer ministro atribulado que hoy enfrenta la peor crisis de su país después de la Segunda Guerra Mundial, a raíz del dantesco sismo y el sucesivo tsunami ocurridos el pasado viernes 11 de marzo.

El cataclismo en la principal isla nipona se produjo mientras los españoles lloraban a sus muertos al cumplirse un año más de la tragedia del 11 de marzo de 2004, cuando una serie de atentados provocaron explosiones en la red de trenes de cercanías en Madrid, y que dejaron cerca de 200 muertos.

En Japón el día ya había recorrido un buen trecho y millones de estudiantes dejaban las aulas, trabajadores y empleados hacían la pausa para comer y madres e hijos disfrutaban el descanso en casa.

Sobrevino entonces la tragedia. Una sacudida que trajo en segundos las peores pesadillas a los japoneses más ancianos, comenzó a esparcir destrucción y muerte, jaloneando violentamente grandes edificios, casas y comercios, y produciendo un batidillo con el agua del mar, la tierra de los cultivos, autos y barcos que se mecían como papirolas en un estanque agitado por la fuerza de un descomunal motor.

El tamaño del desastre todavía es incalculable. El primer ministro Kan dijo el fin de semana que el país sufrió el viernes 11 (otro 11-M) un desastre nacional sin precedentes, y prometió su mayor esfuerzo para salvar el mayor número posible de vidas, ayudar a los afectados y garantizar la seguridad nuclear. Porque ésa es una más de las malas noticias: la explosión en diversas plantas de energía nuclear tiene en vilo a los japoneses ante los probables efectos extendidos de la radioactividad. Mientras, 100 mil soldados participan en los rescates, con ayuda de 190 aviones y 25 barcos.

La señora Kan había sido irónica e implacable en su descripción sobre su marido, nacido en octubre de 1946, poco más de un año después de que terminara la Segunda Guerra Mundial que hizo añicos a Japón por la destrucción de la bomba atómica. Para la esposa del jefe de Gobierno nipón, éste carece del perfil de estadista necesario para liderar a una de las principales potencias del mundo.

En julio de 2010, el primer ministro, quien antes de la catástrofe del viernes registraba un bajísimo 20% de popularidad, tomaba con buen humor las críticas de su cónyuge: “Tengo a la oposición en casa”, decía divertido en declaraciones a la prensa internacional.

El libro es devastador desde el título: “¿Qué diablos va a cambiar en Japón ahora que tú eres primer ministro?”.

La pregunta se extiende hoy por todo el país oriental y no admite bromas. No sólo los japoneses, sino jefes de Gobierno de todo el mundo, capitanes de empresa y líderes sociales se lo preguntan. Nobuco Kan debe conducir a la nación del Sol Naciente a una nueva resurrección.

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