Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | Palestra 20 por Jorge Octavio Navarro

Después de ''Nacho'' Coronel

Personal de la Secretaría de la Defensa Nacional anunció ayer que en un enfrentamiento con soldados murió uno de los capos del cártel de Sinaloa

Por: EL INFORMADOR

Personal de la Secretaría de la Defensa Nacional anunció ayer que en un enfrentamiento con soldados murió uno de los capos del cártel de Sinaloa, Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal. Y la alarma cundió inmediatamente.

Antes, y no es novedad, mientras las autoridades estatales sostuvieron que Jalisco estaba en calma y en estados como Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Chihuahua la violencia creció dramáticamente, corrió la versión de que “Nacho” Coronel era una especie de garantía para que las cosas no empeoraran aquí. Datos más, datos menos, lo que siempre se dijo fue que mientras este lugarteniente del “Chapo” Guzmán fue líder de la plaza, mantuvo a raya y fuera del territorio a cárteles como Los Zetas y La Familia de Michoacán. La leyenda urbana se alimentó además de una noticia jamás confirmada o rechazada: “Nacho” Coronel fue aprehendido a mediados de mayo, pero casi inmediatamente liberado.
Hasta tarde, ayer no hubo imágenes del cadáver del narcotraficante, supuestamente baleado por soldados en un enfrentamiento ocurrido al mediodía.

El hecho, que debiera enmarcarse en un contexto policiaco, se politiza porque coincide (pero en política no existen las coincidencias) con la presencia en Guadalajara del Presidente Felipe Calderón. Justo antes de acudir a una cena exclusiva para inaugurar el estadio de Jorge Vergara —convite al asistieron todos los líderes locales de los negocios y la política—, Calderón recibió la noticia de que “Nacho” había sido abatido.

Pero una nueva como ésta, que debiera recibirse con satisfacción porque se trata de un triunfo de la legalidad sobre el crimen organizado, sólo mereció un pesado silencio.

¿Qué le espera a la ciudad y a Jalisco si al caer “Nacho” Coronel sucumbe también el hipotético muro de contención para los otros cárteles, que por sus acciones son considerados más crueles y agresivos? Ayer todavía no era de noche cuando todas las corporaciones policiacas en la ciudad (federales, estatales y municipales) se pusieron en alerta por amenazas de represalias.

Es previsible que la violencia aumente en los próximos días y aún más, que recrudezca la lucha entre grupos de criminales en la ya asumida pugna por el “reacomodo” de fuerzas delictivas, con los consabidos daños colaterales que alcanzan a personas ajenas al narcotráfico.

¿Cuál es la opción para los ciudadanos en una ciudad que se ha negado a militarizarse? Sus propias fuerzas policíacas.
Si las llamadas “columnas de seguridad” recibieron críticas, encaramos el trance de apoyarlas. Pero los gobiernos metropolitanos, que avanzaron lentamente en acuerdos de seguridad entre ellos y con el Gobierno estatal, deben acelerar el proceso y destinar de inmediato más recursos humanos y económicos para el mejor desempeño de las policías. Se consumió el tiempo de llamar a los convenios y llegó la cita para la acción. Las autoridades locales deben aprender de los errores cometidos en otros lugares del país, porque los criminales no se detendrán.

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