Jalisco | Al revés volteado por Norberto Álvarez Romo Defender el espacio público Es un sentimiento ampliamente compartido aquí, que la calidad de la vida en Guadalajara está cada vez más afectada en forma negativa por un crecimiento urbano desordenado y caótico Por: EL INFORMADOR 31 de agosto de 2010 - 03:51 hs Las ciudades también pasan por sus etapas de nacimiento, formación, madurez y decadencia; hasta su inevitable fin. Así tenemos ruinas arqueológicas dispersas por todo el mundo dando testimonio del paso de otra gente y sus peculiares usos, costumbres y ocurrencias. A su propia manera, allí vivieron generaciones hasta que su cadena perdió el último eslabón por algún acaecer que los llevó al callejón sin salida, o la ocupación de otros prójimos acaparadores de sus riquezas y parásitos de sus valores. Lo nuevo se construye sobre las cenizas de lo caduco o de lo conquistado. Es un sentimiento ampliamente compartido aquí, que la calidad de la vida en Guadalajara está cada vez más afectada en forma negativa por un crecimiento urbano desordenado y caótico que ha rebasado la capacidad y voluntad de su población y de sus autoridades y líderes civiles. Desde hace rato se ha despistado el crecimiento urbano de una manera descontrolada, incongruente y precipitada. Allí están los ejemplos del caos vial y las agresiones sobre el paisaje urbano perpetradas en los espectaculares y el grafiti, en la invasión de los franeleros, en el ruidajal pum-pum-pum de los autos cholos, en el estado infernal de las banquetas, en muchos etcéteras. No en balde se llega a cuestionar el fruto de tanto dinero que se le vierte, año tras año, para que los funcionarios visiten otras urbes “modelo” del mundo con el pretexto de aprender de sus experiencias y traer acá sus soluciones; en la jactancia de que los remedios de nuestros males serán necesariamente encontrados fuera de aquí, en tierras de Extranjía. Durante varias décadas, las mismas ciudades han sido visitadas múltiples veces por múltiples personajes. Cada vez son caras nuevas en los mismos puestos públicos (o viceversa) y con los mismos pretextos reciclados. Esos viajes becados sirven más bien para deleitar a los peregrinos electos en turno, quienes, desde luego, reconocen maravillas en aquellas admirables ciudades que se desarrollan de una manera que aquí no hemos podido imitar bien todavía. Igualmente, nuestra ciudad también ha sido visitada por representantes de otras metrópolis buscando aprender lo que les pudiera servir y promoviendo aquellas prácticas suyas que podrían encontrar tierra fértil aquí. Particularmente, en 2003, desde Bogotá, Colombia (que llegó a ser considerada la ciudad más violenta del mundo), vinieron a compartir su experiencia en el desarrollo urbano moderno. Entonces sobresalieron el modo audaz de cómo gestionan sus reservas territoriales públicas para orientar bien el desarrollo urbano y la responsabilidad pública en la organización del espacio público, incluyendo las áreas preferenciales dedicadas para el transporte colectivo. Sin embargo, de aquella visita sólo nos ha quedado aquí la animosa implantación del modelo bogotano del transporte público puesto sobre la Calzada Independencia. No obstante, quizás lo que podría haber sido de mayor utilidad para nosotros quedó un tanto olvidado por las personalidades locales, quienes se distrajeron más entre los fierros y las ruedas del negocio transportista. Me refiero a una institución bogotana substancial para el pleno rescate de la ciudad y con una encomienda realmente loable: La “Defensoría de Espacio Público”, cuya misión es “contribuir al mejoramiento de la calidad de vida en Bogotá, a través de una eficaz defensa del espacio público, de una óptima administración del patrimonio inmobiliario de la ciudad y de la construcción de una nueva cultura del espacio público, que garantice su uso y disfrute colectivo y estimule la participación comunitaria”. A partir de su “Plan de Desarrollo Económico, Social y de Obras Públicas”, se estableció como componente clave del programa “Ciudad a Escala Humana” la creación de esta entidad oficial para la defensa y administración del espacio público, concebida para desarrollar acciones para el uso y recuperación de todo el espacio público urbano, incluyendo la organización de campañas cívicas y educativas para defender, recuperar, proteger y ordenar el espacio público. Un espacio que se les había convertido en infierno inaguantable. Como empieza a serlo aquí. La ONU nos advierte “dejar a las generaciones futuras por lo menos tantas oportunidades como las que hemos tenido para nosotros”. Aquí más bien les pasamos las facturas de nuestras tonterías urbanas a los que vienen después. Por ello, una institución seria, como ésta, una defensoría del espacio público bien dotada de instrumentos y herramientas, quizás estaría entre los mejores legados que les podríamos dejar a nuestras siguientes generaciones. Temas Al revés volteado Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones