Martes, 08 de Octubre 2024
Jalisco | La Romería a través del tiempo

Danzas que van más allá de la devoción

Los bailes indígenas que se observan en la ceremonia han variado durante 500 años y son manifestaciones que evocan nuestros orígenes

Por: EL INFORMADOR

Los danzantes portan indumentaria tradicional que los distingue por grupos. EL INFORMADOR  /

Los danzantes portan indumentaria tradicional que los distingue por grupos. EL INFORMADOR /

GUADALAJARA, JALISCO (11/OCT/2010).- La presencia de danzantes es una imagen infaltable en la fiesta de la Romería. Los bailes que se observan en lo que se conoce también como “La llevada de la Virgen” forman parte fundamental del recorrido en el que también se escuchan cantos y oraciones de miles de católicos que inician el peregrinaje en la Catedral Metropolitana y concluyen en la Basílica de Zapopan.

La investigadora de Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Renée de la Torre Castellanos, quien ha realizado diversos estudios en el campo religioso analiza todos los ángulos del significado de las danzas en la Romería, que tiene sus inicios en 1734, cuando la Virgen de Zapopan fue nombrada patrona de Guadalajara.

De acuerdo a las investigaciones que ha llevado a cabo hay varias connotaciones de las danzas indígenas que se pueden apreciar este 12 de octubre.

“Es una expresión ciudadana que nos hace recordar nuestras raíces indígenas a partir de vestirse como tal, rescatar y mantener ciertas tradiciones de los rituales en el momento contemporáneo. Además de alegrar la fiesta, es también un acto devocional y muchas veces de arte en el sentido de hacer una manda, es decir, a través del esfuerzo que representa la danza agradecerle a la virgencita todo lo que les ha brindado a través del año, su protección, su ayuda y es una manera de agradecer con el cuerpo toda la fe a la Virgen. Y también los danzantes se asumen como guardianes de la Virgen, es una especie de ejército que está ahí para proteger que no haya ningún atentado a la imagen de ella”.

Entre los danzantes existen una gran variedad de grupos que se distinguen unos de otros, algunos que emergieron en territorio jalisciense y otros fueron adoptados.

“Hay danzas mestizas urbanas, aztecas, concheras, los que parecen apaches, pero también hay los que están ligados a los pueblos indígenas y que recrean el folclor de Jalisco como es la danza de los tastoanes, que es propia de Jalisco, alrededor del Santo Santiago, y que obviamente es un sincretismo –todas son sincréticas- por eso se dan en el marco del catolicismo sino se darían en otro tipo de celebraciones. También está la de los Sonajeros de Tuxpan, que es una manifestación del pueblo indígena que quedó dentro del Sur de Jalisco, y que tiene una cantidad de fiestas y tiene su propia danza”.

Pero aparte de ser una manifestación de alegría, tiene un significado bélico y hasta chamánico.

“La danza era una manera de celebración indígena, pero también era un rito de guerra y chamánico; cuando llegaron los españoles conquistadores y los frailes quisieron prohibir muchas de esas prácticas pero permitieron la danza porque en España también había fiesta y danza alrededor de las imágenes católicas, e incluso impusieron que a través de la danza se escenificara el triunfo de los frailes católicos y los conquistadores, y eso se llamaban danzas de conquista. Pero detrás de eso se mantuvieron muchos significados indígenas que son una especie de simulacro igual que lo que es la Virgen de Guadalupe, detrás de ella se mantiene el significado de Tonatzin, detrás de las danzas concheras aunque son totalmente urbanizadas y mestizadas hay muchos elementos de tradiciones otomíes, y uno puede crear esta analogía con la comparación de qué es lo que practican los indígenas otomíes, entonces no solamente es una imposición, sino una resistencia cultural que durante 500 años se han mantenido trozos de lo que fueron las tradiciones indígenas, pero ninguna completa porque son 500 años de imposiciones católicas”.

La procesión a través del tiempo

Guadalajara se había inundado, luego vinieron las epidemias y las muertes. Como se usaba en 1734, la gente pidió al ayuntamiento que trajera a la Virgen de Zapopan para pedir su intercesión y que las calamidades cesaran “y como, de acuerdo a los testimonios de la época, la gente experimentó la seguridad, la confianza y el alivio, así prometió Guadalajara seguirla trayendo cada año y de ahí nace que la gente en forma de gratitud la acompañara en su regreso”, narra el historiador y sacerdote Armando González Escoto.

La Romería comenzó de una forma espontánea, de acuerdo con el presbítero. Las ceremonias oficiales para despedir a la Virgen eran organizadas por el Gobierno y la Diócesis la cual consistía en una procesión y una misa dentro de la ciudad. Al día siguiente dos regidores del ayuntamiento y dos canónigos se llevarían la imagen en un carruaje de caballos, cuando era inminente su partida, en noviembre de 1734, la gente de la ciudad no permitió que la imagen regresara sola. Desenganchó los caballos y se llevó en vilo el carruaje hasta Zapopan. Así comenzó la primera Romería.

En la Independencia, cuando el Ejército Insurgente nombra a la Virgen “Generala de Armas”, éste la acompaña de Guadalajara hasta Zapopan así hasta la Guerra de los Tres Años, con las Leyes de Reforma y la separación Iglesia-Estado.

Como consecuencia de las Leyes de Reforma, al prohibirse las procesiones públicas, la Romería se mantuvo “sólo que la imagen de la Virgen iba encerrada en una urna de madera y no se podía ver, pero la gente sabía que ahí iba la imagen e igualmente la Romería se realizaba como se había hecho, a pie”, señala el historiador.

Así se mantuvo hasta 1942 cuando se sacó la imagen de la urna de madera y se puso en un exhibidor de cristal, como ahora la conocemos.

En 276 años ha cambiado el paisaje urbano, la ruta y la gente se ha organizado. “Recuerdo muy bien como era la Avenida Ávila Camacho, no había ni una casa de Federalismo en adelante, eran puros paredones donde la gente se subía para ver pasar a la Virgen. De Mezquitán en adelante era campo traviesa y recuerdo, como en mi caso, se hacía tarde e íbamos correteados porque ya había pasado la Virgen y había que alcanzarla atravesando el campo y arroyos”, cuenta González Escoto.

“Han cambiado los caminos. Por una época era por el camino de Mezquitán, Atemajac, Zoquipan; otra época fue por donde era el Algodonal, hoy el barrio de Santa Teresita, que después se convirtió en Avenida de las Américas y seguía por Vallarta y el camino viejo, hasta que el gobernador González Gallo hizo construir la Avenida Ávila Camacho para la Romería”, recuerda el presbítero.

El historiador también apunta que con el tiempo los feligreses se han ido organizando, y lo que era un acto espontáneo de la gente de salirse de sus casas y acompañar a la Virgen, ha sido convertido en una ceremonia integrada por danzantes, los gremios de la ciudad y las cofradías de las iglesias.

Para saber

 La Virgen la trajo un misionero de Michoacán, de la región de Pátzcuaro, en 1530. La imagen tiene 480 años.

El gusto por danzar está en la sangre


Hace 20 años que Juan Manuel Ruíz danzó por primera vez en la Romería de la Virgen de Zapopan. Desde su infancia su abuela, Dolores Galindo, llevaba a él y a sus hermanos a ver pasar a La Zapopanana. Ahora, a sus 35 años dice que es agotador danzar y portar su vestuario durante todo el trayecto en el que acompañan a “La Generala” para llegar a su altar.

Motivados por su fe a la Virgen de Zapopan, Juan Manuel y su hermana Verónica empezaron a danzar cuando tenían 15 y 17 años respectivamente, sin que su mamá, doña Lupe, lo supiera. Con el apoyo de su abuela formaron su propio grupo al lado de otros cuatro danzantes, al que llamaron Ritual Azteca Aztlán.

Tiempo después doña Lupe dirigía el Grupo Maíz, en el que se dedicaba a rescatar las tradiciones y raíces de culturas prehispánicas. “Cuando entró ella en ese movimiento fue cuando dijo: bueno los voy a poyar porque inconscientemente ustedes también están rescatando la cultura de los antepasados. Ni que pensar que ella fuera a danzar”, comenta Juan Manuel.

Recuerda que él empezó a danzar por gusto y después lo hizo como una ofrenda a Dios. Este año además de danzar para acompañar a la Virgen a su basílica, el propósito es que Dios proteja a su esposa, a quien le diagnosticaron cáncer. “La intención que llevo es más fuerte. Yo cuento con tres niños. Le estoy pidiendo con mucha fe, con muchas ganas, con todo el corazón, que me eche la mano ahorita que la necesitamos”, confiesa.

Debido a este y otros problemas de salud que enfrentan varios integrantes de la familia Ruiz, la danza Ritual Azteca Aztlán en 2010 omitió los ensayos que hacían todos los años en la esquina de las calles José María Vigil y Federalismo, afuera del mercado de Mezquitán, ubicado frente del panteón que lleva el mismo nombre.

Él cree que ese gusto por mover el cuerpo ya lo traía en la sangre, pues su abuela, quien era una indígena Otomí, acostumbraba desde niña a ofrecer un baile “al de arriba” en las ceremonias de su comunidad, como símbolo de gratitud, “entonces de alguna manera ya lo traíamos en la sangre. Nos platicaba que nuestro abuelo era un indio grandote, fuerte y de pelo largo que bailaba”, concluyó.

Danzar el 12 de Octubre no sólo se trata de mover los pies una y otra vez en el mismo lugar o de caminar descalzos. Para Juan Manuel significa un baile en el que demuestra su fe. “Danzar tiene un sentido espiritual muy profundo y de fe, hoy más que otros años porque a mi esposa la operaron y le diagnosticaron cáncer. Ni de chiste debo de faltar”. Lamenta que algunas personas relacionen la danza con drogas o alcohol porque eso le resta sentido a su labor, la cual describe como: “estar bien con Dios. El fondo de la danza es retomar un camino claro y de luz. Vamos a danzar con devoción. Si los jóvenes van a entrar a danzar que lo hagan con respeto, con disciplina y con el corazón en la mano”.

Transporte a un mundo mágico

Jorge Rodríguez danza al lado de los hermanos Ruíz desde hace 14 años. Describe que después de danzar varias horas se transporta a otra dimensión, a otro nivel espiritual. “Puedes pasar horas danzando porque sabes manejar la energía que se genera en la danza. Es un mundo mágico que sólo se puede comprender cuando se vive”, apunta Juan Manuel Ruíz y también comenta que existe un nivel en el que el cuerpo ya no da más: “pero si tu espíritu es fuerte, brincas al otro lado y sigues danzando como esté el sol, si no has tomado agua o si no has comido, eso es lo de menos, tu cuerpo sigue y viene la transformación”.

Juan Manuel asegura que quienes lo han visto danzar, en reiteradas ocasiones le han comentado que ven cómo su rostro cambia de aspecto. “En Zapopan un señor grande de edad me dijo: yo te observé desde que empezaste a danzar y noté cómo tu cara se fue cambiando. Yo te vi como de mi edad”.

Platica que una maestra que estudia “este tipo de tradiciones” le dijo que, de acuerdo a su fecha de nacimiento, el calendario Azteca señala que su nombre corresponde a Huehuecoyotl, que significa “coyote anciano”, razón por la cual supone varias personas le han dicho que: “parezco viejito durante la danza”.

Durante los 20 años que tiene este grupo de danzantes, su esplendor se dio en la Romería 2002, año en el que más personas se unieron a Ritual Azteca Aztlán y se conformó una especie de colectivo en el que se sumaron más de 200 danzantes de comunidades indígenas y turistas extranjeros, que visitaron ese año la Sierra Huichola. “Fue algo espontáneo, no nos lo esperábamos. Un día danzamos con los wirráricas y al Marakame (chamán huichol) le gustó la energía que se movió en su ritual, a pesar de que ellos son muy celosos en sus rituales, y en la siguiente Romería ellos nos acompañaron”, recuerda.

Con el paso de los años la danza ha ido perdiendo a sus integrantes. Una de las principales razones es que las mujeres que formaban parte de ésta se cambian de domicilio. “Se casan y sus esposos ya no las dejan danzar o se cambian de casa y ya viven lejos y no pueden venir a ensayar hasta acá. La mayoría del grupo eran mujeres, sólo éramos como tres hombres”. Aunado a esta razón, Juan Manuel lamenta que los vecinos del barrio de Mezquitán no se interesen por unirse a esta actividad. Actualmente esta danza está conformada sólo por doce personas.

Hoy se dormirán por muy tarde a las 22:00 horas, para despertarse al siguiente día a las tres de la mañana para prepararse y comenzar a danzar a las seis de la mañana en completo ayuno hasta llegar a la Basílica de Zapopan.

Guadalajara desplegará mil 200 policías

La Secretaría de Seguridad Ciudadana de Guadalajara anunció que desplegará un operativo con mil 200 policías para resguardar a los visitantes a la próxima edición de la Romería, durante la cual contará con las labores de videovigilancia que se desarrollan desde su Centro de Comunicaciones y Observación Electrónica (Cecoe).

Al haberse ordenado el acuartelamiento de la corporación para los días lunes 11 y martes 12 de octubre, la Secretaría contará, por lo tanto, con todo su estado de fuerza a disposición para reaccionar ante cualquier imprevisto.

El operativo inicia formalmente a las 16:00 horas de hoy y concentrará las labores de vigilancia en los espacios públicos y turísticos donde concurre el mayor número de visitantes y participantes en la procesión religiosa.

Aunque la Secretaría de Seguridad Ciudadana tiene prevista la realización de revisiones aleatorias en el contingente para descartar la presencia de personas que presenten alguna actitud que despierte sospechas, no se implementará el mismo cerco ni los filtros exhaustivos que los tapatíos conocieron para la celebración del Día de la Independencia, cuando los chequeos se implementaron para cualquiera que ingresara al primer cuadro de la ciudad.

Para la Romería además la Policía tapatía contará con sus 12 torres de vigilancia movibles desde las cuales se puede tener una vista panorámica de la procesión, estarán instaladas en los puntos considerados estratégicos por la autoridad, así como en los de mayor concentración, como la Glorieta de La Normal, en Federalismo y Ávila Camacho, en las cercanías de la Catedral de Guadalajara y la Explanada del Instituto Cultural Cabañas.

En el Palacio Municipal de Guadalajara se encontrará el centro a donde las personas podrán acercarse para recibir atención en caso de que suceda algún extravío de menores. Ahí mismo estará el centro de mando de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, por lo que también se podrá solicitar el auxilio de la Policía.

A los mil 200 policías tapatíos se integrarán 125 elementos de la Dirección de Bomberos y Protección Civil, aunque la tarea prioritaria de estos será la revisión de los comercios que se instalan con motivo del evento religioso, y para los que está prohibido la utilización de tanques de gas u otras sustancias que resultan riesgosas para el evento, como la pólvora.

Para este tipo de operativos la Policía de Guadalajara hace uso de sus distintos grupos como lo son: Gama, motociclistas, Libras, ciclopolicías, Guardabosques, Lobos, para la reacción inmediata y oficiales a pie.

Esta es la distribución que tendrán los policías de Guadalajara durante La Romería: 95 en Zona Centro; 98 en Zona 1, 163 en Zona 2; 48 en Zona 3; 46 en Zona 4; 106 en Zona 5; 61 en Zona 6; 75 en Zona 7 Alfa; 59 en Zona 7 Beta; 59 guardabosques; 52 en Cecoe; 69  Libras, 105 Lobos, 30 DARE, 96 en cuartel y 45 Gamas.

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