Viernes, 22 de Noviembre 2024
Jalisco | Los agricultores jaliscienses necesitan proyectos en asociación

Da pasos atrás el sector rural por falta de trabajo en equipo

El secretario federal de Agricultura acepta, en entrevista, los retos urgentes en el ámbito agropecuario, pero anota que hay alta producción

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA,JALISCO.- El campo jalisciense y el del país en general, “requiere de catedrales y no de capillas”, que detone proyectos de gran alcance en los mercados interno e internacional, para que con ello México avance en la competitividad que ha perdido ante otras naciones latinoamericanas que han tomado ventaja como Brasil y Chile, expone el titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería , Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Francisco Mayorga Castañeda.

A juicio del funcionario –único jalisciense en el gabinete federal, sucesor en el cargo de Alberto Cárdenas Jiménez–, el agro mexicano adolece entre sus actores de una cultura de asociación productiva y esto impide mejorar la competitividad. También reconoce que las instituciones oficiales tienen el reto de enmendar sus errores en el ejercicio del gasto público, lo que es motivo de ineficiencia en la aplicación de recursos, pues se cae en la duplicidad de funciones.

Mayorga Castañeda, quien ya fue titular de la Sagarpa en la última etapa del sexenio pasado, afirma que en la revisión a fondo del programa Procampo, se iniciará una reorientación de subsidios; augura que se tendrán nuevas normas de calidad en varios productos, como la carne y la leche, y adelanta que aún es incierto el tiempo en que se lance al mercado el maíz transgénico que se pretende cultivar en el campo mexicano.

– ¿Cómo percibe la situación del campo Jalisco, sobre que todo que hay proyectos pendientes de concretar para alcanzar mayor agregado en la carne y la leche, como el rastro Tipo Inspección Federal (TIF) de Acatlán de Juárez y un planta deshidratadora de leche en  Los Altos?

–  Hace falta construir algunas obras grandes, como ese rastro TIF. En cuanto al tema de la leche, no acaba de cuajar la iniciativa para tener esquemas de deshidratación.  A veces no se necesita construir nada nuevo, simplemente aprovechar lo que ya existe pero a partir de un entendimiento de los productores de cómo funcionan los mercados.
Si el agricultor o ganadero no entiende cómo funciona su mercado, muchas veces quiere resolver las cosas a base de subsidios o de construcciones de activos y no siempre es la solución. Falta una cultura más generalizada y amplia de aspectos comerciales, financieros y administrativos. Falta una cultura sólida de asociacionismo, para la posibilidad de grandes proyectos. Si no, cada quien tiene su capilla (pero) necesitamos construir catedrales. Necesitamos proyectos con impacto nacional o internacional, como lo hacen países latinoamericanos que nos han tomado la delantera, como Brasil y Chile.

– ¿Ya se definió la aportación federal para el rastro TIF de Acatlán?

–  No. El rastro ha sido polémico, lo ha impactado la crisis económica. Sin embargo, sus accionistas no han dejado de honrar sus compromisos en tiempo y forma. Se está sumando al proyecto la Unión Ganadera de Nayarit; entonces es posible que se convierta en un proyecto regional y eso sería magnífico. Se haría una integración regional más sensata en términos de economías de escala y de eficiencia en el gasto público.

– ¿Qué tanto ha avanzado o se ha rezagado el campo de Jalisco?

–  Como en todo, hay claroscuros. No todo, ni todo retrocede. Hay temas evidentes de avance, como la agricultura protegida (los invernaderos), como lo hacen la familia de las berries: frambuesas y zarzamora. El aguacate también crece, como también lo hacen las zonas del maíz que tienen ventajas agroclimáticas. Se quedan atrás las zonas marginales. Se especializa la agricultura por sector y por región. Hay sectores muy golpeados como el porcícola, donde está en desaparición la porcicultura familiar. El problema de Jalisco a grosso modo es el poco valor agregado. Se genera gran volumen en productos pecuarios y hortalizas y frutas especializadas, pero con poco grado de transformación. El rastro de Acatlán transformaría la ganadería bovina y le abriría un horizonte internacional que hoy no tiene.

–  En el nivel nacional, ¿cuáles son las fortalezas y debilidades del campo?

–  Las fortalezas suponen que sigue el crecimiento a pesar de los problemas. A pesar de los pronósticos catastrofistas ante la liberación de aranceles en 2008, ningún producto ha dejado de crecer, ni siquiera los que se consideraban vulnerables, como el maíz y la leche. Los productos de exportación han incrementado su presencia exterior.

En cuanto a las debilidades, se incrementa el deterioro ambiental del campo y hay gran ineficiencia en el gasto público.

– ¿Qué se hace para contrarrestar la ineficiencia del gasto público?

–  Está en marcha un programa muy acucioso de la depuración del padrón del Procampo (un programa que implica al año un cargo al erario de 16 mil millones de pesos). Esta depuración implicará el empleo de herramientas de vanguardia, como microfilmación de documentos, fotografía satelital y geoposicionadores; tiene apoyo financiero del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo y permitirá saber con precisión el estado actual de 14 millones de hectáreas que son apoyadas y su relación con los tres millones de usuarios del padrón vigente.

Esta depuración puede determinar las tierras que ya no son de uso agrícola, ya sea porque ahora son zonas urbanas. Incluso puede tenerse información que facilite saber si recursos oficiales han sido desviados para fines distintos al objetivo del Procampo. De hecho, ya se tiene la norma de que cualquier superficie destinada a cultivos ilícitos, automáticamente se de baja del padrón.

 Hay que revisar la actuación de todas dependencias oficiales integradas  en el Programa Especial Concurrente destinado al campo. En ocasiones, recursos operados por la Secretaría de Economía, como Fonaes y el Fondo Pyme, incurren en acciones que tienen que ver con la actuación de la Sagarpa, como la compra de animales vivos y el financiamiento a las agroindustrias, por citar algunos casos.

– ¿Los tratados comerciales internacionales han perjudicado o beneficiado al campo?

–  En general, estos tratados han sido para bien, porque han propiciado que el país y el sector agroalimentario se beneficien con la entrada de inversiones, capacitación y tecnología.

– ¿Cómo afecta la decisión de que en el campo mexicano se produzcan organismos genéticamente modificados, como el caso del maíz?

–  Aunque ya se liberaron algunos permisos, aún nos falta un camino largo. Hemos recibido una serie de demandas de algunos actores inconformes. El tema sigue siendo polémico. No hay que cantar victoria. Sólo se dio un paso más en el caso del maíz. En el caso de otras especies, como el algodón, la canola y la soya, la tecnología se va haciendo más común y se va adaptando. La biotecnología es un herramienta que el país no puede darse el lujo de ignorar o menospreciar. Sigue la polémica en torno al maíz… es aún impredecible saber cuándo habrá maíz comercial transgénico producido en México. Los experimentos están en marcha, faltan varios obstáculos por salvar.

–  Usted  ha sido crítico de que la falta de normas de calidad perjudica a los productores nacionales ante la competencia extranjera. ¿Qué se pretende hacer al respecto?

– En seguimiento a los acuerdos tomados en Guadalajara en agosto pasado, durante las visitas de los mandatarios de Estados Unidos y Canadá, estuvimos en Washington recientemente para trabajar en conjunto los equipos técnicos con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y la Administración de Drogas y Alimentos (FDA), en materia de normas de calidad y de seguridad, las normas fito y zoosanitarias en materia de homologación de normas.

A  nivel  interno, hay estrecha relación con la Secretaría de Economía, para ajustar normas de calidad. Tenemos que empezar con cárnicos y lácteos. Ahí están los problema de inequidades en el comercio y mucho de las inequidades en las cadenas productivas. En el cerdo, la pierna y la espaldilla son casos muy importantes. En los lácteos hay que regular los yogures y los quesos, además de la revisión de las normas de la leche, son temas de tareas pendientes.
Hay apertura para que  los avicultores, los porcicultores o cualquier grupo organizado de productores agropecuarios que pretenda elaborar normas para su sector, lo pueda hacer. Esto es una noticia excelente y ahora la pelota está en la cancha de los productores.

Hemos dado peleas equivocadas. Una cosa son los trámites y otra son las normas. Lo que el Gobierno federal quiere es la eliminación de trámites. Pero hay conciencia de que debemos tener normas. No hay que multiplicar los costos al particular por disposiciones arbitrarias del gobierno. Tanto las Secretarías de Agricultura, como de Economía, buscan que haya normas para un comercio equitativo entre los productores y el consumidor.

PERFIL

FRANCISCO MAYORGA CASTAÑÉDA
Nació en Guadalajara, el 17 de abril de 1951.
Economista egresado del ITAM.
Empresario del Grupo Nueva Galicia, corporativo que agrupa a varias empresas forrajeras, ranchos de engorda, porcicultura y distribuidores de agroinsumos.
Ex vicepresidente de la Concamin.
Ex presidente de Careintra-Jalisco.
Ex coordinador del CCIJ.
Ex presidente fundador del Consejo Agropecuario de Jalisco.
Ex secretario de Desarrollo Rural de Jalisco (1995-2000).
Ex director de Aserca-Sagarpa.

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