Cumplen deseos de niños tapatíos

GUADALAJARA, JALISCO (25/DIC/2015).- En pijama y con pantuflas, Darío Navarro de 12 años presume a los niños de su colonia su carrito a control remoto en un parque cercano a su casa. A toda velocidad, su nuevo juguete recorre la banqueta de punta a punta mientras el perro de un vecino le ladra y lo persigue.
 
 "En un auto de carreras que también echa chorros de agua y hace muchas cosas", dice orgulloso. "Me gusta mucho".
 
 Todo el año se esforzó para portarse bien y que el Niño Dios no se olvidara de él. Y le fue muy bien, hasta lo consintió pues desde la noche del 24 les dejó a él y a su familia sus regalos bajo el arbolito de Navidad en la sala de su casa.
 
 "Fuimos a una cena y cuando llegamos ya estaban ahí".
 
 A su hermano Josué, de ocho años, le obsequió un carrito todo terreno a control remoto y a su prima Regina, de cinco años, le dejó una montaña de juguetes. A ella también le fue muy bien pues el Niño Dios se trasladó desde Puerto Vallarta para dejarle sus regalos.
 
 "Me dieron muchos regalos, le pedí de todo y en la posada a la que fuimos en la noche también me dieron muchas cosas".
 
 Desde mediodía, niños de la Colonia Mezquitán Country acuden con sus padres a las canchas en la calle Ignacio Ramírez para estrenar sus regalos. Algunos llegan en patines, en bicicletas o caminando con sus juguetes bajo el brazo, pero todos con una sonrisa en el rostro y listos para el recalentado.
 
 Jimena Aguirre de ocho años, otra de las niñas de la colonia, también llegó al parque acompañada de su papá para jugar con sus amigos. Se levantó desde las siete de la mañana para buscar sus juguetes junto con su hermana mayor y desde entonces anda como chapulín.
 
 "Me regaló una bicicleta con un casco y con estos (coderas y rodilleras), un diario secreto y una american girl. Me trajo todo lo que le pedí, le dejé mi cartita abajo de árbol y ahí me puso mis regalos".
 
 El regalo más extraño de todos fue el de Nicole Salazar, de cuatro años. Ella no quiso muñecas, ni carreolas: quiso una silla de cinco llantitas para pedalear. Y así estaba, bajo la mirada vigilante de su mamá, quien cuidaba que no chocara contra las piernas de los demás.
 
 "La llevamos con un Santa Claus y él le pidió que le dejará una olla de tamales y atole en el árbol. Nicole le dijo que le iba a dejar unas galletas", señaló su mamá, Andrea Fentanes.
 
 El Niño Dios y Santa Claus ya pasaron la estafeta a los Reyes Magos, quienes ya están preparándose para cumplir, como todos los años, con la encomienda de llevar regalos a las casas de todos los niños tapatíos el 6 de enero.


EL INFORMADOR / VIRGINIA ARENAS