Crece venta de programas para robo de internet inalámbrico

GUADALAJARA, JALISCO (29/ENE/2012).- El exótico ecosistema de los mercados ambulantes tapatíos parece tener lugar para el comercio de todo tipo de mercancías, tanto las visibles, como aquellas que a simple vista no se pueden apreciar, con productos que lo mismo son de carácter legal que ilegal.

En el tianguis que se instala todos los jueves en la calle Francisco de Saravia, cerca de la estación San Andrés del Tren Ligero, hay ropa, enceres domésticos, puestos de antojitos, discos “pirata”, celulares, videojuegos, tenis y juguetes; una estampa de todo aquello que usualmente se puede encontrar en los mercados ambulantes de Guadalajara, aunque en los últimos meses han ido apareciendo nuevos productos que llaman poderosamente la atención de los jóvenes amantes (y dependientes) de la tecnología: discos y memorias USB que contienen programas que prometen “internet gratis” a quienes los compren. Y en una época de crisis hace falta poco para que un letrero que diga “gratis” resalte entre la multitud de anuncios que hay entre los puestos de lona.

Tras avanzar entre señoras que compran presurosas el mandado matutino, paseantes “que van a lo que van”, curiosos que preguntan “pero no compran nada” y vendedores de café, pasteles y gelatinas, aparece un pequeño puesto sujetado con desgastadas lonas azules y con una única mesa de hierro con terciopelo color púrpura, donde una cartulina de color anaranjado quemado por el Sol ofrece, con letras negras bien marcadas, “internet gratis, no pague más”.

El “negocio” donde se oferta la idílica promoción está constituido por una mesa donde unas laptops y algunos discos duros son el único indicativo de que allí, en efecto, se sabe de tecnología. El hombre que lo atiende se levanta pesadamente y a condición de permanecer anónimo, explica lo fácil que es sumarse a la carretera de información digital sin contratar ningún servicio oficial.

“Lo que te cobro para tener internet gratis es el software, el programa pues”, afirma, mientras saca un disco y explica que “el programa lo puedo instalar en una computadora o laptop y no necesitas nada, más que tenga señal de Wi-Fi cerca. Es más, me puedes traer la máquina y aquí la calamos para que veas que sí funciona. Si tu ‘compu’ no tiene unidad de disco, le podemos instalar el programa por una USB; cuesta ochenta pesos en cualquiera de los dos métodos”.

El programa crackea la contraseña de seguridad de redes externas, permitiendo al usuario conectarse a la red inalámbrica de cualquier persona.

La venta de software para colgarse de la señal de la web no es algo nuevo, ya desde hace años, a través de portales de internet, se ofertan desde USB hasta antenas que prometen “colgarse” de cualquier red que se encuentre a la redonda. En el mismo tianguis de Francisco de Saravia se puede comprar el software de disco por 80 pesos, además de una antena Clipper por 850 pesos. Lo que no dice ninguno de los vendedores es que obtener una señal de internet crackeando contraseñas es tan gratis… como ilegal.

Fuera de la legalidad
Actividad ilícita difícil de detectar

Robarse las contraseñas para acceder a internet no es una inocente travesura como tocar el timbre de una casa ajena y salir corriendo. Es un delito que se castiga, y sólo haría falta que los afectados denuncien para que se inicie la averiguación correspondiente.

El profesor Antonio de Jesús Mendoza Mejía, quien labora en la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara, explica que “cuando la red es libre (como la que se proporciona en parques y lugares públicos) no hay problema, pero sí es ilegal cuando se entra violando el password del usuario”.

Mendoza Mejía explica que “crackear números confidenciales, la señal o cualquier contraseña de una computadora, acarrea problemas legales, mismos que se pueden tipificar como delitos; este hecho ocasiona daño a la persona física y a la empresa que proporciona el servicio”.

El desconocimiento de que esta es una actividad ilegal hace que mucha gente “deje pasar de largo” el problema, aunque el profesor reconoce que también es “difícil detectar este tipo de hackeos para la mayoría de la población. Pero ante este hecho, el afectado puede denunciar, manifestar ante la autoridad competente, que es el Ministerio Público federal, y también ante la empresa (prestadora del servicio), para que conozcan el hecho ilícito”.

En foros de la web se ha popularizado el rumor de que la Constitución Mexicana no contempla los delitos cometidos en internet; sin embargo, el especialista de la máxima cada de estudios del Estado lo desmiente y deja en claro que “el Código Penal federal sí contempla los delitos cometidos por los hackers. El Estado Mexicano ha generado también policías de carácter cibernético que inician una investigación ante la denuncia de la parte ofendida para que hagan valer sus derechos y se castigue al culpable”.

Pero si colgarse de redes es algo ilegal, quienes venden el software para crackear las contraseñas en mercados públicos tampoco se salvan. Y es que ellos también incurren en un delito, este sí, mucho más común y fácil de denunciar (aunque rara vez perseguido): la “piratería”. “La venta de este tipo de programas es un delito de carácter federal, porque atenta contra las marcas y las patentes correspondientes”, menciona el jurista.

Glosario
Lo básico

Cracker: Aunque el término está en disputa, en computación los hackers prefieren distinguirse de los crackers y sus acciones. Se considera que quienes crackean son los que entran en máquinas ajenas para cometer actos ilícitos, o desarrollan programas que modifican la arquitectura, contraseñas o funciones originales de una computadora para su beneficio personal.

Wi-Fi: Es un sistema que permite a computadoras, consolas de videojuegos y celulares conectarse a internet de forma inalámbrica, utilizando un hotspot (punto de acceso).

QUÉ DICE LA CONSTITUCIÓN
Considerado como delito

El mito de que la Constitución Mexicana se olvidó de los hackers es eso, un mito. Y es que en el Artículo 211 bis 1 se penalizan sus actividades:

 “Al que sin autorización modifique, destruya o provoque perdida de información contenida en sistemas o equipos de informática protegidos por algún mecanismo de seguridad, se le impondrán de seis meses a dos años de prisión y de cien a trescientos días multa.

“Al que sin autorización conozca o copie información contenida en sistemas o equipos de informática protegidos por algún mecanismo de seguridad, se le impondrán de tres meses a un año de prisión y de cincuenta a ciento cincuenta días multa”.

La Carta Magna contempla los delitos cibernéticos dentro del Artículo 221-bis, del  1 al 7, mediante reformas publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 17 de mayo del año 2000, sin embargo, como publicó el académico Alfredo Sánchez Franco en un ensayo dado a conocer en la página delitosinformaticos.com: “Muchas veces la complejidad y costo económico que representará el acreditar ante un juez penal un comportamiento ilícito que se ejecuta en el escenario virtual de internet, rebasa en mucho los buenos deseos del legislador mexicano, reflejados en la reforma penal citada”.

El abogado agrega en el mismo ensayo la complejidad para comprobar el delito, lo que lo convierte en una de las actividades ilícitas más difíciles de castigar.

PARA SABER
Los celulares, en la mira

Con la evolución de los celulares como “teléfonos inteligentes”, cuya adaptación a internet era total (y muchas veces necesaria), era cuestión de tiempo para que aparecieran programas de hackeo de redes Wi-Fi también para estos aparatos.

Actualmente uno de los más populares entre los usuarios es el de Key Router, que tiene la misma función de los cracks en discos o memorias USB, aunque con un menor peso, justo lo necesario para entrar en la memoria de un celular.

Este tipo de programas detectan redes de internet inalámbrico a la redonda y descifran las contraseñas de protección, colgándose de la red. Al ser creados por usuarios como hackers y crackers, las empresas de telefonía no se hacen responsables de su uso.

Tecnología al alcalce
“Boom” de las computadoras, una causa

En una urbe que lentamente se llena de espacios donde se ofrece la señal de internet gratis a sus ciudadanos, es difícil entender que haya quienes se arriesgan a robarse la señal, pero lo cierto es que para muchos es más cómodo navegar desde casa todo el día que acudir a un parque público.

Mario Cervantes, profesor investigador del Departamento de Sociología de la Universidad de Guadalajara, explica que “el incremento en la venta de computadoras (en especial las laptops) es una de las raíces del problema. Las computadoras solían ser extraordinariamente onerosas para la población hasta hace algunos años, pero ahora con dos o tres mil pesos se puede adquirir un equipo de buena calidad.

“Entonces la gente, sobre todos los jóvenes, dicen ‘bueno, ya tengo mi computadora, ahora me falta el internet’, pero vivimos en un país donde las compañías que ofrecen el servicio muchas veces lo hacen de una forma deficiente y hay poca competencia para mejorarlo”, anota Cervantes, quien agrega que aquí entra el pensamiento que comúnmente favorece la venta de software ilegal: “¿Porqué voy a pagar caro algo que en el mercado me sale más barato, como un programa ‘pirata’?”.

Y lo cierto es que la idea de no pagar el internet y obtenerlo de forma gratuita (robando una señal si es necesario), no es algo que le pase por la cabeza únicamente a los mexicanos. “Hay 840 mil sitios en internet que venden software ilegal en todo el mundo”, apunta el profesor, aunque si se quiere enfocar el problema en el país, basta con anotar en Google la pregunta “¿cómo piratear Infinitum de Telmex?”. El buscador ofrece 17 mil sitios con diferentes respuestas, guías y videos, aunque muchos de ellos poseen información deliberadamente falsa que puede dañar la computadora de los “curiosos”.

Para el investigador de la Universidad de Guadalajara, el ofrecer internet gratuito a través de Wi-Fi es un buen comienzo para solucionar el problema, pero haría falta implementar medidas más profundas. “Hay algunos países en Europa donde el internet es gratuito, mientras que aquí hay un monopolio en el uso de internet, y por más que el Gobierno promueva el concepto de ‘ciudad digital’, sigue siendo limitado. A mi criterio, el servicio de internet tendría que ser gratuito y ser considerado como un derecho a la enseñanza, la educación y la información”.

FRASE

"El robar contraseñas para acceder a una red privada se considera un delito grave, con una pena privativa de la libertad que no alcanza fianza "
Antonio de Jesús Mendoza,
académico de la UdeG.