Jueves, 26 de Diciembre 2024
Jalisco | Usuarios de droga que probaron este producto aumentaron en cinco años de un 25 a un 40%

Crece consumo de inhalantes de sabor

Usuarios de droga que probaron este producto aumentaron en cinco años de un 25 a un 40%

Por: EL INFORMADOR

La policía de Tlaquepaque considera que la mafia sabe de mercadotecnia y utiliza estrategias como cualquier empresa. ARCHIVO.  /

La policía de Tlaquepaque considera que la mafia sabe de mercadotecnia y utiliza estrategias como cualquier empresa. ARCHIVO. /

GUADALAJARA, JALISCO (13/AGO/2011).- La oferta siempre se adapta al mercado. Los inhalantes eran considerados como una droga que se usaba en niveles socioeconómicos muy bajos, pero desde hace un par de años el producto se innovó: le agregaron saborizantes y ahora circula en espacios como las fiestas de “perreo” a precios muy accesibles, alrededor de los 10 pesos.

De acuerdo a cifras de los Centros de Integración Juvenil, en Jalisco creció el consumo de inhalables. En 2005, sólo 25% de los usuarios de drogas en tratamiento había probado en alguna ocasión este producto. Cada año, el crecimiento fue paulatino y en 2009 y 2010 llegó a más de 40 por ciento.

Enrique Aceves Arce, coordinador regional de los Centros de Integración Juvenil, comenta que en los ochenta sólo había problemas de consumo de alcohol, tabaco y mariguana, pero de 1992 en adelante surgieron casos de adicción a todo tipo de sustancias. “Antes, los inhalantes eran considerados como lo peor que se podía consumir, era un producto alcantarillero,  pero esto ha ido cambiando. Desde 2010 vemos que el inhalante de chocolate, vainilla y otros sabores  está de moda principalmente en las fiestas de perreo; esto lo hace más atractivo para chavos de menor edad”.

En la policía de Tlaquepaque consideran que la mafia sabe de mercadotecnia y utiliza estrategias como cualquier empresa que, además, busca ser monopólica. Entre las innovaciones que han encontrado para “chavos”,  está la mota con olor a fresa, chocolate y vainilla, y los inhalantes de sabor.

Elizabeth, una joven de 17 años, acudió hace poco más de un año a fiesta de “perreo” por la colonia Santa Margarita, en Zapopan, “pero es muy difícil entrar a ellas, son muy exclusivas y para que te dejen entrar a ellas tienes que ser invitado especial, porque ahí se mueven muchas cosas; la verdad son así… de bajo nivel. Y lo que se vende mucho son esas drogas de sabor, creo que costaban como seis pesos”.

Menos calidad para ampliar el mercado


Enrique Aceves comenta que en 1988 comenzó a trabajar como psicólogo en un Centro Integral Juvenil (CIJ) de Tlaquepaque y la situación era totalmente distinta. En aquel entonces ya se usaban los inhalables y la mariguana, pero el resto de sustancias eran muy raras, tanto, que cuando llegaban casos de adicción a la cocaína, los psicólogos se peleaban por atenderlo. “Los que atendíamos por cocaína normalmente venían deportados de Estados Unidos o venían de vacaciones a México y acá les daba el síndrome de abstinencia. Pero aquí no se usaba porque era una droga muy cara y elitista, y si la usaban era gente de poder adquisitivo que podía acudir a centros de rehabilitación privados. Por eso a nosotros no nos llegaban estos casos”.

La disputa entre cárteles que existe en Jalisco responde a que quieren controlar el mercado local, negocio que cada vez es más jugoso. Y para ello, los productos han tenido que bajar de precio. En Tlaquepaque han detectado bolsas de cocaína de 100 gramos hasta en 80 pesos, “imagínate la porquería que le dan a la gente”, reflexiona un policía municipal.

El titular del CIJ regional señala que lo menos peligroso que puede tener una tacha o la cocaína es sosa cáustica o raticida, “pero es infinita la lista de productos que pueden ponerle con tal de tener más volumen, porque jamás venden cocaína pura. Eso permite disminuir los costos”.

De hecho, en la delegación de la PGR Jalisco han detectado un boom de “narcolaboratorios” en los últimos dos años, sitios en los que cualquier persona que conozca un poco de química puede generar ciertos productos para el cártel con el que trabaja. Ahí también se pueden realizar los cortes de la cocaína que combinan con infinidad de productos.

“Claro que hay más disponibilidad que hace algunos años y eso ha incrementado los problemas de adicción. Y como aquí no se pueden vender las drogas al mismo costo que en Estados Unidos, pues tienen que adaptarse con productos de menor calidad. Hemos encontrado hasta cocaína mezclada con vidrio molido que permite hacer que el producto rinda más, pero también permite que el cristal perfore los canales sanguíneos y entonces la droga entra más rápido al torrente sanguíneo”, relata Enrique Aceves.

De los pacientes que llegan a los Centros de Integración Juvenil de Jalisco por alguna adicción, la mayoría han probado alguna vez tabaco, alcohol, mariguana, cocaína, y después inhalables, con mayor porcentaje que el crack, las metanfetaminas, el éxtasis, la heroína y  los alucinógenos.

El funcionario menciona que otra preocupación es que cada vez hay más mujeres con problemas de adicción, especialmente a productos como las anfetaminas y el éxtasis, “pero esto comienza a preocupar porque al parecer están generando brotes epilépticos. Estamos apenas realizando protocolos de investigación, porque al parecer sí hay una afectación al sistema nervioso central”.

Sin atención para niñas


En todo el país, el CIJ sólo tiene un centro para hospitalizar a niños de entre 8 y 16 años de edad que tienen problemas de adicción. Sin embargo, no existe ningún sitio para niñas.

Enrique Aceves señala que están habilitando un espacio en Zapopan, y espera que este mismo año esté abierto para atender a niñas o adolescentes con esta problemática. “La idea es que también tengamos un pabellón para cuidar a sus hijos, porque a veces nos llegan chamaquitas muy pequeñas que ya tienen un hijo y no intentan rehabilitarse porque no tienen dónde dejar al niño”.

El centro para atender a niños se encuentra en Zapotlán El Grande. La mayoría de los pacientes llega de Tlaquepaque y Zapopan, aunque también hay niños de otras partes del país. El tratamiento de rehabilitación dura entre tres y seis meses. “La mayoría llega por problemas de inhalantes y la idea es que aprendan a ver la vida distinto”, concluye el titular del CIJ regional.


EL INFORMADOR / ALE GUILLÉN

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