Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | Cita en la ciudad

Contra la indiferencia ciudadana como norma

Hoy la ciudad vuelve a la normalidad, no a la calma.

Por: EL INFORMADOR

Por Alfredo Hidalgo


GUADALAJARA, JALISCO
.- Hoy la ciudad vuelve a la normalidad, no a la calma.

Durante el periodo vacacional la ciudad es menos caótica, dan ganas que así permanezca. Ojalá todo fuera un asunto de cantidad de autos que dejan de circular en el periodo vacacional, es más que eso; los problemas de la ciudad y los ciudadanos en nuestro caso están permeados por una actitud permanente de indiferencia que debemos cambiar.

Contra la indiferencia como norma fue el título traducido  de la conferencia  Anyway impartida en 1993 por el arquitecto español Rafael Moneo (ganador en 1996 del premio Pritzker que en arquitectura es considerado el equivalente al Nobel), esta frase debería convertirse en nuestro principal slogan al operar en la ciudad si queremos realmente cambiar las cosas. Moneo menciona que la indiferencia de hacer las cosas “de cualquier manera” parece ser uno de los rasgos característicos del amplio mundo que nos rodea, en el que lo múltiple y lo diverso prevalecen y añade que “cuanto más evolucionada esta una sociedad, menos es el interés que se tiene por lo espacios donde la vida misma transcurre”.

La indiferencia ante situaciones que afectan a terceros o a todos, así como el hábito de hacer las cosas “de cualquier manera” han ocasionado enormes fallas en nuestra forma de actuar. Ver pasar los problemas, ignorarlos, así como hacer las cosas mal se asume como una condición cultural;  sin embargo, la reciente noticia de la reposición 10,760 árboles, como compensación del arbolado afectado en Calzada Independencia que el Ayuntamiento de Guadalajara solicita a Sedeur producto de mal manejo de árboles existentes, es una de esas acciones que operan en contra de la indiferencia y son situaciones deseables que evitarían que las cosas se hagan “de cualquier manera”.  Casos como ese son posibles gracias la voluntad de autoridades para la aplicación de normas y reglamentos así como de la implementación de un instrumento llamado “contraloría ciudadana” que en este  caso se llevó a cabo a  conciencia por el Colectivo Ecologista de Jalisco. Ahora esperando que se cumpla la solicitud, tenemos que pugnar por más situaciones como esta, donde la reparación del daño por hacer las cosas mal evite que se repitan.

Entre el patrimonio que no sabemos cuidar, los árboles son una de las principales víctimas de una ciudad que cada día demanda más sombras y donde se siente más calor. Es evidente que como dice Michael Sorkin, refiriéndose a ciudades americanas pero que bien se puede aplicar a las nuestras:  lo “histórico” se ha convertido en el único valor urbano oficial y en fuente de complicidades. Cuando el tema no son edificios históricos, no hay quien pueda evitar las malas acciones . Ahí viene otro debate –en el que en esta ocasión no entraré- sobre la idea de la conservación y la ambigüedad sobre las decisiones.

Finalmente Moneo menciona, que  en estos tiempos la condición de contingencia prevalece como si esa duda permanente o ese riesgo, fuera entendido por  los hombres y mujeres como “la experiencia inalienable de su condición de individuos”. Resulta preocupante que nos acostumbremos a permanecer en silencio, indiferentes ; no podemos compartir la idea de que eso se convierta en nuestra “norma-lidad”.

Alfredo Hidalgo Rasmussen, arquitecto.
alfredo@infotectura.org

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