Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | Por: Juan Palomar Verea

Contra la crispación

LA CIUDAD Y LOS DÍAS 26 DE JUNIO 2009

Por: EL INFORMADOR

Aconsejaba el capitán Ignacio de Loyola abstenerse de tomar decisiones graves en tiempos de crisis. Una indispensable serenidad es requerida para ponderar los factores, medir los riesgos y las consecuencias, prever las alternativas. Las ciudades son complejos ámbitos en los que el ánimo social tiene fluctuaciones, inflexiones, letargos y reacciones. Los actores encargados de tomar las decisiones que atañen a la urbe están sujetos, frecuentemente, a un clima general que puede tender a la crispación. Es el caso de los actuales tiempos políticos, en los que los asuntos comunes se cargan a menudo de tintes que nublan su equilibrada consideración.

Lo que se decida hacer en una conurbación tan vasta y compleja como la de Guadalajara tiene consecuencias que se deben medir con otra cuenta que la de los avatares políticos. Obviamente, esos temas son necesaria materia de discusión y debate. Pero la cuenta de las ciudades es más larga. No es razonable, ni factible, tomar decisiones o posturas de fondo sobre materias tan delicadas y sensibles como la movilidad metropolitana –por ejemplo- al calor de la crispación de la temporada.
La crispación produce una rigidez, un envaramiento, un disturbio en el ánimo que absorbe buena parte de la energía que debiera ser canalizada a sopesar con cuidado y conocimiento la materia de los asuntos tratados. Más que pronunciamientos circunstanciales, se requieren consensos cuidadosamente fundamentados y construidos. Y estos consensos son producto de esfuerzos múltiples, de estudios profundos, de acuerdos arduamente argumentados y decantados. En las ciudades que han tenido un mayor éxito en lograr una adecuada calidad de vida existen condiciones institucionales que garantizan una toma de decisiones basada en un trabajo sólido y continuado de organismos y grupos.

No es posible definir al calor de la crispación política cosas tan serias como la mejor alternativa para el problema del agua, del transporte, del desarrollo urbano... Afortunadamente hay señales que apuntan en la dirección correcta: en el reciente Código Urbano se dispone la creación de un Instituto Metropolitano de Planeación. Este tipo de organismos son los que pueden garantizar, si se dan las condiciones adecuadas, un proceso consistente y equilibrado en la discusión y resolución de los asuntos comunes en el ámbito de la planeación.

Entre las labores del citado instituto estará, sin duda, la que corresponde a la ampliación y mejoramiento de la interlocución ciudadana con respecto al destino de la propia urbe. Es indispensable que la discusión sobre los asuntos citadinos trascienda a círculos cada vez más informados y numerosos. Recientemente se han incorporado a la discusión urbana nuevos y bienvenidos actores ciudadanos. Pero la carrera es de fondo. Es necesario mantener una conversación pública documentada y seria sobre los temas de la ciudad. Una ponderación serena, con cauces apropiados y democráticos, que nos aleje de la crispación y nos acerque a un terreno común sobre el que se puedan tomar las mejores decisiones para todos.


jpalomar@informador.com.mx

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