Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | El documento de resolución se presta a interpretaciones erróneas: experta

Condicionada, suspensión para obras en el Cerro del Gachupín

La edificación continúa y se otorgarán permisos a los constructores que acrediten la propiedad

Por: EL INFORMADOR

Perímetro cercado. La zona del cerro en donde se llevan a cabo trabajos de construcción está cercada por una malla de alambre. EL INFORMADOR /

Perímetro cercado. La zona del cerro en donde se llevan a cabo trabajos de construcción está cercada por una malla de alambre. EL INFORMADOR /

GUADALAJARA, JALISCO (06/ABR/2013).- Pese a que desde hace un mes se resolvió como procedente la suspensión de las obras de urbanización en el Cerro del Gachupín, el área sigue resguardada y con maquinaria de construcción preparada para operar; esto se debe a que el documento que anula la edificación dicta condiciones para ello y se ha interpretado de tal modo que no surte efecto.

El amparo 208/2013 señala que “procede la suspensión de oficio y decreta de plano”, para lo cual se deben detener las obras, con tal de que “las cosas se mantengan en el estado en que se encuentran”. En párrafos posteriores el documento puntualiza que no tendrá efecto “si la superficie del terreno descrita o cualquier fracción se encuentra en posesión de algún particular”.

Dado que “existe un particular y existe una propiedad privada, la suspensión no procede”. Es decir que las obras “seguirán”, explica el presidente municipal de San Pedro Tlaquepaque, Alfredo Barba Mariscal.

El Ayuntamiento otorgará permisos para obras en el Cerro del Gachupín a los constructores que acrediten la propiedad y que cumplan con todos los requisitos marcados en la ley y en los reglamentos. Barba Mariscal añade que se respetará el uso de suelo.

El presidente municipal acusó al ex diputado León Corrales y a la académica Raquel Gutiérrez Nájera de desinformar a los vecinos, ya que el tribunal no ordenó la suspensión de los trabajos. 

Ante esto, Raquel Gutiérrez Nájera señala que la edificación continúa porque se ha interpretado de manera errónea la suspensión, puesto que la materia del amparo es la figura del propietario, por ello se pedirá una aclaración, comenta la especialista en Derecho Ambiental y profesora de la Universidad de Guadalajara (UdeG), por lo que pedirán a la juez que aclare.

El amparo obtenido por los vecinos de la colonia Pinar de la Calma es para permitir que los comuneros de la zona lleven a cabo sus rituales religiosos, siempre y cuando no haya invasión a la propiedad privada.

La solución emitida el 13 de marzo pasado y firmada por Gabriela Guadalupe Huízar Flores,  juez sexto de Distrito en Materia Administrativa de Trabajo en el Estado de Jalisco, agrega que no se deberá privar “de manera temporal o definitiva de la propiedad, posesión y disfrute” del terreno del cerro; no se negará “el libre acceso a la comunidad quejosa, ni tampoco se les impida realizar los actos espirituales”. La persona que solicita es Gabino Hernández Garza, como representante de Bienes Comunales de la Comunidad Indígena de Santa María Tequepexpan.

BUSCAN APOYO DE LA SEMADET
Pedirán a juez que explique amparo

Por la interpretación “errónea” que hace el Ayuntamiento de San Pedro Tlaquepaque del amparo para la suspensión de obras en el Cerro del Gachupín, se le solicitará al juez Sexto de Distrito en materia Administrativa y de Trabajo en el Estado de Jalisco, Gabriela Guadalupe Huízar Flores, una aclaración.

El problema es que un párrafo del amparo, otorgado a los vecinos, es confuso, explica la especialista en Derecho Ambiental y profesora de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Raquel Gutiérrez Nájera.

Las líneas han sido aprovechadas por la autoridad para permitir que las obras de urbanización sigan en el Cerro del Gachupín o Cerro del Tesoro. “El propio juez debe pronunciar hasta dónde llega la suspensión”.

El documento señala que “se otorga la suspensión a favor de la comunidad de Santa María Tequepexpan para usos de conservación y para usos espirituales y de libre tránsito”. Sin embargo, “al final el juez puso un párrafo que dice que la suspensión surtirá efectos siempre y cuando no haya un propietario, particular o diverso, pero ésa es la materia del amparo”.

Además, la especialista señala que el Ayuntamiento otorgó las licencias de construcción sin la evaluación de impacto ambiental.    

El alcalde de San Pedro Tlaquepaque, Alfredo Barba Mariscal, debería trabajar en proteger el Cerro del Gachupín, que es un área de recarga cuyas aguas nutren el acuífero Toluquilla, explica Gutiérrez Nájera.

Por lo anterior, la reserva natural es “un valle de interés público y antes de dar permiso —para obras de urbanización— cualquier autoridad debería ver por proteger el área”. Debido a la importancia del cerro se buscará sumar a la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) para la protección  de la zona.    

Esperan consecuencias legales

Los colonos que defienden que se mantenga sin edificar el Cerro del Gachupín están a la espera de que haya consecuencias, según los procesos legales, para quienes permiten que continúe la construcción pese al amparo, y se organizan para colaborar desde su trinchera.

“Es un delito, es un desacato a la orden del juez, ellos no deberían de estarlo haciendo. Hay muchos vecinos que nos hacen favor de tomar testimonio (fotos) de esto (la construcción), para ver qué procede con los abogados, qué consecuencias va a haber para las autoridades que permiten a los desarrolladores hacer esas obras”, comenta Humberto Ortega Villaseñor, uno de los impulsores de la suspensión de las obras, vecino de la colonia contigua al cerro, Pinar de la Calma.

En este espacio hay zonas de valor religioso para la comunidad indígena de Santa María Tequepexpan, además que es un perímetro de riqueza ambiental porque sus aguas abastecen al acuífero de Toluquilla.

Sin luces de la empresa constructora

Mirador del Tesoro es el fraccionamiento que se construye en terrenos del Cerro del Gachupín. Este complejo, que es un proyecto de la empresa InverDesarrollos, tiene una superficie de 61 mil  754 metros cuadrados.

Este medio buscó a la empresa para conocer su postura respecto al amparo obtenido por los vecinos para la suspensión de las obras; sin embargo, no se obtuvo respuesta.

CRÓNICA
Escombro de árboles


En una mañana de hace tres años Gabriela se levantaría a hacer ejercicio. Abriría la puerta de su casa y de frente encontraría al Cerro del Gachupín; de paso saludaría a otros vecinos que también usarían ese espacio para ejercitarse. Trotaría, a ratos tendría que esquivar a los conejos que se atraviesan. No necesitaría audífonos con música, el canto de los pájaros sería suficiente. Ahora, cuando Gabriela abre la puerta de su casa lo que ve es un puño de escombro de árboles.

“Era como tener a Tapalpa enfrente de la casa”, recuerda Gabriela, quien pidió omitir su apellido. Lo que queda es un perímetro de alambrado que resguarda a un monte disparejo porque encima le han pasado máquinas de construcción, con árboles que sortean espacio donde no hay carreteras erguidas y con puños regados de restos de ramas y troncos.

La mitad o más de los árboles se talaron, según el cálculo de Gabriela. No se volvieron a ver animales desde que entraron las máquinas de construcción. Las ardillas aprovechaban que tenían vecinos que les daban alimento y  visitaban las casas más cercanas. Los conejos eran más precavidos, pero a la primera señal de quietud cruzaban de una roca a otra. El canto de los pájaros era el doble de lo que se escucha en las mañanas de hoy en día, cuando no lo sofoca el ruido de la maquinaria.

Con todo y la contaminación auditiva por la construcción, en los hogares aledaños se padeció la vibración. Algunas máquinas perforadoras provocaron grietas en las paredes de los vecinos. Ese daño corre a cuenta de cada quien en su casa. Como también habrán de buscar por su propia pericia otro espacio natural para hacer ejercicio y otra estrategia para purificar el aire de la zona.

Habrá más calor. Eso lo previene Maribel González, además de la pérdida por un espacio natural, a donde acudía con su familia. Pero hay algo qué rescatar, con la urbanización del cerro que da frente a su casa se anticipa más iluminación y seguridad para el área. Tiene 20 años de vivir ahí y en el historial recuerda que el monte también ha sido aprovechado para, en su penumbra, abandonar cadáveres. 

Continúa la edificación, explica un guardia de seguridad privada. Sólo se permite el acceso a los trabajadores, entre ellos, a cinco hombres que están para apoyo en la operación de las máquinas de construcción.

Hay vecinos que se adaptan al espacio como está y siguen con sus rutinas de ejercicio, ahora alrededor del alambrado. Recorren las faldas del cerro, pasan el letrero que avisa que la obra está “afiliada a la CROC (Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos)” —asociación sindical liderada por el padre de Alfredo Barba, alcalde de Tlaquepaque— y se alejan de su camino cuando un torbellino de tierra por las obras les amenaza.

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