Comunidad universitaria recuerda a Villarreal de Puga

GUADALAJARA, JALISCO (12/NOV/2013).- Luz María Villarreal de Puga es el modelo de lo que debe ser un universitario, fue una académica que abrió paso en una época en el que las mujeres no pintaban como directivas o funcionarias, destacó el rector general de la Universidad de Guadalajara ( UdeG) Tonatiuh Bravo Padilla.      
 
"Meses antes de que ella falleciera siempre se dedicó a estar actualizada, a estar leyendo y estudiando (...) También es un ejemplo de constancia, de la disciplina y el rigor académico". 
 
A las 08:00 horas del martes, en el Paraninfo de la universidad, académicos y familiares iniciaron una serie de guardias de honor en torno al féretro de Villarreal de Puga, quien muriera el lunes, a los 100 años, por causas naturales.  
 
Ahí, el rector general enumeró sus logros y recordó su trayectoria. Dijo estar agradecido con ella por el apoyo a su carrera, pues incluso la maestra acudió a su toma de posesión como dirigente de la casa de estudios.   
 
También apareció en el Paraninfo el escritor Fernando del Paso. En silla de ruedas, el literato mexicano formó parte de la última guardia de honor a Villarreal Puga, en la que también estuvieron la hija de la fallecida, Luis María González, el mismo Bravo Padilla y el diputado Trinidad Padilla López.  
 
Por su destacada carrera, Luz María ostentó los títulos de maestra emérita y doctora Honoris Causa de la UdeG. Entre otras cosas, fue promotora del reconocimiento de la reserva de la biósfera de la Sierra de Manantlán y fue un referente mundial en plantas endémicas.
 
Con 100 años de edad, aún acudía a laborar al Centro Universitario de Ciencias Biológico Agropecuarias (CUCBA). El auditorio de usos múltiples de ese centro universitario lleva su nombre.
 
Villarreal de Puga nació en la Ciudad de México. Se formó como profesora normalista en el Colegio de las Vizcaínas y llegó a Guadalajara en 1959, año en el que se casó con el ingeniero Luis Puga y Robles Gil, destacado universitario.
 
Maternal, con los estudiantes
 
Alegre y maternal, así recuerdan amigos y familia a la académica Luz María Villarreal de Puga, fallecida el lunes a los 100 años. A las escaleras del Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (UdeG), su hija Luz María González, contó cómo se ponía celosa porque "sus alumnos eran sus hijos, fue muy dedicada".
 
Era, definió, una persona muy alegre. Y curiosa: recolectaba plantas incluso en las calles y quería saber todo de ellas. En el extranjero llegaron a llamarle la atención por hacerse de ejemplares; incluso en las Islas Galápagos le decomisaron la colecta.  
 
González quiere que su madre sea recordada como una flor, en concordancia con su afición a la biología. Era tanta su dedicación y amor por la academia, que la maestra pedía que cuando muriera la incineraran y sus cenizas se depositaran en un árbol cercano al departamento en el que laboraba en el CUCBA, "para estar al pendiente de que todos estuvieran trabajando".
 
El rector del Centro Universitario de Ciencias Biológico Agropecuarias, Salvador Mena Munguía, coincidió con Luz María hija en su comportamiento con los alumnos. A los 87 todavía daba clases.
 
"Ella fue nuestra maestra cuando éramos estudiantes en Belenes. Prácticamente convivíamos en una forma cotidiana, casi como familia. Era muy maternal en su trato con los estudiantes". 
 
El académico narró que la maestra Puga, como se le conocía, guiaba a los alumnos en las exploraciones y recolección de plantas para ir creciendo el herbario del Instituto de Botánica.  
 
Ella tuvo un papel importante en el descubrimiento del maíz perenne (zea diploperennis), al motivar y apoyar a sus estudiantes en las exploraciones que derivaron en el hallazgo que le dio crédito y reconocimiento a la UdeG en el ámbito internacional.   
 
"Lo más importante es que nos dejó una cultura del cuidado de la naturaleza y del aprecio de muchas plantas endémicas, de muchas plantas que si no es a través de ella, tal vez ni las hubiéramos conocido o apreciado como lo hacemos hoy".
 
La colección de plantas de Luz María, hasta 2004, alcanzó la cifra de 17 mil. A ella se le han dedicado más de 22 especies con diferentes epítetos. Recibió más de 40 reconocimientos en diferentes ámbitos, 14 medallas, una presea y siete diplomas, entre otras distinciones.
 
Por ejemplo, la doctora obtuvo el Premio Jalisco de Ciencias en 1996. Fue miembro fundador de la Sociedad de Ciencias Naturales de Jalisco.
 
PARTE DE LA PRODUCCIÓN CIENTÍFICA
Villarreal de Puga, L.M. 1969. Investigación Botánica preliminar de la región norte del Estado de Jalisco. Revista de la Casa de la Cultura Jalisciense.  Enero-Marzo No. 1
Villarreal de Puga, L.M. 1969. Hallazgo del género Ledenbergia (Phytoloccaceae) en la Barranca de Atenquique, Jalisco. Primer Reporte para México. Revista de la Casa de la Cultura Jalisciense.  Abril-Junio. No. 2
Villarreal de Puga, L.M. 1976. Flora de la Primavera, Sierra de la venta, Zapopan, Jal..
Publicación especial de la Universidad de Guadalajara.  Agosto 1976.
 
CONTRATOS, PROYECTOS Y SUBVENCIONES PARA LA INVESTIGACIÓN
Responsable. Villarreal de Puga, L.M.  1960.  Fundadora del Herbario de la Universidad de Guadalajara, en el Instituto de Botánica. El tercero más importante a nivel nacional y el primero en el Occidente de México.
Responsable. Villarreal de Puga, L.M.  1977. Codescubridora de los maíces silvestres (teosintes) Zea perennis en Ciudad Guzmán y Zea diploperennis en la Sierra de Manantlán.
Responsable. Villarreal de Puga, L.M.  1980. Fundadora de los Laboratorios de investigación para el estudio de los Granos de polen; Hongos del estado de Jalisco; de las Cactáceas mexicanas y de Cultivo in vitro. 
Responsable. Villarreal de Puga, L.M.  Inicio de las Exposiciones anuales de Hongos de Jalisco y Cactáceas de Jalisco aún vigentes.
Responsable. Villarreal de Puga, L.M.  1984. Obtención para la Universidad de Guadalajara, de la Primera Reserva de la Biosfera en Jalisco, para la protección del Bosque de la Sierra de Manantlán y del maíz perenne, otorgada por el Gobernador del Estado Enrique Álvarez del Castillo.

EL INFORMADOR / MIRIAM PADILLA