Chile, mole y picadillo

Señor alcalde, señor gobernador, universitarios, sicarios, narcos, sociedad civil y amigos todos: si no pueden ustedes ponerse de acuerdo en temas de movilidad, o de cuál cartel es el que rifa, o de las nuevas reglas ortográficas de la Real Academia, o presupuestos, propongo lo que ustedes en su incompetencia (la del Gobierno nada más) andan tratando de proponer: un champurrado de todo un poquito.

En lugar de ver cuál es la opción de movilidad que más conviene, por qué no hacen un tren, quitan tres rutas de camión, agregan medio Macrobús, dos rutas alimentadoras, que nunca alimenten nada, un tranvía, un paso a desnivel, un puente atirantado, un tren meditativo y flotante, además de regalar de esos huaraches mágicos que anuncian en la tele y que ayudan a adelgazar cuando uno camina. Para los baches sugiero dejarnos de bobadas como el concreto y hacer nomás caminos de tierra, total, esos son ecológicos.

Las bicis, francamente, pueden circular si ustedes pintan una línea de algún color en las calles y avenidas y le destinan este espacio pequeño al transporte no motorizado. Esto no cuesta mucho y es funcional (este párrafo no es sarcástico).

Y ya que estamos en el territorio de la burrada sin precedente, el asunto del presupuesto universitario también puede aplicar el ni tú ni yo: por qué no le dan un porcentaje de la lana a la UdeG, otro a las mil y un universidades patito y escuelas de inglés que hay, con la obligación de que den becas, total, no es como si todas fueran del mismo señor.

En cuanto al asunto de la legalización de las drogas, hagamos también un acuerdo: sólo serán legales si se venden en las farmacias de cierto doctor gordito ligado a la pena de muerte y sean recetadas en el IMSS, y sólo si el IMSS no las tiene en existencia, cosa que debe suceder siempre sin importar que se trate de drogas duras o aspirinas.

Lo importante, señores, es que hagan algo, que se pongan de acuerdo, que decidan (con nosotros) con directrices claras cuál es la ciudad que queremos en 20 años y qué decisiones y caminos debemos tomar para lograrla, en lugar de poner relojes que conmemoren un sin fin de fechas sin mayor importancia que la de recordarnos de una Revolución que hubo hace un centenar de años, contra hombres mejores que ustedes.