Cáritas ofrece ayuda a migrantes, pero necesita más recursos

GUADALAJARA, JALISCO (04/ENE/2013).- El primer día del año, el arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, expresó que la Iglesia está abierta a ofrecer apoyo a los migrantes que cruzan la ciudad, a través de la estructura de Cáritas, “establecida en cada una de las parroquias”. El mensaje tuvo eco y el miércoles pasado llegaron siete viajeros a las instalaciones de la asociación civil, ubicadas en Belisario Domínguez 511, en el Barrio de San Juan de Dios.

Sin embargo, Cáritas dedica la mayor parte de sus recursos a prestar servicios médicos y, al menos hasta ahora, los migrantes integran uno de los grupos minoritarios a los que auxilia esta asociación. El coordinador de la asociación en Guadalajara, monseñor José Luis González Zaragoza, explica que no cuentan con los recursos suficientes para atender a los viajeros centroamericanos y del Sur del país: aunque Cáritas quisiera incrementar su atención a migrantes, por el momento no puede ya que requiere de mayores donativos.

No obstante, el vocero dejó en claro que los migrantes son un sector importante para la Iglesia, tanto que el Arzobispado de Guadalajara cuenta con la sección Migrantes, Campesinos e Indígenas, que asiste a los viajeros en su paso. Incluso hay puntos de atención en los templos cercanos a las vías del tren.

Los siete viajeros que el miércoles acudieron a la sede de Cáritas, explicó, son resultado de la promoción que ha tenido en medios de difusión esta asociación civil. En días comunes el número de viajeros que solicitan ayuda es menor, porque las instalaciones no están próximas a las vías del tren.

De la cifra de migrantes atendidos por Cáritas en 2012, González Zaragoza comentó que ésta se publicará en el informe anual que debe imprimirse para hacerse público. Pero estos viajeros, anticipó, sí son “los menos” dentro de las personas que llegan a las instalaciones del Barrio de San Juan de Dios.

La ayuda que brinda Cáritas es “de emergencia”, dijo monseñor José Luis, quien explicó que la Sección de Migrantes, Campesinos e Indígenas también cuenta con lugar para hospedar a los migrantes, pero antes se realiza un estudio para determinar si la asistencia será en comida, vestido, servicios médicos o transporte. “Se le compra el boleto. Normalmente no se le da un boleto para tal o cual frontera, ya sea para el Sur o para el Norte. Se les da un apoyo para que tengan un avance”.

Arzobispado pide ampliación de estructura

Ampliar la estructura de asistencia a migrantes es necesario y posible en Guadalajara, pero para ello se requiere de recursos económicos y espacios adecuados, explicó el vocero del Arzobispado tapatío, Antonio Gutiérrez Montaño.

Hoy, la presencia de migrantes en la ciudad es más notoria que antes. Por esto es que no hay una red más amplia para la asistencia a viajeros. De acuerdo con Gutiérrez Montaño, el Arzobispado de Guadalajara cuenta con una sección dentro de la Comisión de Pastoral Social para auxiliar a este sector.

Hoy en día, la atención a los migrantes es diversa y va desde la asistencia que ofrece Cáritas hasta el trabajo que realizan parroquias como San Rafael Arcángel, donde el templo incluso se habilita como albergue. Pero por el momento, la Iglesia en Guadalajara no tiene un plan para atender a más migrantes de paso.

“Hay una acción, pero no se les atiende como en otras ciudades y aquí se deberían de hacer”. Para el vocero del Arzobispado tapatío, ampliar la estructura de la Sección de Migrantes, Indígenas y Campesinos permitiría ofrecer más cobijas, comida y lugar para quedarse a los viajeros que lo necesiten.

San Rafael, en comunión con los viajeros del “sueño americano”

Se localiza en la intersección de las calles Cardenal y Quetzal, en la Colonia Morelos, a sólo dos cuadras de las vías del tren. La cercanía entre ambos puntos le asegura una visita constante de migrantes, quienes igual reciben un plato con caldo, frijoles, carne y pan, que camisas, tenis y abrigo. Es la parroquia de San Rafael Arcángel, donde más de 100 personas en promedio acuden mes con mes para “cargar pilas” y continuar su búsqueda por el “sueño americano”.

Valentín Ruiz Durán, sacerdote en ese recinto, expone que trabaja en coordinación con una casa de migrantes próxima. Él colabora con dos religiosas (una de ellas española) y un grupo de jóvenes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).

“Asistimos en lo que podemos. Se les presta atención en comida, aseo y cambio de ropa. Muchos de ellos vienen de Honduras, y viajan en condiciones casi infrahumanas”.

Por cuatro días de la semana el comedor está abierto. Además, la iglesia ocasionalmente se habilita para que los migrantes se hospeden. “Si no, yo les doy moneditas cuando puedo para que compren su pan y leche. También en la parroquia tenemos ropa, y ellos piden mucho cachuchas, tenis y camisas”.

Fieles de El Fresno auxilian con reserva por seudoviajeros

Es un viaje largo y complicado el que realizan, y por ello la comunidad de migrantes merece apoyo. Con esta idea en mente, la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes destina cierto porcentaje de los diezmos que ofrecen sus fieles para apoyar a los viajeros con alimentos, vestido y calzado.

El templo, ubicado en la Colonia del Fresno, desde hace siete años ofrece insumos para facilitar a los migrantes su recorrido hacia el Norte. Y aunque la parroquia no se ubica propiamente en las cercanías del tren, sí es socorrida por varios extranjeros en su viaje.

El padre Mauro Montes Ponce, de ese centro religioso, expone que antes se les prestaba, además, un espacio para pasar la noche. No obstante, esto era aprovechado por otras personas de la misma colonia, quienes en ocasiones buscaban pleito con los migrantes, o incluso les vendían drogas.

“Ya tienen como unos seis o siete años. Se les brinda la comida y ropa. Antes se les brindaba hospedaje, pero el problema está en que entre los migrantes se mezclaba gente de aquí, y de no muy buen vivir. El problema está en que se mete mucho malviviente entre ellos y nos han hecho muchas dagas”.

Y pese a que se han detectado a los residentes de esa zona que, haciéndose pasar por migrantes, buscan asistencia gratuita, ésta no se les niega. De acuerdo con el padre, tal es su deber como religioso, por lo que socorre a cerca de 30 migrantes (algunos de ellos ilegítimos) en promedio al día.

“Fue cuestión que llegaran unos primero y luego fueron pasando la voz de que se les daba comida. Nosotros no hicimos propaganda, ellos mismos veían y se les abre la puerta aquí un ratito a las dos de la tarde, que es la hora de la comida. Se muestran agradecidos, aunque nosotros sabemos, por su forma de hablar, quienes son de veras migrantes”.

Casa del Migrante San Toribio pone ejemplo

Desde hace seis meses, Lagos de Moreno cuenta con una casa para atender a los migrantes, la cual es operada por la Diócesis de San Juan de los Lagos.

La Casa del Migrante Santo Toribio, que está ubicada en la Colonia La Luz, en el municipio alteño, abrió en junio y desde entonces atiende entre 10 y 15 viajeros por semana, explicó el encargado del proyecto, el sacerdote Alfredo Palacios Guerrero, quien dijo que este albergue nació debido a que en Lagos de Moreno hay una parada del tren, por lo que los migrantes se ven obligados a detener su camino hacia la frontera norte de México.

Alfredo Palacios señaló que las comunidades alteñas “son migrantes” y al principio se atendía a familias que tenían a uno de sus miembros lejos de casa, pero “la nueva realidad nos vimos en la necesidad de ofrecer esta ayuda”, es decir abrir una casa para auxiliar no sólo a los mexicanos que van en busca de mejores oportunidades, sino a los transmigrantes.

La apertura de la Casa del Migrante Santo Toribio le permitió a la comunidad religiosa conseguir mayores apoyos, así como establecer convenios con distintas instancias de la iniciativa privada y con dependencias del Gobierno municipal. Además, la Comisión de Pastoral Social del Arzobispado de Guadalajara a través de la sección de Migrantes, Indígenas y Campesinos destina algunos recursos para la operación del sitio.

Palacios Guerrero comentó que ahora se trabaja en la formación de un patronato para mantener los apoyos.

Del trabajo que implicó la apertura de la Casa de Migrante Santo Toribio, Alfredo Palacios explicó que se usó una casa que estaba aledaña a la parroquia y que fue donada para este fin, además se consiguió personal para los servicios, así como voluntarios.

En este punto, los viajeros pueden recibir alimentación, un techo, un espacio para lavar su ropa, vestido, calzado y la ayuda espiritual, incluso en ocasiones hasta transporte.

LOS CENTROAMERICANOS DESCONOCEN SUS FACULTADES

Derechos Humanos no registra quejas de migrantes en 2012

La Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) cerró el año 2012 sin haber recibido alguna denuncia por parte de migrantes centroamericanos, confirmó César Alejandro Orozco, primer visitador de esa instancia.

Las violaciones a derechos humanos de las que son víctimas los centroamericanos que están de paso por el Estado son evidentes mediante denuncias públicas; pese a ello, las quejas en la Comisión no se presentan por la calidad transitoria de los viajeros.

“La situación por la que ellos atraviesan les impide presentar inconformidades porque ellos se mueven por las zonas aledañas a las vías de los trenes”.

En años anteriores sí se han recibido quejas por parte de migrantes (en cuya mayoría se ven involucrados agentes policiacos), pero éstas no rebasaron la decena de reportes.

“Es muy difícil que pueda acudir la persona agraviada y más cuando no hay una aprehensión o una detención en la que se pueda, por lo menos, sentir la presencia de la Comisión de Derechos Humanos. Sí hemos recibido algunas quejas, sobre todo en años pasados. Yo recuerdo algunas por hostigamiento o detenciones por parte de autoridades policiacas y algunos abusos en las aprehensiones”.

Ante este panorama de alejamiento, la Comisión se acerca a través de difusión de información sobre los derechos que tienen los migrantes y la posibilidad de quejarse, aunque el problema migratorio es de atención federal, asegura el primer visitante.

“Nosotros tenemos algunos acercamientos pero no son permanentes y más bien respondemos ante la noticia de alguna inconformidad. Por la misma naturaleza migrante, la competencia para el conocimiento de estas quejas, sobretodo cuando son de naturaleza federal, le corresponden a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y es ésta la que sí tiene programas de promoción”.

Pero a los extranjeros que llegan de paso a Jalisco, con o sin documentos, por su simple condición de seres humanos se les deben proteger sus derechos. Entre ellos se cuenta la libertad personal, integridad física, tránsito libre, así como derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, al trato digno, a la igualdad, a la no discriminación ni exclusión y a la dignidad.

DUELOS

Invitan a entender al migrante

En un documento realizado por la Pastoral de Migrantes y de Movilidad Urbana, el  Arzobispado de México difunde información acerca de los procesos emocionales y conductas que son parte de las personas que se ven en la necesidad de migrar y se hace un llamado a comprenderlos.

En el texto titulado “Psicología del Migrante”, difundido en internet, se explica que las personas que toman la decisión de irse por buscar mejores oportunidades tienen cualidades de decisión, soledad y nostalgia, y que con la partida se viven siete diferentes duelos: por la familia y amigos, por el grupo étnico, por el idioma, por la separación de la cultura, por los paisajes, por el estatus y por los cambios físicos.

La información está dirigida a los voluntarios de la pastoral que trabajan con migrantes y a la sociedad en general, y se realizó en 2010 con motivo del Taller Nacional de Capacitación del Área Pastoral de Migrantes.

FRASES

"(Los migrantes) desconocen las alternativas que tienen para presentar su queja. La mayoría van de tránsito y consideran difícil presentarla".

César Alejandro Orozco, primer visitador de la CEDHJ.

"El problema está en que entre los migrantes se mezclaba gente de aquí, y de no muy buen vivir".

Mauro Montes Ponce, sacerdote de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes.

ALZAN LA VOZ POR LOS "HERMANOS EN EL CAMINO"

La violación de derechos humanos y la exclusión social de la que han sido víctimas los migrantes centroamericanos que están de paso por el país, se han reducido porque la ciudadanía es más consciente de la problemática migratoria, explicó Alberto Donís Rodríguez, quien es parte del equipo coordinador del albergue “Hermanos en el camino”, dirigido en el Estado de Oaxaca por el padre Alejandro Solalinde.

“Antes era salvaje. De 2010 para acá ya ha mejorado bastante”. Y esto, detalla, ocurrió gracias a que la población ha percibido más el fenómeno migratorio y dentro de sus posibilidades aporta, ya sea con ayudas materiales, con redes que se forman para hacer denuncias públicas y con el surgimiento de nuevas organizaciones.

Actualmente, el signo de abuso a los migrantes más usual detectado por el albergue (ubicado en Ixtepec, Oaxaca) es la extorsión por agentes de la Policía. “Les quitan su dinero. No les piden, se los quitan. Cuando ya el migrante se anima a denunciar, acude al Ministerio Público y no son tratados dignamente. Se las hacen largas, les dicen que no tiene caso que denuncien”.

En “Hermanos en el camino”, la asistencia consiste en albergarlos por tres días —si han sido víctimas de delito se les recibe más tiempo—, durante los cuales se les brinda ayuda material con comida, prendas para su camino que se reciben en donaciones, así como ayuda humanitaria, como servicios médicos y psicológicos, apoyo espiritual y asesoría en tema de derechos humanos y trámites migratorios.

El espacio, encabezado por el padre Solalinde, recibe entre 700 y 800 migrantes a la semana, quienes en su mayoría provienen de Guatemala y Honduras.