Camellón sin influencias

Pretender conservar en el municipio de Guadalajara un camellón podría conducir a toparse con el Ayuntamiento y sus empleados. En particular, con la Dirección de Parques y Jardines. Y, también, con el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA). Si un vecino o vecinos están conscientes de la importancia de las áreas verdes, desean conservarlas, protegerlas o aumentarlas, se expone a que no le hagan caso, les exterminen las plantas que sembraron o los sancionen.

Un ejemplo ocurrió en un tramo del camellón de la Avenida Rosario Castellanos, cerca de la calle Isla Mona, que tenía tomas de agua para que los vecinos regaran los árboles y plantas. Alguien las clausuró hace años. La tierra terminó por taparlas.
Una vecina pidió a Parques y Jardines de Guadalajara que apoyaran con el envío de una pipa de agua para regar las plantas. Ésta llegó una temporada el año pasado, dos veces por semana. Pero, en lo que va de 2010, no regresó.

Otra opción fue hablar telefónicamente al SIAPA y solicitar que repusiera las tomas de agua. La operadora levantó, dijo, el reporte JGW75-84, en diciembre de 2008. Ante la nula respuesta, se hizo otro reporte, el 16-61, sin siglas, de acuerdo con el empleado que respondió en mayo de 2009. Hasta ahora nada ha pasado. Durante los periodos de intenso calor o en invierno, los colonos que desean proteger el camellón deben regar a las plantas y árboles a cubetazos de agua.

En 2009 un particular, no importa el nombre, que desea luzca hermoso el camellón, compró una bugambilia rojiza y la sembró. Al poco tiempo llegó personal de Parques y Jardines, y al cortar el pasto con su ruidosa podadora prácticamente le cercenó el tallo. En cuestión de días la bugambilia se secó. No resistió el embate de sus presuntos cuidadores. ¿Sucederá algo similar en otros camellones?

Para convertir el camellón en área verde, sin el terregal, la aridez y la basura que arrojan sucios automovilistas, una familia sembró, cuidó y regó sábilas. Se trata de plantas ornamentales de jardín, con flores que apetecen aves como los colibríes. Pero, el Reglamento de Parques, Jardines y Recursos Forestales del Municipio de Guadalajara prohíbe “plantar cactus, magueyes, abrojos y en general plantas punzocortantes y venenosas o tóxicas en las banquetas ubicadas dentro del municipio”.

Este lunes llegaron nuevamente los jardineros del Ayuntamiento tapatío. Sin decir agua va cortaron al ras casi todas las pequeñas sábilas. Las destruyeron. No estaban en la banqueta. No estorbaban el paso de los transeúntes. No representaban peligro. Sobrevivieron a los vándalos, pero no a Parques y Jardines.