Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Cambios

Los cuestionamientos no son menores para el líder de un equipo: ¿Los cambios son una muestra de debilidad o de fortaleza?

Por: EL INFORMADOR

Decía Nacho Trellez, uno de los grandes entrenadores del futbol nacional (el Menotti de acámbaro, pues) que los equipos se arman de abajo para arriba. Si hay problemas con la defensa, lo demás es lo de menos. Si no está resuelto el portero y la defensa central, pensar en el delantero y en el creativo es casi ocioso. En cualquier equipo humano pasa lo mismo, y en un equipo político es aún más evidente. ¿Cómo puede el alcalde de Guadalajara, Aristóteles Sandoval, lanzarse a buscar la candidatura para el Gobierno estatal en 2012 si le están metiendo goles por todos lados?

Hacer cambios en un equipo político suele ser una decisión complicada. A Alberto Cárdenas, cuando era gobernador, se le comparaba con Mejía Varón porque no hacía ni los cambios más evidentes. Otros, como Felipe Calderón, hacen tantos cambios que nunca consolidan un equipo. Los cuestionamientos no son menores para el líder de un equipo: ¿Los cambios son una muestra de debilidad o de fortaleza? ¿Qué  asegura que el nuevo será mejor? ¿Por qué unos sí y otros no? Por lo general, los cambios generan una imagen de fortaleza, pero el líder siempre tendrá la presión interna de que no se deje influir por los externos, principalmente los medios, con el argumento de que si entrega a uno terminará entregándolos a todos. Los que lleguen no serán mejores o peores que los anteriores, simplemente el cambio romperá las inercias negativas que se generan con el desgaste de un actor.

El equipo inicial está construido siempre con la lógica del equilibrio de las fuerzas y los liderazgos de los grupos que acompañan a un político. Los cambios rompen esa lógica y, en estos procesos, siempre hay unos que ganan y otros que pierden. Eso es lo que va definiendo el futuro del grupo.

En el caso del municipio de Guadalajara, el alcalde tendrá que hacer varios cambios en su gabinete si quiere lanzarse el próximo año en búsqueda de la grande y optar por unos en detrimentos de otros. Los primeros nominados, que debe cambiarlos antes del informe (es decir hoy), son el contralor, Víctor Urrea, y el secretario de Obras Públicas, Juan Carlos Uranga. El nuevo contralor, sea quien sea, no será más transparente ni más eficiente al Ayuntamiento, ni el nuevo secretario de Obras Públicas acabará con la corrupción y los coyotes en esa dependencia: estaban antes de Uranga, siguieron con él, ya lo reventaron y le harán la vida de cuadritos al que llegue.

En enero el presidente municipal de Guadalajara tendrá que hacer más cambios, los suficientes para darle solidez a su defensa (más gente con experiencia y menos cuates), y lanzarse al ataque. Entre más se tarde en hacerlo más tiempo va a perder.

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