Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | Por: Salvador García Soto

Calderón vs. gobernadores, ¿hasta dónde?

Serpientes y Escaleras

Por: EL INFORMADOR

Tras el episodio del enojo presidencial en Los Pinos, el martes 17 de febrero, las relaciones entre el Presidente Calderón y su principal aliado político, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), quedaron tensas. El encontronazo entre el Jefe del Ejecutivo federal y los mandatarios estatales priistas, por la acusación de “omisión” hecha por el Presidente contra los gobernadores, abre un capítulo que pudiera significar el fin de la alianza política que ha permitido gobernar y sacar sus iniciativas en el Congreso a Felipe Calderón.

Las declaraciones del presidente nacional del Partido Acción Nacional (PAN), Germán Martínez Cazares, sobre el fracaso de los gobiernos del PRI en el combate al narcotráfico y su intento de “rendición” ante el crimen organizado, fueron un mensaje directo que se derivó de la tensa reunión entre Calderón y los mandatarios priistas, y confirman que los ánimos quedaron caldeados desde aquella comida en la casa presidencial que terminó incendiada.

Pero ¿qué buscan Calderón y el PAN confrontándose en estos momentos con sus principales aliados políticos? Porque aunque haya razón en los señalamientos del líder panista sobre la herencia del narcotráfico que dejó el régimen del PRI —ciertamente agravado a niveles de caos en ocho años de presidencias del PAN—, las iniciativas y reformas que ha logrado sacar el Presidente en el Congreso, en materia de seguridad y combate al crimen organizado, no hubieran salido sin el voto a favor de los congresistas del priismo, que le han dado a Calderón mayores hombres, armas y bases legales para ampliar la guerra legal contra narcos y criminales.

¿Por qué entonces el Gobierno y su partido eligen este momento para enfocar sus dardos a la actuación de varios gobernadores priistas frente al problema del narcotráfico?

Las presiones para que el Gobierno mexicano escale en su guerra contra los cárteles de la droga son reales y provienen en buena parte de Estados Unidos. Desde que inició la campaña sobre el “Estado fallido”, hace algunos meses, junto a las opiniones, análisis y declaraciones de prominentes figuras de las élites políticas y militares de Washington, corrían inquietantes preguntas: ¿Cuándo caerán “peces gordos”? ¿Cuándo veremos caer a un narcogobernador?

El propio Gobierno calderonista tiene información de inteligencia militar que apunta a una lista de ocho gobernadores involucrados en diversos grados con el narco. Desde los que recibieron financiamiento en sus campañas, o los que lo reciben actualmente, hasta los que han “pactado” o “negociado” con los cárteles que operan en sus estados para dejarles operar y no meterse en sus actividades.

Por ahí venía el reclamo directo que Calderón les hizo a los gobernadores del PRI que comieron con él en Los Pinos el martes pasado, el mismo que le replicó de inmediato el gobernador Humberto Moreira y que desató la ira presidencial.

En la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), al más alto nivel, han comentado con alcaldes la existencia de esas listas de “narcogobernadores”. En una ocasión, el secretario Guillermo Galván fue interrogado por un presidente municipal que, al escuchar al militar hablar de esa lista, le preguntó: “¿Con todo respeto, si lo saben por qué no actúan, mi general?”. La respuesta del titular de la Sedena fue breve pero contundente: “Acuérdese de que yo no me mando solo. Yo recibo órdenes”.

En la valoración que de esos informes de inteligencia militar han hecho en Los Pinos hay un cálculo claro de por qué no se podría actuar contra algunos de los gobernadores ubicados por la Defensa como “vinculados” al narco. “Se nos cae todo, la alianza con el PRI”, han comentado en la casa presidencial sobre ese tema.

La pregunta sería si ese cálculo cambió en Los Pinos, y si —ya fuera por presiones externas o por un bien medido efecto electoral en las actuales campañas— un obús del tamaño de un “pez gordo” pudiera ser lanzado en las próximas semanas.

Notas indiscretas...

Hablando de gobernadores, pésima señal lo ocurrido con el de Chihuahua, José Reyes Baeza. Aunque el mandatario intentó primero minimizar los hechos en los que murió su escolta personal, está claro que el atentado era en su contra. Que no se olvide Reyes Baeza que ya en una ocasión balearon a su antecesor Patricio Martínez por lo que, en vez de tratar de tapar el Sol con un dedo, debiera tomar las medidas necesarias...

Por cierto que el atentado fallido se dio justo en medio del pleito declarativo que traía el gobernador con el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, y la canciller Patricia Espinoza. Lo cual hace pensar en una vieja máxima: divide y vencerás. El problema es quién la está aplicando... Los dados retoman el paso. Escalera doble.

SALVADOR GARCÍA SOTO / Periodista.

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