Martes, 31 de Diciembre 2024
Jalisco | Padecimientos crónicos obligan a los elementos a solicitar permiso médico

Bomberos de Zapopan piden hasta ocho incapacidades al mes

De dos a cuatro elementos con padecimientos crónicos y otras enfermedades obligan a los elementos a solicitar permiso médico

Por: EL INFORMADOR

Un grupo de operarios encargados de extinguir incendios, también conocidos como héroes urbanos, prepara su equipo y  herramientas. EL INFORMADOR /

Un grupo de operarios encargados de extinguir incendios, también conocidos como héroes urbanos, prepara su equipo y herramientas. EL INFORMADOR /

ZAPOPAN, JALISCO (18/AGO/2013).- Cada mes, en la Dirección Protección Civil y Bomberos de Zapopan los elementos tramitan hasta ocho incapacidades. De dos a cuatro de las solicitudes son por accidente de trabajo, como torceduras, esguinces y manejo de temperaturas extremas, como en los incendios, que requieren de una a tres semanas de reposo.

De dos a cuatro incapacidades mensuales se dan por padecimientos crónicos y otras enfermedades de los bomberos que, como cualquier persona, no están exentos a contraerlas, asegura el director de Protección Civil y Bomberos de Zapopan, Javier Nápoles Pérez.

“Serían otros dos a cuatro por mes por enfermedades crónicas que no tienen que ver con el trabajo. Algunos son personas que repiten incapacidad, sobre todo los de enfermedad general, que a lo mejor tienen diabetes, hipertensión, alguna enfermedad que constantemente estén pidiendo incapacidades”.

Según el funcionario, cada que se da una incapacidad, se hacen movimientos en las diferentes bases de Protección Civil, para no descuidar ninguna zona y tener los suficientes elementos disponibles.

Señala que en el presente temporal no se ha dado ningún accidente relacionado con los trabajos de rescate, pero sí se han dado incapacidades por otras cuestiones no relacionadas al trabajo.

La corporación está conformada por 240 personas, entre el área operativa, técnica y administrativa. La parte operativa, es decir, los bomberos que salen a las calles a servicios, está compuesta por 130 elementos. “Si alguna persona, según la base, nos llega a causar baja temporal por una incapacidad, se reubica el personal según la base”.

En el caso de Zapopan, cuando un elemento presenta una enfermedad, se le recomienda que vaya a la clínica que le corresponde como afiliado al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Si es accidente de trabajo se atiende en alguna Cruz Verde o el Hospital General de Zapopan. “Si llega a recurrir una situación más fuerte, se canaliza al hospital particular que nos de instrucción Servicios Médicos Municipales”.

Por otro lado, Nápoles Pérez señala que a pesar de que las tormentas han azotado a toda la Zona Metropolitana de Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque, tienen una peculiaridad: es la del arrastre de agua y tierra a gran velocidad desde el Bosque La Primavera.

“Zapopan y Tlaquepaque tienen el mismo riesgo en la velocidad de los cauces; la cuestión de Zapopan es que todo lo que capta el Bosque La Primavera baja por el desnivel con una velocidad muy fuerte. Esa velocidad se mantiene y llega a Tlaquepaque con esa misma velocidad y fuerza”.

En Guadalajara, hasta 50 por año


Para brindar la atención en el temporal, la unidad de Protección Civil y Bomberos de Guadalajara cuenta con 330 elementos operativos, divididos en cinco bases, y en tres guardias.

Si la contingencia es mayor, se integran otros 20 elementos en servicio extraordinario.

Al momento de una tormenta, por más ligera que sea, los bomberos se preparan para lo que venga: comienzan a irse a los lugares con mayor riesgo de inundación, y monitorean por radio, señala el titular de Protección Civil y Bomberos de Guadalajara, José Ángel Campa Molina.

En lo que va del temporal no se ha tenido ninguna baja de elementos a causa de accidentes relacionados con el trabajo, pero sí por otras cuestiones. “Los muchachos están preparados para eso, tienen la capacidad suficiente para ayudar a las personas, no hemos tenido ninguna baja. No se incapacitan sino por causas de enfermedad, al contrario, a ellos los motiva ayudar”.

Campa Molina indica que por año, en la corporación se otorgan alrededor de 50 incapacidades por enfermedad o accidentes, la mayoría fuera del trabajo, las cuales se entienden en el IMSS Jalisco, Cruz Verde o Cruz Roja, según la gravedad.

Si bien no se han presentado incapacidades por algún accidente relacionado con un rescate del temporal, los incidentes que se han presentado últimamente son picaduras de abeja. “Ha habido picaduras de abejas, con dos o tres días para que se recupere (el herido); van unos 10 de picaduras, uno grave, porque fueron muchos piquetes; requirió dos días para recuperarse, pero ya sabemos que él no es apto para mandarlo a esos servicios”.

RIESGOS

¿A qué se enfrenta un rescatista?


> Heridas por diversos objetos que están en los encharcamientos.

> Infecciones de las heridas por el contacto con agua sucia.

> Fracturas en su fisonomía corporal al pisar ramas de árboles, escombro, piedras o cualquier otro objeto.

> Caídas al momento de subir o bajar una pendiente.

> Impacto directo en su automóvil.

> Infecciones en la piel por aguas contaminadas, que van de leves a graves.

> Descargas de corriente eléctrica que provocan quemaduras.

> Quemaduras o lesiones por rayos.

QUE ELLOS SE CUIDEN PRIEMRO

Al ser personas que cuentan con el entrenamiento y las herramientas necesarias para rescatar a una persona del peligro en una inundación, incendio o riesgo en la vía pública, los elementos de Protección Civil y Bomberos de cualquier corporación deben extremar precauciones.

Son conocidos como héroes urbanos, pero hasta los héroes pueden tener errores.

De acuerdo el director de Protección Civil y Bomberos de Zapopan, Javier Nápoles Pérez, una de las mayores exigencias con los bomberos de su corporación es que usen debidamente su uniforme y equipo, pues con ese detalle se pueden evitar accidentes fatales. “Hay algunos elementos de diferentes corporaciones —no puedo decir que la mía porque es un reclamo general—, dicen que no se les proporciona el equipo, pero yo también hago el cuestionamiento recíproco, el que se tiene, muchas de las veces no lo usan, o no lo usan de forma adecuada”.

No usar las botas adecuadas, la ropa indicada o el equipo de protección destinado para determinado servicio suma probabilidades de un accidente.

Cualquier rescatista, no se diga un bombero, debe tener en regla su cartilla de vacunación, sobre todo la dosis antitetánica, pues está expuesto a heridas e infecciones por el contacto con el agua sucia o tierra.

Zapopan analiza que para los próximos temporales se tenga una mayor coordinación con la Secretaría de Salud Jalisco y con los Servicios Médicos Municipales, a fin de llevar un mejor control en cuestión de salud de los elementos.

Sin embargo, el funcionario invita a los bomberos a ser conscientes y cuidarse. “Nosotros somos los primeros promotores de la seguridad y tenemos que ser ejemplo de nuestra propia persona. Si soy un elemento de seguridad, debo tomar precauciones y tener el propio proyecto de seguridad en la salud, no se esperen a que alguien venga y se los traiga; si no se los traen, lo buscan, las vacunas se pueden encontrar gratis”.

TESTIMONIOS

• Conoce los riesgos y sabe sortearlos


Un encharcamiento de 30 centímetros en la vía pública puede ser más peligroso de lo que parece. Si una persona tropieza y cae en el agua, la corriente puede arrastrarla y puede no librarla.

La gente en general no lo sabe, pero Alejandro González Navarro, oficial en desastres de Protección Civil Zapopan, sí y con conocimiento de causa.

También sabe que el agua es conductora de electricidad y si se están haciendo labores cerca de cables de alta tensión, como cortar las ramas de un árbol caído, o sacando un coche de la inundación, puede morir electrocutado.

Hace 28 años trabaja como rescatista y a lo largo de ese tiempo ha pertenecido a las corporaciones de la Cruz Roja, Protección Civil del Estado, y ahora, Protección Civil de Zapopan.

Hasta el momento no ha sufrido una lesión fuerte. Sólo aquella vez cuando por confiarse, como él mismo dice, en una labor de rescate en una volcadura en carretera a Colotlán, pisó una piedra que le causó una fractura en pierna y tobillo, que lo hizo acreedor a 18 clavos mediante cirugía.

“A veces uno cree que ya sabe todo y dejas la regla de seguridad, es cuando pasan los accidentes. Yo creí que tenía todo dominado y empecé a hacer descenso y en lugar de bajar en zigzag, bajé a brincos y me lastimé”.

Por sus ojos han pasado muchas lluvias y siguen igual de fuertes. Lo que sí ha cambiado es que en estos tiempos se tiene mejor equipo para hacer labores preventivas y de rescate.

Otro detalle que sí ha aumentado es la gravedad de las inundaciones en ciertas zonas. “Sí se tienen más inundaciones porque los cauces ya son invadidos por la urbe. Además, antes había más adoquín o empedrado y el agua se absorbía; ahora estamos haciendo todo con concreto y ya no hay absorción, entonces sube el índice de agua de arrastre, ésa es la gran diferencia”.

Alejandro tiene esposa e hijos y cada vez que sale de casa da un beso a cada uno. Tiene razones por las cuales cuidarse, pues alguien lo espera. “Les digo ya me voy, le doy un beso a mi hijo, a mi señora, y que Dios te acompañe, y vámonos. Hasta ahorita creo que sí me ha acompañado; me encomiendo al de arriba, a quien esté menos desocupado”.

FRASE

"Les digo ya me voy, le doy un beso a mi hijo, a mi señora, y que Dios te acompañe, y vámonos".

Alejandro González Navarro, oficial en desastres de Protección Civil Zapopan.

• Jugaba a ser héroe

Juan Moreno Suárez sí soñó con ser bombero y jugaba a serlo de pequeño. Además, tenía el ejemplo de dos de sus hermanos, quienes eligieron dedicarse a ofrecer ayuda a la gente que necesita ser rescatada.

Sabe nadar, bucear; maniobras de todo tipo. Aun así, sabe que es vulnerable a los accidentes. Es bombero de Guadalajara desde hace 18 años. Actualmente tiene 35 de edad y la misma vocación que desde sus inicios.

Él, como sus compañeros que salen a las calles mientras el resto de la población se resguarda, tiene muchas cosas en contra: la corriente del agua es muy fuerte; no se sabe qué hay debajo del agua, si hay algún hundimiento.

Está consciente de que en una inundación, como las que se han presentado durante el presente temporal en la Zona Metropolitana de Guadalajara, puede caer en una alcantarilla destapada, un socavón profundo, o simplemente ser arrastrado por el agua.

En sus 19 años de carrera no ha tenido un accidente que lamentar, sólo incidentes leves, recuerda. “Siempre trato de prepararme. El mayor riesgo es ahogarse durante una inundación. Hay muchas situaciones que no se pueden controlar; estamos capacitados, traemos herramientas y sabemos qué hacer en esa situación, pero no podríamos evitarlo en caso de presentarse el accidente”.

La vocación está por encima del miedo. Vale más, dice, ayudar a alguien que lo necesita.

Ha visto de todo: desde personas atrapadas en su coche, con dos metros de agua en un paso a desnivel, hasta lo más fuerte, cuando sus ojos vieron cómo la corriente se llevó a un niño de tres años, pese a que se hicieron todas las maniobras para rescatarlo. “Sólo llegando al lugar sabemos qué vamos a hacer, tenemos ya experiencia pero, la verdad, todos los servicios son diferentes, nunca es igual una inundación, toda la vida es estar aprendiendo”.

Pero, dice, las satisfacciones son mayores a las experiencias negativas. Salvar, o luchar para intentar salvar a una persona o animal, aun poniendo en riesgo la vida, vale la pena el riesgo, comenta orgulloso.

NINGÚN MUNICIPIO METROPOLITANO ESTÁ EXENTO DE BAJAS

Además de las bajas en Guadalajara y Zapopan otros municipios metropolitanos reportan incapacidades médicas. El territorio de Tlajomulco de Zúñiga cuenta con arroyos, canales y presas que en temporada de lluvias son susceptibles a provocar contingencias.

El director de Protección Civil y Bomberos, Felipe de Jesús López Sahagún, reconoce que el riesgo siempre es latente, desde cuando los elementos realizan desazolves, hasta el momento que acuden a atender un llamado, con peligro de tener un accidente automovilístico en alguna carretera, dado que Tlajomulco conecta con diversas entradas y salidas carreteras. “Es parte del trabajo, durante la lluvia se tiene que ir a los lugares donde se pueden presentar los problemas y, después, ver cómo quedaron los arroyos y pedir los apoyos necesarios”.

Los incidentes más comunes que se han presentado en la corporación, menciona el funcionario, son las torceduras de tobillo y problemas con las lumbares. Sin embargo, durante el temporal no han habido bajas de elementos por estas causas. Al año, la corporación de 54 elementos registra alrededor de 10 incapacidades en el IMSS por torceduras de tobillo o fracturas, además de cerca de 30 más por enfermedad. Cuando los bomberos no acuden al IMSS, van a Servicios Médicos Municipales, pero López Sahagún lamenta que se les cobre la atención.

Tlaquepaque registra dos permanentes

Utilizar el caso, las botas adecuadas, uniforme y sobre todo, no exponerse, es lo que el director de Protección Civil y Bomberos de Tlaquepaque, Enrique Mederos Flores, pide siempre a sus elementos, al momento de salir a una contingencia.

Con ello se minimizan los riesgos, pero no se eliminan por completo. En lo que va de este temporal se ha registrado una incapacidad en un bombero, de los 56 que integran la corporación; sufrió de taquicardias y permanece de baja. “Nos encontrábamos en el servicio de San Martín de las Flores de Abajo, donde se nos inundaron las casas, y pues no sé qué pasaría, cuál sería su problema, pero lo trasladamos a Servicios Médicos Municipales y de ahí al IMSS Jalisco, y sigue incapacitado hasta el momento”.

Otro bombero incapacitado está de baja por un esguince en un incendio de este año, ya que tuvo como secuela una trombosis y también se atiende en el IMSS Jalisco. “Al bajar las escaleras no pisó bien y se resbaló. Llegó a Servicios Médicos Municipales, le tomaron una radiografía, se derivó al Seguro Social, y sigue incapacitado”.

Además de estos dos, hay dos personas más que tienen incapacidad indefinida desde hace más de seis años. Ambos se incapacitaron por una cirugía de columna a causa de un accidente dentro del servicio.

Tres a cuatro, al año, en Tonalá

Cada año, en el municipio de Tonalá se dan alrededor de tres a cuatro incapacidades en la corporación de 75 bomberos de Protección Civil, pero según dice el director de la corporación, Manuel Nájera Martínez, no son relacionados con los servicios de rescate.

Y a pesar de que las tormentas han azotado fuertemente al municipio, no se han presentado incidentes graves en los elementos. “Ellos son responsables, por una gripa o algo no piden incapacidad, por ejemplo, hubo un bombero que iba en su bicicleta y derrapó y se incapacitó pero fue fuera del trabajo”.

Desconoce si hay personas con incapacidades permanentes, de incidentes añejos. No obstante, comentó que para salvaguardar la seguridad, también de los elementos, cada vez que salen a ofreceré el servicio van acompañados de una ambulancia detrás de la motobomba. Este servicio también se presta a algún ciudadano en caso de requerirlo al momento del rescate. “Siempre hay coordinación en cuanto a los compañeros, nos amarramos de vehículos, árboles, postes, para poder salvar una vida, pero somos precavidos”.

Enfrentan acciones y emociones


Se enfrentan a los estragos de la naturaleza en el campo de batalla urbano. También se enfrentan a situaciones de riesgo con las personas que, al no tener a dónde ir tras recibir la indicación de evacuar su vivienda por riesgo de derrumbe, por desesperación se comportan de manera hostil contra los elementos de Protección Civil.

Dependiendo del acuerdo que se tenga en cada municipio, cuando un bombero se accidenta o presenta alguna enfermedad, puede recibir atención médica en diversos lugares.

Todos los bomberos de la Zona Metropolitana de Guadalajara cuentan con servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Alhy Daniel Núñez Quiroz, paramédico y vocero de la Cruz Roja delegación Guadalajara, destaca que, además de los riesgos físicos naturales que implica un servicio de rescate, un elemento de Protección Civil se ve afectado de manera emocional debido a las intensas cargas de trabajo, las desgracias que les toca cubrir, y las vidas que no llegan a salvar.

Y pese a que las instituciones de respuesta han intentado incorporar un área de sicología o tener convenios con instancias externas que atiendan a los rescatistas, todavía queda mucho por poner del tema sobre la mesa.

Destaca que cualquier persona que sea rescatista debe permanecer fuerte mientras está en acción, pero como cualquier ser humano, debe canalizar su emoción después, para que no le afecte.

RESCATISTAS RESCATADOS

En la Cruz Roja Guadalajara, cada año se registran alrededor de cuatro a cinco atenciones a rescatistas, llámese bomberos municipales, estatales y paramédicos de los diferentes servicios médicos municipales.

En el caso de los paramédicos de la Cruz Roja, a diferencia de los bomberos, sufren más de traumas por choques, mientras responde a un servicio en ambulancia. Por éstas y otras causas, alrededor de dos paramédicos de la Cruz Roja se incapacitan de una a dos semanas.

“En todo el Estado de Jalisco se dan hasta siete u ocho choques, en algunas de las 120 ambulancias que se tienen, pero son accidentes moderados tanto en los ocupantes de los vehículos como en los de nuestras ambulancias”, refiere Alhy Daniel Núñez Quiroz, paramédico y vocero de la Cruz Roja Guadalajara.

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