Atender a los consumidores

Es un reclamo social: gritar a los cuatro vientos que estamos dejando de poner atención al verdadero problema del narcotráfico, que son los consumidores. Por eso mismo nos atrevemos a sugerir siete puntos a considerar para realmente aportar algo positivo:

1. Enfocar el problema del tráfico y venta de drogas más como un problema de salud, que como un delito del crimen organizado. Lo que implica dejar de perseguir a los que las producen y venden y mejor dedicarnos a prevenir y detener drásticamente su consumo.

2. Si bien es cierto que no aspiramos a que desaparezcan de golpe, sí estamos convencidos de que los consumidores deben tener opciones de consumo que no sean dañinas a su salud, ni promotoras de adicciones, por lo que muchos especialistas han sugerido la creación legal y científica de drogas llamadas del bienestar, que suelen ser muy semejantes a los ansiolíticos y a una gran serie de medicamentos psiquiátricos que ayudan a mejorar el sueño, la angustia y la depresión (que dicho sea de paso, son el trasfondo de la motivación de muchos consumidores). De esta manera ponemos al alcance de la población medicamentos y estimulantes que sean más amigables, a bajo costo y vendidos con receta en una farmacia y con prescripción médica.

3. Gran parte del problema que tenemos es debido a que el estilo de vida está cargado de ocio y aburrimiento y las únicas actividades alternativas están relacionadas con la evasión. Y así las drogas son un consumible indiscutible. Por ello hemos de empeñarnos en poner más énfasis en actividades recreativas y sociales, para que los diversos segmentos de la población tengan una vida más entretenida, productiva y socialmente creativa. Así, el deporte, la cultura y las obras sociales deben ser fomentadas en la población. Todos nos vamos a sentir mejor.

4. Dar opciones de entretenimiento a los jóvenes que no sean bares, antros y centros que fomentan el vicio y el juego. La verdad nos ha hecho falta imaginación para tener propuestas más edificantes y formativas. Entre menos lugares de vicio y más de virtudes, seguramente estaremos cambiando hábitos de vida en nuestras ciudades.

5. El dolor y el sufrimiento están en la base de muchos vicios, por ello los programas sociales son indispensables. Es decir, abatir la marginación, el desempleo, la falta de acceso a la educación y todo cuanto discrimine y lastime el bienestar de una persona.

6. El sistema educativo nacional debe poner especial cuidado en hacer programas de antidoping al azar, a bajos costos, para inducir una visión de que es una conducta proscrita y que tiene sus consecuencias. Al igual que luchamos contra la violencia y la obesidad.

7. Educar sobre este mal hábito implica enseñar las consecuencias de vivir bajo la influencia de las drogas, más que informar sobre ellas. Urge una campaña de sensibilización y prevención.

Sabemos que algunas son más viables que otras, pero no podemos aplazar en disminuir el consumo a la par que luchamos en contra del narcotráfico.