GUADALAJARA, JALISCO (24/OCT/2016).- Durante décadas, las organizaciones civiles se han dado a la tarea de fomentar la cultura de la donación y la formación de redes ciudadanas para ayudar a las comunidades vulnerables de Jalisco, recientemente se percataron que pueden realizar un esfuerzo adicional. Se trata de incluir un valor agregado a las despensas, juguetes y paquetes de ropa que se reparten a los más necesitados mediante proyectos de emprendurismo, que dan un giro al concepto de “donación”.Es el caso de las nuevas actividades que impulsa el Bred (Banco de ropa, calzado y enseres domésticos), que desde hace tres años trabaja bajo la visión de transformar y rediseñar los donativos que mensualmente recibe.Para tal fin se creó el Centro de Proyectos Productivos, que funge como un laboratorio de ideas en el que se le da una nueva imagen a la madera que donan empresas socialmente responsables y los muebles que las familias ya no usan.Lilia Edith Rodríguez Solís, coordinadora del centro y procuradora de fondos del Bred, explica que en este espacio, conformado por dos carpinteros, se crean comedores, libreros y sillas destinadas a familias de bajos recursos. “Hemos hecho comedores completos creados con 80% de cartón y el resto de madera que nos donan”.Esta visión se replica en el Banco Diocesano de Alimentos, que durante 25 años ha llevado despensas quincenales a un promedio de 70 mil jaliscienses. De acuerdo con Neftalí Martínez, gerente de desarrollo institucional, el Banco duplicará su nivel de atención al construir un segundo edificio en el que se comenzarán los procesos de empacado y enlatado para convertirlos en alimentos no perecederos que las familias puedan conservar con mayor facilidad. “Es un proyecto que vislumbramos a cinco años y que pretende seguir colaborando con los beneficiarios, ya que no tienen recursos para comprar un refrigerador”.Considera que la actividad altruista continúa creciendo, por lo que es necesario aprovechar la buena voluntad de los jaliscienses para generar aportaciones de valor a la sociedad.La Ciudad de los Niños del Padre Cuéllar, con más de 80 años cobijando a la población infantil, también se ha inmiscuido en la innovación. El padre Salvador Eduardo Torres Arredondo, subdirector de educación integral, expone que recientemente iniciaron con las subastas de productos almacenados en el bazar, espacio que se habilitó para vender las donaciones que no son de utilidad en el albergue. “Los recursos que salen del bazar representan 80% del monto que se requiere para atender todas las necesidades de la institución”.