Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Antropología del confesionario

Hacía mucho que no se escribía un libro bueno, poco gastado, original y divertido sobre Guadalajara

Por: EL INFORMADOR

Libros sobre Guadalajara hay muchos, muchísimos: bonitos y feos; grandes y medianos; buenos, malos y malísimos; sufridos y gastados (algunos verdaderos atracos al erario); aburridos (casi todos) y divertidos (muy pocos); repetitivos (la mayoría) y originales (unos cuantos).

Hacía mucho que no se escribía un libro bueno, poco gastado, original y divertido sobre Guadalajara. Armando González Escoto lo logró. Desde Guadalajara, La perla de Occidente de Guillermo García Oropeza (1988) y Oblatos-Colonias de Juan José Doñán (2001) no se había publicado un libro que fuera una verdadera crónica de la ciudad, de punta a punta y de arriba a abajo, y tuviera una visión propia. En Guadalajara, la casa tapatía su gente y su tiempo (Univa 2010), González Escoto logró un auténtico retrato de la sociedad tapatía, desde su fundación hasta los antros de moda, desde las calles tiradas a cordel hasta los cotos de hoy, con una pluma refinada, una capacidad de observación sorprendente y un humor maravilloso.

Armando González Escoto, además de un tapatío culto, inteligente y miembro del Consejo de la Crónica de la ciudad, es sacerdote de tiempo completo. Y aunque él no se asume como tal en el libro, ni en la firma, ni en la escueta ficha biográfica que aparece en la solapa, ni en el contenido, me permito la indiscreción porque sólo desde el oficio del sacerdote de a pie, de quien ha recorrido la ciudad de Norte a Sur y de Oriente a Poniente, de quien conoce las más oscuras pasiones y preocupaciones de la ciudad desde el confesionario, se puede lograr una visión tan amplia y a la vez tan precisa de un objeto tan complejo e inasible como lo es una metrópolis. Lo que hace González Escoto es una especie de antropología del confesionario, un retrato social hecho a partir de pequeñas imágenes y pinceladas rescatadas del secreto.

Sólo como una probada, a manera de degustación de esas que sólo sirven para dejarlo a uno con hambre y sin comida, algunas de las frases del texto de González Escoto.
Sobre San Juan de Dios: “Wall Street y la Bolsa Mexicana de Valores juntos, en su versión más popular pero no por ello menos poderosa”.

Del futbol: “La más pacífica versión de la guerra”.

De las primaveras que florean en marzo: “La prueba más contundente del histórico Big Bang que desencadenó la colosal hermosura del universo”.

Lapidaria sobre los cotos: “Entrar a Puerta de Hierro es salir de Guadalajara por la vía rápida”.

Sobre la Iglesia Católica tapatía: “...da la impresión de una comunidad católica que se quedó con el semáforo en alto, siendo así que hace años se puso en verde, o que dio la vuelta indebida quedando en un callejón sin salida del que, además, no quiere salir”.

Guadalajara, la casa tapatía, su gente y su tiempo (el título, lo menos afortunado del libro, quedó muy por debajo de la calidad del contenido) está a la venta sólo en la Univa y en el Museo Regional.

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