¡Ah qué calorón!

Viernes 28 y sábado 29 de mayo. En la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) se elevan las temperaturas, el viento se ausenta cuando el Sol está en la cresta, el ozono se concentra y se decreta la Fase 1 de Contingencia Ambiental. “Es normal en este tiempo”, dicen las autoridades. Los tapatíos no saben dónde refugiarse del calorón.

El director del Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Ángel Meulenert Peña, quien sabe, y mucho, de estas cosas, advierte con simpleza: “En el pronóstico del tiempo no hay nada escrito ni pueden hacerse pronósticos con absoluta precisión”. Y, en otro momento de una entrevista reciente con EL INFORMADOR, en lo que pareciera una somera descripción del talante de los tapatíos cuando se trata de hablar del clima, el científico pondera: “Lo que sucede es que la gente no tiene sensor que le mida y no puede hacer una comparación real. Siempre dicen: ‘Éste es el año más caluroso’”.

— ¿Por qué su inclinación por la meteorología? —le preguntan a Meulenert.
— En Cuba tuvimos la suerte de que esa carrera formaba parte de la Academia de Ciencias. Y sucede que hay un dicho en Cuba, de que el cubano tiene un poquito de beisbolista, otro poquito de médico y otro de meteorólogo. La cuestión es que Cuba es una isla situada en el Caribe, precisamente en una posición geográfica tal, que es muy propensa a que sea azotada por ciclones tropicales. Prácticamente tenemos una estadística de que la isla sea azotada por ciclones casi todos los años, de manera tal que el cubano lleva dentro de uno esa atracción, ese fenómeno tan impactante de la Naturaleza, y eso hace que muchos jóvenes en Cuba de aquella época y la actual, sientan ese deseo de desentrañar los secretos de ese sistema de la Naturaleza.

— ¿Usted vivió un ciclón tropical?
— ¡Muchísimos! Y no sólo lo viví de niño, sino que ya de profesional los trabajé.

Esa entrevista con el doctor Meulenert sale del archivo, porque hace un par de semanas me encontré una nota curiosa en internet. Revelaba que los británicos pasan, en promedio, el equivalente a seis meses de su vida hablando del tiempo, según un sondeo.

Las especulaciones sobre si va a llover o va a hacer sol, las quejas por el frío o por el calor son el principal tema de conversación con desconocidos y compañeros de trabajo para 58% de los británicos, agrega el estudio realizado entre más de dos mil adultos. En resumen, los británicos hablan del tiempo 49 horas al año, más que de su trabajo, la televisión o el deporte.

Uno de cada cinco británicos mayores de 65 años se creen capaces de prever el tiempo tan bien como los meteorólogos profesionales. “Estos hallazgos demuestran que somos realmente una nación obsesionada por nuestro clima”, declaró Paul Llewellyn, de la empresa Lloyds TSB Insurance, que encargó el sondeo.

No conozco una encuesta sobre el tema realizada en tierras tapatías, pero casi puedo apostar que les ganamos a los británicos. ¿O usted no siente que hoy hace más calor que nunca en Guadalajara?