Agonía metropolitana

Es inminente que detengamos la agonía metropolitana en que vivimos, que ha sido causada por la incapacidad de las autoridades de diferentes gobiernos, con la complicidad de nosotros mismos, la comunidad, además de esa adicción enfermiza que es el oponerse a todo, como lo llaman Castañeda y Aguilar Camín, “la generación del no”.

Los gobernantes y políticos por sus prioridades equivocadas, que primero piensan en el puesto político que pudieran alcanzar, en lugar de tomar con honesta responsabilidad el trabajo que deberían hacer en beneficio de la metrópoli y de sus habitantes, esto aunado a la indiferencia y falta de participación de todos nosotros.

Hoy los alcaldes de la región metropolitana tienen la gran responsabilidad y el difícil trabajo de limpiar toda la basura que les dejaron, algunos casos con corrupciones dramáticamente vergonzosas. Como dijo Diego Petersen “no sé qué es peor, un político que se cree técnico o un técnico que se mete a lo político”.

Se han elaborado gran cantidad de planes para la ciudad, pero no hemos tenido la capacidad de ejecutarlos. Lo grave es que la tendencia actual si no se corrige, provocará un escenario catastrófico irreversible, destruyendo el patrimonio natural, sumado al agresivo y desordenado crecimiento urbano, lo que ha provocado la pérdida de la calidad de vida que ofrecía Guadalajara.

Somos los habitantes los que tenemos así a Guadalajara y los únicos que debemos y podemos hacer algo para mejorarla. Los alcaldes de la región metropolitana tienen el deber inminente de coordinarse en un Pacto Metropolitano y con los gobiernos federal y estatal, sin dejar de participar y presionar a los Poderes Legislativos, para que realicen la normatividad necesaria.

Actualmente vivimos un verdadero caos, con errores flagrantes en los planes parciales y de desarrollo urbano, provocando una alarmante dispersión urbana, sin aprovechar la infraestructura actual de la metrópoli, lo que se podría hacer en el gran numero de espacios baldíos.

Se debe reflexionar en el poder absoluto e independencia que tienen los municipios, a veces manejados por ayuntamientos con regidores que mal saben leer y que muchos están ahí enfermos de adicción partidista.

En esa reflexión responsable se debe definir cómo queremos nuestra metrópoli en los próximos 50 años, cosa que no ha sucedido y nunca se ha  tenido la visión para pensar en ello, resolviendo los temas más importantes que provocan la calidad de vida, como son la protección de los recursos naturales, el incremento de áreas verdes, el transporte colectivo, la movilidad urbana y la recuperación de los espacios urbanos que humanizarían la ciudad.

Ésta es la gran tarea que tenemos que realizar autoridades y ciudadanos en conjunto, destacando la importancia del trabajo de los alcaldes para disminuir esta agonía metropolitana que vivimos.