Lunes, 25 de Noviembre 2024
Jalisco | Entre veras y bromas por Jaime García Elías

— ''Ya la vimos...''

'Lo que no puede ser, no puede ser... y además es imposible'

Por: EL INFORMADOR

De haberse materializado, ayer, la ilusión de una victoria sobre Argentina en el Mundial de Sudáfrica, México no sería, ipso facto, un mejor país... aunque la mayoría de los mexicanos serían, ciertamente, más felices.

—II—


Puesto que el futbol es, en efecto, el opio del pueblo, un triunfo —¡sobre Argentina, nada menos!— en el partido por el pase a cuartos de final (y, con él, la distinción de terminar entre los ocho primeros del certamen), no hubiera transformado el estado de cosas que se vive en el país. No obstante la generosidad —dejémoslo de ese tamaño para efectos de inventario— de las empresas televisoras, que regalan decenas de casas en función de los números que llevan en los dorsales los anotadores de los “goles con causa”, las cifras de la marginación y la pobreza extrema (ya se encargarían las cifras del INEGI de corroborarlo al final del censo) permanecerían prácticamente inmutables; al saldo trágico de la violencia cotidiana generada por el narcotráfico y la delincuencia organizada, hubieran tenido que agregarse las cifras de las víctimas de las celebraciones del “¡Sí se pudo...!”. La clase gobernante, con el oportunismo que le caracteriza, hubiera aprovechado la coyuntura para montarse presurosa en el pescante del carro de los triunfadores. Y no sólo: cualquiera puede imaginarse los homenajes, no sólo en los jardines de Los Pinos, sino en el Zócalo mismo, con los “héroes nacionales” asomados a los balcones mientras la turba, desde abajo, los aclamaba delirante; cualquiera entendería como lógico —en los términos de la peculiar lógica de los políticos— que, con los recursos públicos que “no hay” para otras cosas, el “Chicharito” Hernández, antes de reportarse con el Manchester United donde continuará su carrera, tendría que venir a inaugurar la estatua ecuestre que se le dedicaría, en vida, en el único lugar a la altura de sus méritos: ¡El mero centro de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres!

—III—

El desenlace del episodio equivale a repasar, por enésima vez, la tabla del siete, o el pretérito de subjuntivo del verbo tener... Por más oportunidades que nos dé la vida, nunca vamos a aprender que la Naturaleza no da saltos, que la suerte no anda con los flojos, y que —como dicen que dijo Napoleón— “Lo que no puede ser, no puede ser... y además es imposible”.

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