Lunes, 25 de Noviembre 2024
Jalisco | Entre veras y bromas por Jaime García Elías

— Vía crucis

El camino hacia los Panamericanos del año próximo ha sido, literalmente, un vía crucis...

Por: EL INFORMADOR

De los Juegos Panamericanos de 2011 se dirá, seguramente, que han sido “los mejores de la historia”; es decir, lo mismo que se ha dicho de todos los anteriores. (Lo que quizá no se diga es que habrán sido, si no los más costosos, sí, casi seguramente, los más conflictivos).

—II—

Hasta ahora, las cifras relacionadas con las “inversiones” que en los dichosos Juegos se han realizado, se han manejado en tono triunfalista: hace dos semanas que estuvo en Guadalajara —para “inaugurar” tardíamente (valga el disparate) la Olimpiada Nacional—, el Presidente Calderón habló de los dos mil millones de pesos que el Gobierno federal ha aportado y estaría por aportar para construir los que serán escenarios de las competencias. Nada que ver con las aseveraciones que se hicieron hace 15 años, cuando las primeras administraciones panistas que gobernaron en estas “tierras de Dios y de María Santísima” afirmaban que la ciudad contaba ya con una infraestructura idónea, y que con una erogación relativamente modesta bastaría para complementarla.

El camino hacia los Panamericanos del año próximo ha sido, literalmente, un vía crucis... con más caídas que las del episodio modélico que refieren los evangelios. Primero, la adquisición, el desalojo y/o demolición de las viviendas en los terrenos aledaños al Parque Morelos, elegidos inicialmente; segundo, la polémica en torno al predio de El Disparate, a orillas de la Barranca de Huentitán, para construir el Estadio de Atletismo; tercero, las pifias —desde el punto de vista estrictamente deportivo— en la construcción de algunos escenarios; cuarto, el sigilo —rayano en la secrecía— con que se decidió el emplazamiento definitivo del estadio en cuestión.

—III—

El “Proyecto Alameda” en que se “invirtieron” 500 millones de pesos, derivó en un abandono, una ruina y una degradación mayores a los que ya había en la zona que supuestamente contribuiría a rescatar. El riesgo de que las costosas instalaciones deportivas que se han construido devengan, pasados los Juegos, en sendos “elefantes blancos”, está latente. El temor de que la infraestructura y los esquemas de movilidad urbana, en una ciudad cada día más conflictiva, no estén a tono con las exigencias del compromiso, ídem...

Más vale que los Panamericanos de 2011 sean, de veras, los mejores de la historia. Después de todo, peor sería que se dijera que han sido los más desangelados... y que fuera cierto.

(Con la venia del lector amable, un receso de dos semanas. Que lo disfrute).

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