Domingo, 24 de Noviembre 2024
Jalisco | Entre veras y bromas por Jaime García Elías

— ''Tragedia''

Calderón puede tener, desde ahora, la certeza de que si el PAN pierde en las próximas elecciones federales, lo hará por la misma vía por la que llegó al poder

Por: EL INFORMADOR

Un Presidente de la República que irrumpe en el aparador, ondeando, en actitud a todas luces propagandística, las banderas del partido que lo hizo candidato, se degrada. Desdeña que si algún sentimiento de gratitud debe tener hacia quien lo llevó al poder, el destinatario de ese sentimiento debe ser, más que el partido en el que hizo carrera como funcionario público, el pueblo que lo consagró como mandatario. Y así como Zedillo, Salinas, De la Madrid, López Portillo, Echeverría y sus predecesores, ungidos con la más alta representación popular en siete décadas de gobiernos priistas, fueron presidentes de todos los mexicanos —incluidos los ciudadanos que se abstuvieron de votar por ellos—, Felipe Calderón (al igual que su antecesor, Vicente Fox) no sólo tendría derecho de hacer lo propio: tendría la obligación de hacerlo.

—II—

Al expresar, el domingo, en el discurso conmemorativo de los primeros 10 años de gobiernos (“democráticos y humanistas”) de factura panista, que sería “una tragedia” regresar a lo antiguo —entendido “lo antiguo” como todo lo que representaba el PRI—, Calderón, sin embargo, acierta...
Acierta, porque si el pueblo, en las urnas, dentro de dos años, reinstala al PRI como partido gobernante, será, necesariamente, porque el PAN no estuvo a la altura de su oportunidad y su compromiso con la historia; de que no supo honrar, en el ejercicio del gobierno, sus principios de doctrina; de que le quedaron grandes el honor y la responsabilidad que el mismo pueblo le confirió. Acierta, porque será señal de que la estrategia priista de convertirse, sistemáticamente, en lastre de los regímenes panistas (habida cuenta de que, como dijo Fox en su discurso de toma de posesión, “el Presidente propone y el Congreso —de mayoría priista— dispone”), dio los resultados previstos. Acierta, finalmente, porque la vuelta en U demostraría que las cacareadas bondades de la alternancia se circunscriben, en México, a que el pueblo ejerce  el derecho de escoger —como dijo Fedro— el nombre de su amo.

—III—

Por lo demás, si esos augurios se confirman, Calderón puede tener, desde ahora, la certeza de que si el PAN pierde en las próximas elecciones federales (como ya lo ha hecho en los estados y municipios en que la ciudadanía pasó, en relativamente poco tiempo, de la ilusión al desencanto), lo hará por la misma vía por la que llegó al poder: “Con la fuerza pacífica del voto”... como la llamó el propio Calderón.

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