— Tópicos

Hasta hace relativamente pocos años, los avances en la tecnología se ilustraban con el ejemplo del buey —ninguna alusión personal...— que araba con un radio de transistores colgado en un cuerno. Hoy en día, pretender hacer futurismo en esa materia, es correr el riesgo de comprobar que lo que se antojaría maravilloso para el porvenir, muy probablemente ya sea cosa del pasado; obsoleto, inclusive. (Como dice un paisano: “Es frustrante comprobar que lo que se me acaba de ocurrir, ya lo inventaron otros; ¡ah, pero el día que los alcance...!”).

—II—

No; sinceramente, con todo el respeto que el señor merece, difícilmente habrá quien comparta los tópicos del secretario de Promoción Económica de Jalisco, Alonso Ulloa Vélez, a propósito de la Conferencia de Plenipotenciarios de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) que se celebra en Guadalajara. En los años de la Postguerra —mediados del siglo pasado—, en el mundo se tenía una visión de México y los mexicanos, basada en estereotipos elaborados y difundidos por el cine. Ahora, avanzado ya el siglo XXI, pocos avalarían la aseveración de que “muchos” de los ministros de 192 países que con el motivo señalado están en Guadalajara, “esperan vernos a caballo o sentados bajo un árbol con sombrero”; (no queda claro, por cierto, si los ensombrerados somos nosotros, si es el caballo... o si es el árbol). También, cuando el funcionario refiere que en la inauguración de la Feria Mundial de Shangai, “los empresarios chinos creían que México estaba en Sudamérica, junto a Brasil”, convendría aclarar si sólo se entrevistó con “empresarios” interesados en abrir restaurantes de comida china en Guadalajara (hasta ayer había 18 de ese tipo por uno de comida mexicana), o si también habló con otros con más mundo recorrido.

—III—

Por lo pronto, en la hipótesis de que la mayoría de los participantes en la Conferencia de la UIT tuviera una noción de Guadalajara más acorde con la realidad, conviene puntualizar, por si a alguno de ellos le interesa, que en Guadalajara sí hay salones y sitios adecuados para ofrecer una cena y un espectáculo de música y bailes folklóricos, sin necesidad de cerrar a la circulación una de las principales avenidas de la ciudad. Lo que sucede es que aquí las decisiones de gobierno, con más frecuencia de la deseable, no se encomiendan a gente sensata, criteriosa, creativa y preparada, sino a fulanos cuyas neuronas sólo alcanzan para ocurrencias peregrinas... fastídiese quien se fastidiare.