— ''Siempre no...''

Como decían los “chistosos” que entraban al cine cuando la sala ya estaba a oscuras y desde la pantalla estallaba el rugido del león de la Metro:
—Vámonos: ya la vimos...

—II—

También ésta “ya la vimos”: en la interminable —y, si nadie se ofende, un tanto fastidiosa— serie de episodios acerca de los Juegos Panamericanos de 2011, la noticia más reciente: después de aplicar la vieja táctica de los conejos (“misteriosos... y veloces”), con la intención deliberada de despistar a los críticos; después de invertir tiempo y dinero —del pueblo, obviamente—, no en la construcción de nada sino apenas en los “movimientos de tierras” preliminares; después de llevarse entre las herraduras, a la voz de “nadie nos vio”, algunos cientos de árboles del bosque de La Primavera; después de hacer unas cuantas declaraciones que sólo sirvieron para llenar, con vil paja, otros tantos espacios en los medios de comunicación, resulta que “dijo mi mamá que siempre no...”.

Ni en “El Disparate”, a orillas de la Barranca de Huentitán, donde se hubiera perpetrado un ecocidio en nombre de un mal disimulado negocio inmobiliario; ni en “El Bajío”, histórica zona de recarga de los mantos freáticos donde la mano del hombre ya ha metido bastante el pie —como decía Juan Verdaguer—, puesto que ya se construye ahí la Villa Olímpica y acaba de inaugurarse el estadio de las Chivas; ni a inmediaciones de La Primavera, por el difícil acceso, las previsibles afectaciones al ecosistema y las irregularidades —o torpezas, de plano— en la adquisición de los predios...

El Estadio de Atletismo para los Juegos, según el más reciente capítulo —que no necesariamente el último— de esa telenovela, se construirá, probablemente, en la Unidad Deportiva Ángel Romero Llamas, tras la correspondiente cesión en comodato, al Consejo Estatal del Deporte, acordada el sábado, muy “a la chita callando”, por el cabildo de Zapopan.

(Claro: si el Diablo no vuelve a meter la cola...).

—III—

En cualquier otro lugar del mundo parecería absurdo que, a 14 meses del arranque de los Juegos, siga en el limbo la construcción del estadio de atletismo. No, en cambio, en Guadalajara, donde —la tesis es de don Eugenio López— hasta para fundar la ciudad se hicieron tres intentonas, y sólo se decidieron cuando una mujer —en esta “tierra de machos”, ¡oh, paradoja!—, tuvo los pantalones suficientes para decir “¡aquí...!”.