Lunes, 25 de Noviembre 2024
Jalisco | Por Jaime García Elías

— Salió 'sello'

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Por: EL INFORMADOR

Primera salvedad: el doctor Alfonso Petersen Farah es un perfecto caballero.
Segunda salvedad: el doctor Petersen fue un alcalde de Guadalajara —su ciudad natal— a quien animaba la mejor de las intenciones cuando decidió convertirse en portaestandarte de un sueño: el proyecto de construir en pleno Centro de la otrora “Perla de Occidente”, la Villa que serviría de alojamiento a los atletas que acudirán a los Juegos Panamericanos del año próximo, primero..., y, a continuación, en el detonante de la recuperación de un “centro histórico” cada vez más decadente y prostituido.
Tercera salvedad: el doctor Petersen fue, como funcionario público, un hombre honesto.

—II—
De hecho, aunque hay una investigación en curso, y aunque el dictamen preliminar de las autoridades estatales, municipales y del despacho Price Waterhouse Coopers descarta, en primera instancia, el dolo o el ánimo deliberado de obtener, de manera ilícita, un beneficio pecuniario, se estima que haber hecho compras sin pasar por las licitaciones que la ley establece, y haber pagado hasta 4.6 veces más de lo que normalmente debió pagarse por los predios adquiridos al efecto de hacer realidad un proyecto que al cabo quedaría en lamentable y aun escandaloso aborto, constituyen flagrantes irregularidades.

La buena intención —valga la insistencia— es indudable. Se trataba —como dijo entonces y lo ha reiterado después el ex alcalde y ahora secretario estatal de Salud— de “un proyecto de ciudad”. Sin embargo, el hecho es que los obstáculos (la oposición de algunos vecinos, la ambición de otros, la aparición de los oportunistas que compraron el pleito, y, para colmo de males, el tiempo que se vino encima y obligó a buscar una solución más factible, aunque fuera infinitamente más mediocre) jugaron en contra. Resultado: se compró, muy caro, un terreno para el que el municipio —gobernado, hoy, por autoridades de otro signo político, además— representa más un problema que un recurso. Se arriesgaron, pues, en una aventura incierta —un “volado” que a la postre “salió sello”—, más de 450 millones de pesos de dinero que los habitantes de Guadalajara aportaron, vía impuestos, para recibir servicios más tangibles que las ilusiones que se les vendieron.

—III—
La cuestión, al margen de las galas morales y las virtudes personales del doctor Petersen y de quienes participaron en aquella malhadada aventura, es si así se quedará el asunto —en la impunidad más absoluta—... o si se va a hinchar.

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