— Referéndum

Por si alguna duda quedaba de que en México la transición a la democracia —anhelada por varias generaciones y nunca suficientemente cacareada por los gobiernos “del cambio”— llegó para quedarse, ahí está, resplandeciente, el ejemplo más reciente: no bien se difundió la noticia de que el presidente de Sudáfrica invitó a su homólogo mexicano al partido inaugural del Mundial de Futbol que comienza dentro de 36 días, la Presidencia de la República activó, en cuestión de minutos, los mecanismos ad hoc para convocar al pueblo a participar en un hermoso ejercicio de participación ciudadana: un referéndum. Nada menos.

—II—

El caso lo ameritaba...

Obvia consignar las sesudas deliberaciones, los encendidos debates y los atroces desvelos que de ahí se desprendieron. Todo con el afán de aportar elementos de juicio, al efecto de que el voto se hiciera en conciencia: como si de cada uno dependiera la trascendental resolución... Al final, los resultados: 63% de los participantes se decantó por el “Sí”; el 37% restante, por el “No”. En cifras brutas (sin agraviar...), cifras muy cercanas al 2 X 1. Un marcador que, en términos de democracia, no deja la menor duda sobre la voluntad del pueblo al respecto... En números finos, se consignó que participaron en el ejercicio dos mil 516 de los más de cien millones de ciudadanos que hay en este país. Ni uno menos.

Entre los comentarios tangenciales —que fueron, con toda certeza, muchos más que los votos— volcados en diversos foros de opinión, hubo de todo: sarcásticos (“Que vaya, pero solo: invitaron al Presidente; no a su séquito de achichincles y familiares); irónicos (“Que vaya, para que la porra lo salude”); pragmáticos (“Que vea los partidos aquí, desde el balcón central de Palacio, en la pantalla gigante que pondrán en el Zócalo”)...

—III—

Por supuesto, tampoco faltaron quienes, aprovechando que los vientos de la democracia, mansos al principio, alcanzan ya velocidad y fuerza propias de huracán, piden que, ya encarrerados, se pase a otros asuntos aún más trascendentales..., si cabe.

Verbigracia: “¿Espera usted que el Gobierno gane, a la postre, la llamada ‘Guerra contra el Narcotráfico’?”... “¿Le cree usted al Presidente cuando asegura que el país está saliendo de la crisis económica?”... “¿Estamos mejor con los ‘gobiernos del cambio’ que con los de la ‘dictadura perfecta’ que los antecedieron?”... “¿Cree usted que los gobernantes panistas han sido más honestos y/o más eficaces que los priistas?”... “¿Estima usted que este país tiene futuro?”...

Etcétera.