— Peter-PAN

Como dicen que dijo El Descuartizador de Londres: “Vámonos por partes”...

—II—

Premisa mayor: “El Principio de Peter” (1969) fue un librito muy exitoso.

Su autor, Lawrence J. Peter, postulaba una curiosa hipótesis: “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender... hasta llegar a su nivel de incompetencia”. (De hecho, medio siglo antes, Ortega y Gasset había planteado algo similar, en una frase aforística que la experiencia ha convertido en regla a la que ocasionalmente —¡muy ocasionalmente...!— confirma alguna honrosa excepción: “Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes”).

Premisa menor: el 10 de mayo, tres mil madres de familia de varios estados del país (Distrito Federal, Estado de México, Jalisco, Guanajuato, Hidalgo, Querétaro y Michoacán) fueron “invitadas” y transportadas en 51 autobuses, al “acto oficial” por su Día de Días: en el Museo Nacional de Antropología, y con el Presidente de la República. (Mejor que eso, sólo el Cielo, y a la diestra de Dios Padre)... El feliz, memorable, histórico motivo: un desayuno, durante el cual se haría, triunfalmente, el anuncio de un “apoyo social” de mil pesos mensuales, constantes y sonantes, “para que tengan su propio ingreso, su propio dinerito, y no tengan que depender de qué humor está el marido”... Las madres que viajaron desde Jalisco, lo hicieron desde la noche anterior. Recibieron —referían las notas periodísticas— un “box lunch” con una manzana, un jugo, unas galletas y unas papas.

Entraron al museo a las siete de la mañana. Cuando llegó el Presidente, en vez de aclamarlo, algunas se atrevieron a gritar: “¡Ya tenemos hambre!”. Desayunaron (a eso iban), y al mediodía emprendieron el retorno, cada cual con una rosa y otro “box lunch” entre las manos... Por alguna misteriosa razón, la memoria evocó fragmentos de discursos y textos de ilustres panistas de antaño (Efraín González Luna, Manuel Gómez Morín, Alejandro Ruiz Villaloz, José González Torres, Guillermo Ruiz Vázquez, David Alarcón Zaragoza...), no sólo críticos sino decididamente cáusticos contra las prácticas paternalistas —ofensivas, denigrantes, injustas...— del viejo PRI.

—III—

Conclusión: tal vez alguna relectura de “El Principio de Peter” permita recordar si su autor también hablaba de partidos políticos cuyos militantes lo hacían estupendamente cuando estaban en la oposición y actuaban en congruencia con sus principios de doctrina y con su propia conciencia... pero que cuando llegaban al gobierno alcanzaban, por alguna misteriosa razón, su nivel de incompetencia.