Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | Entre veras y bromas por Jaime García Elías

— “¡El borracho...!

Lo discutible, en fin, es si debemos enorgullecernos de haberlo prostituido... o si debemos avergonzarnos de ello

Por: EL INFORMADOR

De algunos herederos de los beneficiarios del milagro de las bíblicas bodas de Caná —el de la transformación del agua en vino—, decían las lenguas rayadas que cuando pasaban por los puestos de la feria en que se jugaba la lotería de cartones y se gritaba “¡El borracho!”, ellos, por acto reflejo, reviraban: “¡Presente!”.

El asunto (“the question”, diría Hamlet en su célebre monólogo) es si son tantos...

—II—

Se trata del común denominador de dos asuntos de relativa actualidad y de cierto interés público. Uno, la iniciativa de “peatonalizar” la avenida Chapultepec. Otro, el “boom” de Tapalpa —de varios años a la fecha— como “pueblo mágico”... En el primero, las autoridades municipales de Guadalajara (más puestas que un calcetín para alentar cualquier idea que pueda resultar rentable en el aspecto político) contemplan la posibilidad de dar gusto a los comerciantes de la zona, cerrar la circulación de vehículos por la arteria en cuestión y propiciar la proliferación de cafeterías, bares y restaurantes al aire libre: un añejo sueño de quienes no se resignaban a que Guadalajara no tuviera su “Zona Rosa” y sí tuviera que cargar, en cambio, con complejos de inferioridad —o conciencia de lo mismo...— ante ciudades europeas o, en general, “de Primer Mundo”. En el segundo, el auge que ha tenido el turismo de fin de semana, principalmente entre jóvenes que identifican diversión con juerga, desorden, desenfreno... y, en resumidas cuentas, alcohol.

El pretexto, en ambos casos, es la promoción de la cultura. En la práctica, en todos los casos, el resultado es el mismo: el ruido, la suciedad, los excesos, el desorden y la anarquía, con las correspondientes molestias y afectaciones a los derechos de terceros; en un caso, el entorno de la zona y los vecinos; en el otro, quienes prefieren asociar diversión con descanso, silencio y convivencia con la Naturaleza, y se frustran porque las mayorías acaban imponiendo su manera de “divertirse”.

—III—


Alguien, en Tapalpa, hace unos días, lo decía así: “De que el pueblo tuvo un notable crecimiento en los últimos años, no hay duda. De que vive una etapa de bonanza económica, tampoco... Lo discutible es si valió la pena conseguirlo, dejando de ser lo que fue para convertirse en una gigantesca cantina. Lo discutible, en fin, es si debemos enorgullecernos de haberlo prostituido... o si debemos avergonzarnos de ello”.

(Si alguien tiene la respuesta, no deje de avisar).

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