Sábado, 23 de Noviembre 2024
Jalisco | Entre veras y bromas por Jaime García Elías

— “Al estilo Jalisco”

Blindar, en sentido figurado, significa preservar una institución (la familia) o resguardar un concepto para evitar que se contamine

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (28/MAR/2011).- Por “blindar” a la familia tradicional, como se pretende en la iniciativa elevada por el Poder Ejecutivo ante el Legislativo, se pretende cerrar a piedra y lodo la posibilidad de que cualquier forma de familia “no tradicional” tenga reconocimiento jurídico. Blindar, en sentido estricto, es el barbarismo (el vocablo procede del francés “blinder” y éste del alemán “blenden”) con que se designa la acción de “proteger exteriormente con diversos materiales las cosas o los lugares contra los efectos de las balas, el fuego, etc.”. Blindar, en sentido figurado, significa, en el caso, preservar una institución (la familia) o resguardar un concepto (ídem), para evitar que se contamine.

—II—

No se necesita ser demasiado inteligente ni sobremanera perspicaz para entender que la iniciativa de referencia fue la reacción natural, “al estilo Jalisco” —en el sentido más peyorativo de la frase— de las reformas vigentes desde hace un año en el Código Civil del Distrito Federal, que homologan con el matrimonio, para todos los efectos jurídicos que puedan ser favorables a sus miembros, a las uniones entre personas del mismo sexo.

Ahora bien: la reacción aludida ya generó, a su vez, otra igual y de fuerza similar. Se trata de la iniciativa que la semana pasada presentaron las diputadas Elisa Ayón Hernández, del PRI, y Olga Araceli Gómez, del PRD, orientada a que en el Código Civil para el Estado de Jalisco se incorpore la figura de la Unión de Convivencia. El significado y el alcance jurídico de tal unión implica la voluntad de dos personas “de adquirir derechos y obligaciones recíprocas” —la sucesión, la seguridad social, etc.—, y el deseo de “cohabitar o convivir en un mismo hogar”. (El concepto no alude, en absoluto, a la sexualidad o a intimidades similares. Ni juzga conductas privadas ni estigmatiza personas, pues).

—III—

La iniciativa pretende legitimar, simplemente, las que siempre, pero muy particularmente en la actualidad, han sido prácticas comunes —que no tienen por qué etiquetarse como inmorales o condenables— entre viudos y viudas, ancianos y ancianas, madres y padres solteros, a las que lo mismo unen genuinos afectos que legítimos intereses (tan válidos éstos como aquéllos), y que tienen pleno derecho a que no se les discrimine con respecto a la familia “tradicional” (madre, padre e hijos)... y, sobre todo —reiterémoslo—, a que no se juzguen (de manera equívoca y denigrante con demasiada frecuencia) sus conductas privadas, ni se les estigmatice como personas.

JAIME GARCÍA ELÍAS / Periodista y conductor radiofónico.

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