Lunes, 25 de Noviembre 2024
Jalisco | Entre veras y bromas por Jaime García Elías

- Rimmel

Llegaron las lluvias. ¡Que dios nos coja confesados...!

Por: EL INFORMADOR

Llegaron las lluvias. ¡Que dios nos coja confesados...!

-II-

Bastó la del lunes por la mañana (la de ayer no cuenta: se pasó de amable) para que los habitantes de esta dizque “tierra de Dios y de María Santísima” recordaran, en efecto, lo que es amar a Dios en tierra de indios.

Miles de personas que trataban de llegar de sus casas a sus escuelas o centros de trabajo, vivieron la paradoja de que las supuestas vialidades se transformaran en gigantescos estacionamientos. El pronóstico al que hace relativamente pocos años se daban connotaciones de maldición gitana, en el sentido de que los colapsos viales pasarían a convertirse en el pan nuestro de cada día, se vio cumplido durante varias horas en distintos puntos de la mancha urbana. En las grandes avenidas en que los carteles advierten sobre los límites de velocidad —80 kilómetros por hora—, se circulaba, como decía el humorista brasileño Juca Chaves, “a tres velocidades:

despacio..., más despacio... y parado”. En las zonas que de ordinario se recorren a velocidades aceptables, esa mañana de lunes, la gigantesca, monstruosa oruga mecánica integrada por miles de automóviles desparramados por las principales avenidas de la otrora “ciudad amable”, se desplazaba torpemente. Las personas irremisiblemente atrapadas en ese macro-embotellamiento, demoraban tres o cuatro horas, si bien les iba, para cubrir rutas en que de ordinario invierten 20 minutos... Pocos fueron los privilegiados que llegaron a tiempo a sus compromisos; cuando lo hicieron, tuvieron que armarse de paciencia para aceptar que los demás, casi todos, no pudieron hacer lo propio, porque se quedaron varados a la mitad del camino.

-III-

Ayer —menos mal— fue diferente. Ayer también llovió... pero lluvias que se pasan de amables, como ya se dijo, y que nada se parecen a los aguaceros “al estilo Jalisco”, no cuentan para efectos del balance de las calamidades del día. Así, reinstalados en el limbo de la normalidad, algunos(as)  tapatíos(as) se dieron tiempo para enterarse por la radio de la tonada de moda: los estira-y-afloja conceptuales entre los técnicos que cacarean el huevo de la “Vía Exprés” y los rudos que la denostan, y alguna remota, cuasi espectral referencia a otro proyecto al que ya empieza a cubrir el polvo del olvido —la Línea 2 del Macrobús—... mientras, momentáneamente imposibilitados para contemplarse con fruición el ombligo, unos se reventaban los barros de la nariz y otras se aplicaban rimmel en las pestañas.

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