¿Y, hará justicia?

MADRID.- La situación que se deja sentir ahora mismo, y ante las perspectivas de presión que tiene ya y las que tendrá en la economía de la población española, llevan a un tenor de desaliento, y en muchos de los casos, hasta de desesperación.

Desesperación, que sí, toda vez que los millones que padecen el paro por la falta de fuentes de empleo, tendrá una repercusión ante el recorte impactante en el nivel de vida de todos los que pertenecen a la clase media, y más a la baja.

El español mira ahora una imagen negativa de Rodríguez Zapatero, su presidente de Gobierno que, para el orgullo de una nación que ha sido a lo largo de su historia potencia de conquista, está en el hoy sometida a las exigencias, a los condicionamientos y a la tutela misma de sus acreedores.

Ésa es para muchos la consecuencia más funesta derivada de su dubitativa e inepta gestión en la presidencia, el golpazo en los bolsillos de todos lo que tienen la suerte de contar con un trabajo, pone tambaleante la situación actual y un futuro, arduo, difícil y poco promisorio. Sí, el daño económico salta a la vista y… Y como comentara en mi pasada columna, en la que señalaba que el alza en los impuestos pronto se dejaría sentir, aun en contra de la opinión de varios del equipo del presidente, hay otro perjuicio que daña a la nación ibérica, muy difícil de resolver, que es el político.

Y escribo esto porque visitando anualmente España, viviendo en ella por no sólo venir en plan turístico desde hace casi cinco décadas, me tocó vivir los gobiernos desde el del generalísimo Francisco Franco —algún día su valía tendrá reconocimiento—, pasando al sistema democrático con Calvo Sotelo y Adolfo Suárez en la derecha, pasando por Felipe González con un “socialismo” muy a la española que permitió proyección y progreso hasta llegar a Aznar —“España marcha bien…” que era su permanente mensaje—, y, efectivamente, la marcha del país era pujante, elevando los niveles de la ciudadanía, todos con un rey, Juan Carlos, mediador y equilibrado, me hace pensar sobre, repito, el daño político.

La unión nacional se debilita cuando el acuerdo constitucional ha sido liquidado y, fundamental, el prestigio de los profesionales de la política está por los suelos.

Las urnas deberán hablar…

Hablar deberán para ofrecer a la población un proyecto nacional creíblemente veraz en la búsqueda de recuperar las instituciones, lo que Zapatero derrumbó.

Y… PENSÁNDOLO BIEN.

Y… PENSÁNDOLO BIEN, surge la necesidad imperante para convocar a elecciones cuando la labor a realizar es un auténtico reto para una oposición que tendrá altas, muy altas, altísimas posibilidades.

El paso de Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno será juzgado, y el tiempo es el que hará que la historia haga justicia.

¿Se hará…?