Miércoles, 02 de Octubre 2024
Internacional | La cifra de muertos se estima en 50 mil o más

Sobrevivientes en Haití, entre el dolor y la esperanza

Unos habitantes rescatan a víctimas entre los escombros con sus propias manos; otros vagan en busca de refugio ante las réplicas

Por: AFP

PUERTO PRÍNCIPE, HAITÍ - Los gemidos de un bebé malherido  traspasan los escombros mientras un grupo de hombres saca tierra en silencio  para llegar hasta él entre las ruinas. De repente, la tierra tiembla de nuevo en la capital de Haití y todos huyen despavoridos.

Todos menos Jeanwell Antoine, que, hundido entre las piedras, ya puede  tocar uno de los bracitos del niño y continúa con calma su rescate. "No soy yo quien retira esta tierra. Es la mano de Dios, que ama la vida y me guía porque  quiere salvar a este bebé", afirma.

Escenas similares se repiten en el centro de Puerto Príncipe, totalmente  devastado el martes por un fuerte sismo que dejó miles de muertos.

Los restos de los cadáveres se ven entre las ruinas de las casas: una  pareja sorprendida durante su sueño, niñas cubiertas de polvo, mujeres  prácticamente desvestidas cuyos ojos siguen abiertos con espanto y numerosos  cuerpos carbonizados en el interior de los vehículos.

Los cuerpos que han podido ser rescatados se alinean cubiertos con sábanas  en una macabra procesión que hace estallar en llanto a numerosos ciudadanos.

"¡Ayúdenme! Mi esposo sigue atrapado aquí dentro. Por favor ayúdenme, sé  que está vivo", solloza una mujer.

En la céntrica calle de Saint Honoré, un hombre cubierto de polvo aguarda  en pie desde hace 24 horas rodeado de amigos y vecinos. Pese a los esfuerzos de  todos, su pierna permanece atrapada por un carro desde el martes y está casi  desvanecido por una probable hemorragia interna.

"Morirá antes de que lo saquemos", afirma en voz baja Wilson, estudiante de  Sociología.

Los sobrevivientes vagan desorientados por las calles e intentan rescatar  con sus propias manos a los heridos. No hay excavadoras, ambulancias o bomberos  circulando. El Estado de este paupérrimo país caribeño está también en ruinas  como lo atestigua el Palacio Nacional, derrumbado por la fuerza del temblor.

"Creo que podríamos estar hablando de una cifra cercana a 50 mil muertos.  Necesitamos la ayuda internacional urgentemente", repetía el primer ministro del país, Jean Max Bellerive, al recibir el primer avión de ayuda humanitaria  el miércoles por la tarde, enviado por el gobierno venezolano.
 
Pero al desaparecer el sol, miles de personas se disponen de nuevo a pasar la noche en la calle. Han huido de sus casas con lo poco que tienen y han  improvisado precarias tiendas de campaña mientras aguardan que alguien venga a  ofrecerles un poco de agua o arroz.

Los más viejos lloran pensando en sus hijos muertos o en la familia de la  cual no tienen noticias. Las líneas telefónicas apenas funcionan en la capital  y no hay ningún servicio de agua y electricidad.

"¿Qué hizo este país para merecer tanta desgracia junta?", se pregunta Rody  Baptista, sentado en una silla a las puertas de la que fue su casa y hoy es  sólo una montaña de escombros.

El anciano, de 80 años, tiene a dos de sus hijos sepultados bajo las  piedras y se niega a ir a ningún lugar hasta recuperar sus cuerpos.

A pocos metros, un grupo de mujeres canta y aplaude. Es una música alegre  que choca con lo que las rodea y les recuerda que deben estar felices por  seguir con vida.

Sin embargo, las numerosas réplicas del terremoto interrumpen sus cánticos  y vuelven a llenar a los haitianos de miedo.

El Instituto Geofísico estadounidense (USGS) informó que 24 fuertes  réplicas sacudieron el país, tras el sismo de 7.0 de magnitud que se registró a  las 16H53 locales (21H53 GMT) del martes.

"¿Usted cree que la tierra puede volver a temblar igual?", preguntan todos.  "Nadie lo sabe, sólo Dios", se responden entre ellos para tranquilizarse.


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