Refugiados de Guantánamo en Uruguay recibirán clases

MONTEVIDEO, URUGUAY (09/DIC/2014).- Una vez que dejen el Hospital Militar, los refugiados que llegaron a Uruguay desde la cárcel de Guantánamo serán alojados en hogares especiales donde recibirán clases de español y lecciones sobre cómo manejarse en su nuevo país.

"Se les van a enseñar muchas cosas: el idioma, las calles, cómo se habla por teléfono, cómo funciona un supermercado, como se sube a un ómnibus. Imagínense que no tienen familia, no tienen amigos, no tienen a nadie acá. "¡Y vienen de pasar 12 años en un pozo! Está todo minuciosamente planificado por gente que está especializada en esto. Hubo meses de estudio", dijo el martes el ministro de Defensa Nacional Eleuterio Fernández Huidobro.

Los refugiados llegaron el domingo por la mañana a Uruguay y fueron trasladados desde el aeropuerto al Hospital Militar de Montevideo para controlar su estado de salud. Hasta ahora no han recibido el alta médica. Cuando la reciban se hospedarán en una casa de la central sindical Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional del Trabajo, según un comunicado difundido el martes por esa organización.

"Hemos acordado ayudar en el marco de nuestras posibilidades, hospedando transitoriamente a estas personas y conteniéndolos en los aspectos básicos (alimentación, inserción social y laboral) hasta la normalización de su situación", agregó el comunicado.

Por su parte, el ministro del Interior Eduardo Bonomi dijo al canal 20 de televisión por cable que los refugiados contarán con una guardia policial permanente, no porque se estime que sean peligrosos sino para garantizar su propia seguridad.

Los refugiados -cuatro sirios, un tunecino y un palestino- llegaron el domingo a Uruguay luego de pasar 12 años presos en la prisión estadounidense de Guantánamo en la isla de Cuba, donde estuvieron recluidos por supuestos nexos con el terrorismo islámico a pesar de que nunca fueron sometidos a un juicio.

El traslado a Uruguay deja el total de reos en la prisión en 136, la cifra más baja desde su primer mes de funcionamiento en enero de 2002.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió cerrar la prisión cuando asumió el cargo pero fue obstaculizado por el Congreso, que vetó enviar a los prisioneros a territorio estadounidense por cualquier motivo e impuso restricciones sobre su traslado al extranjero.