Polémica por disparo policial no reglamentario con arma Flash-ball en Francia

PARÍS, FRANCIA.- La polémica se ha desatado en Francia después de que un disparo policial no reglamentario de "Flash-ball", un arma de doble cañón recortado que arroja bolas de goma con el efecto de "un puñetazo de un campeón de boxeo", hiciera que un manifestante perdiera un ojo a las afueras de París.

La investigación llevada a cabo por la Policía ha determinado que no se respetaron las normas de seguridad para la utilización del "Flash-ball", que establecen que debe dispararse siempre apuntando al torso o la espalda y, al menos, a siete metros de distancia del objetivo, informó hoy la emisora "France Info".

Las normas policiales especifican que está prohibido que los agentes disparen a la cara o a la cabeza y subrayan que su empleo debe de ser proporcionado y ligado a la legítima defensa, como especificaba una nota de la Dirección Central de la Seguridad Pública enviada a los directores departamentales el pasado mes de mayo.

En ella, se precisaban las "normas imperativas" para su utilización, como consecuencia del aumento de heridas provocadas por dicha arma considerada "subletal".

La Policía intenta determinar ahora la identidad del agente que el pasado 8 de julio empleó el arma contra un hombre de 34 años, que protestaba a las afueras de París por el desalojo de una "casa okupa" y que perdió un ojo como consecuencia del impacto de la bola de goma.

Según el diario "Le Monde", el autor del disparo es un policía de la Brigada Anticriminal (BAC) que "no se encontraba en situación de legítima defensa" durante unas protestas en las que los servicios de seguridad detuvieron a once personas que, después, fueron liberadas.

El responsable de la Policía en Montreuil, suburbio parisino en el que tuvieron lugar las protestas, Jean-François Herdhuin, fue relegado de su puesto días después de los incidentes, informó el periódico "Le Parisien".

La versión menos potente del "Flash-ball", que provoca un impacto equivalente a un KO técnico, según el fabricante, se puede adquirir en una armería presentando un certificado médico, sin necesidad de disponer de licencia de armas, explicó la empresa Verney-Carron, que produce y comercializa el aparato.

El arma, cuyo precio ronda los 600 euros (unos 800 dólares), puede comprarse también con "balas lacrimógenas" capaces de perforar "una ventana, una puerta interior de un piso o el cristal lateral de un vehículo".