MANILA, FILIPINAS (21/NOV/2016).- El Tribunal Supremo de Filipinas recibió hoy una moción urgente para exhumar el cadáver del expresidente Ferdinand Marcos, cuyos restos fueron enterrados el viernes pasado en el Cementerio de los Héroes en una inesperada y polémica ceremonia."Pedimos (...) un análisis forense para determinar con certeza que realmente se trata de los restos mortales del exdictador Marcos", dijo el congresista Edcel Ladman, quien presentó la petición jurídica, según el diario local The Star.Lagman, legislador por la provincia de Albay (este), argumentó que el sepelio en Manila fue "prematuro" e "irregular" porque se efectuó antes de que hubiese una decisión judicial firme.El cadáver embalsamado de Marcos se conservaba en una urna expuesta en un museo dedicado al dictador en su provincia natal de Ilocos Norte desde 1993, al año siguiente de que su viuda, Imelda, e hijos regresasen al país del desde el exilio.El buen estado de conservación del cuerpo ha llevado a que muchas personas se preguntasen si se trataba de una réplica de cera, aunque su familia lo ha negado en numerosas ocasiones.Por su parte, un grupo de activistas demandó hoy a Imelda y sus hijos Imee, Ferdinand Jr e Irene, así como al secretario de Defensa, Delfin Lorenzana, y dos militares por el entierro.Según los demandantes, el Supremo autorizó la inhumación en una resolución emitida el 8 de noviembre, pero la acción no podía ejecutarse hasta el 26 del mismo mes, cuando hubiese vencido el plazo para apelar.Marcos fue enterrado en el Cementerio de los Héroes el 18 de noviembre en una ceremonia privada que se mantuvo oculta a la población hasta una hora antes y a la que no tuvieron acceso los medios de comunicación.El polémico entierro del dictador, que muchos consideran que no merece ocupar un espacio en un camposanto reservado a antiguos presidentes y figuras militares destacadas, ha desatado numerosas protestas en varios puntos del país.Marcos llegó a la presidencia de Filipinas en 1965, tras ganar unas elecciones democráticas, y fue depuesto en febrero de 1986 con una revuelta pacífica tras haber gobernado el país con puño de hierro. Murió en el exilio, en Hawai, en 1989.El exdictador está acusado de ser el responsable de la muerte, tortura o detención ilegal de más de 100 mil filipinos, y de apropiarse de forma ilícita de entre cinco mil y 10 mil millones de dólares, según cuentas de la ONG Transparencia Internacional.