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Internacional | Desconocen elecciones

Nicaragua, al borde de la violencia

La oposición ha decidido externar su descontento con los comicios presidenciables con manifestaciones en las calles

Por: SUN

El sábado, opositores de Daniel Ortega tomaron las calles para demostrar su rechazo a los resultados de los comicios de noviembre. AFP  /

El sábado, opositores de Daniel Ortega tomaron las calles para demostrar su rechazo a los resultados de los comicios de noviembre. AFP /

MANAGUA, NICARAGUA (05/DIC/2011).- El reloj de la vieja Catedral de Managua todavía marca las 12:35 de la madrugada: es el recuerdo del demoledor amanecer del 23 de diciembre de 1972, cuando un terremoto dejó más de 10 mil muertos, arrasó con la capital nicaragüense y transformó, para siempre, el rostro de Nicaragua.

Tras el violento sismo, y luego de soportar dos guerras; varios huracanes y erupciones volcánicas; un maremoto; una dictadura familiar de derecha de casi medio siglo; una revolución comunista de más de 10 años y experimentos neoliberales y neorrevolucionarios (con otra familia al frente), el tiempo político parece detenido en Nicaragua, igual que el reloj de aquel viejo templo.

La situación política y socioeconómica de este país amenaza con retroceder y enfrentar un escenario de quiebre o ruptura, con una profunda crisis institucional. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega; su esposa, Rosario Murillo, y el resto de su familia con el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), son acusados por la oposición e instituciones de la sociedad civil nacional de haber fraguado y ejecutado un fraude para ganar los comicios generales del pasado 6 de noviembre y lograr su reelección a un nuevo periodo de cinco años de Gobierno, a partir de enero de 2012.

La sombra de la confrontación violenta vuelve a rondar sobre Nicaragua. Los nicaragüenses optaron por la vía armada en diversas épocas del siglo XX para combatir a la dinastía somocista, que se instaló con fuerza desde 1934 hasta que en 1979 fue depuesta por una guerra de guerrillas encabezada por el izquierdista FSLN. Y los vencidos del somocismo y otras fuerzas, con apoyo de Estados Unidos, volvieron a optar por la opción bélica para combatir al sandinismo en la década de 1980 hasta el fin de hostilidades en 1990 con la derrota electoral del FSLN.

“El riesgo de la violencia en este país es muy alto por su historia reciente de guerra”, advirtió el diputado y ex vicecanciller nicaragüense Víctor Hugo Tinoco.

Tinoco, quien fue vicecanciller en los 11 años de régimen sandinista y, molesto con Ortega y su manejo político, rompió a mediados del decenio de 1990 con el FSLN, admitió que la comunidad internacional está concentrada actualmente en otros focos de conflicto mundial. Pero alertó: “La diferencia es que el problema de Nicaragua, aunque no tenga relevancia en términos de muertos, heridos y presos políticos, es un proceso que se puede desarrollar muy rápidamente. Y además Nicaragua está en el centro de Centroamérica, muy cerca de México y México muy cerca de Estados Unidos”.

“Estamos conscientes de esto: creemos que la guerra y la violencia no son solución. Por eso decimos, la única salida es movilizarse pacíficamente”.

La primera prueba fue con la marcha de la opositora alianza multipartidaria formada en torno al Partido Liberal Independiente (PLI) y movimientos civiles para exigir al tándem familiar de los Ortega Murillo que convoquen a nuevos comicios, con vigilancia internacional. El periodista y empresario radiofónico Fabio Gadea Mantilla, candidato presidencial de la alianza PLI, se declaró vencedor y desconoció el triunfo de Ortega.

Intersección o choque

La oposición política, la Conferencia Episcopal, informes electorales de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea (UE) y de organismos no gubernamentales nicaragüenses denunciaron de falta de honestidad y de transparencia en los comicios. El proceso estuvo “lejos de ser perfecto”, según la UE.

El Gobierno nicaragüense desconoció los informes—en especial el de la OEA—y aseguró que las elecciones fueron honestos y limpios y reflejaron la voluntad popular. En un hervidero político y diplomático, también acusó a la OEA de unirse a un plan de la embajada de Estados Unidos en Managua y de la oposición para desestabilizar al país con denuncias de fraude. La legación de Washington alegó que las acusaciones “carecen de fundamento” y ratificó que el Gobierno de Estados Unidos coincide con la OEA y la UE.

En este panorama, el mapa de la crisis fue descrito en un informe post-electoral de la Conferencia Episcopal. “Urge recuperar el Estado de Derecho, en donde el poder está sujeto a la ley. Si no se logra esto, no habrá avance democrático en Nicaragua y se estarán repitiendo continuamente errores del pasado, que podrán conducir al país a mayores divisiones, a enfrentamientos violentos y al retroceso económico y social, con toda la carga que esta situación comporta para las familias y para cada ciudadano en particular”, puntualizó la cúpula católica.

En clara alusión a turbas de choque del FSLN, la jerarquía religiosa precisó: “Demandamos a las autoridades de Policía y a cualquier otro grupo que se le respete al pueblo su derecho a movilizarse y a manifestarse pacíficamente. Rechazamos toda forma de agresividad y violencia, sabiendo que ésta no es la jamás la solución adecuada a los conflictos”.

Entrevista
“El país repite ciclos perversos”

MANAGUA, NICARAGUA.-
Directo, sin tapujos ni florituras verbales, Eliseo Núñez Morales, jefe nacional de campaña de la opositora alianza multipartidista nicaragüense del Partido Liberal Independiente (PLI), advirtió que como Nicaragua repite los “ciclos perversos”, tiene dos caminos: o va a una revuelta “tipo Egipto” o a la “guerra civil”, que es más el “estilo histórico” de esta conflictiva nación centroamericana.

Núñez Morales analizó el futuro del país tras los comicios del 6 de noviembre, que la oposición tacha de fraudulentos y donde resultó reelecto el presidente Daniel Ortega.

— ¿Hacia dónde va Nicaragua?

— Lamentablemente, Nicaragua, al final del día, tiende a repetir los ciclos perversos. Estamos viendo lo mismo que se vivió en la época posterior a 1947, cuando (el dictador) Anastasio Somoza García cometió fraudes electorales, se arregló con empresarios de gran poder económico y consolidó una dictadura que fue caldo de cultivo de la guerra en las décadas de 1970 y 1980.

La dictadura de los Somoza provocó la guerra en su contra que instauró el régimen totalitario sandinista (1979-1990). Y por eso se da una guerra civil en la década de 1980. Estamos volviendo al micro ciclo perverso.

— ¿Cómo puede agravarse la confrontación en el país?

— Ortega está migrando de la represión con inhibiciones partidistas a la represión física. Auguro que el conflicto está a la vuelta de la esquina. Ortega genera un conflicto político que va a llevar a las personas a creer que la solución está al margen del sistema y va a comenzar con protestas. Ojalá que desembocaran en revuelta y no en guerra civil. Pero no hay más que dos caminos: o vamos a una revuelta al estilo de Egipto o a una guerra civil, que es más el estilo que Nicaragua ha vivido.

— ¿Cree usted que hay capacidad militar para enfrentar al Gobierno?


— En estos momentos, las condiciones están empezando a darse para lograr esto. Hoy no hay ni fuerza militar que enfrente a Ortega ni fuerza social en las ciudades del país, que permita decir que hay revuelta o guerra. Pero está en gestación. Todas las condiciones están dadas para que la gente crea que la democracia no funciona para dirimir las cosas del poder y, a partir de allí, se va a encontrar una salida violenta. Y Ortega está creando su propia salida violenta.

Ortega tiene dos caminos: o toma el de generar institucionalidad o el de consolidar la dictadura, tratar de quitar medios de comunicación que hablen en su contra, cerrar espacios. Va a generar un conflicto y va a salir como salen todos los dictadores: por la puerta de atrás. O generan institucionalidad o se mantienen en el poder el mayor tiempo posible y esto es lo que Ortega va a tener que decidir en los próximos días, ni siquiera en los próximos meses.

FRASES

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Él, como persona, más que como partido, está en punto de inflexión. Las acciones de Ortega me indican que va a seguir el camino de la confrontación ''

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Lamentablemente, si lo vemos por la historia, Nicaragua camina más fácil hacia una guerra civil que a revueltas en calles de Managua o de sus ciudades principales ''

Eliseo Núñez Morales,
jefe nacional de campaña del opositor Partido Liberal Independiente.

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