Jueves, 28 de Noviembre 2024
Internacional | Fieles llegaron al Vaticano con sombreros de mariachis y banderas colombianas

Las nuevas santas latinoamericanas despiertan esperanza

La canonización de la madre Lupita y de la colombiana Laura Montoya despertó la emoción y alegría de los fieles en la plaza de San Pedro

Por: AFP

CIUDAD DEL VATICANO (12/MAY/2013).- Miles de personas se congregaron  desde temprano en la Plaza de San Pedro, con la mochila al hombro, el sombrero  en las manos, y juguetes y biberones con los que entretener a los niños, para  poder participar este domingo en la primera ceremonia de canonización realizada  por el papa Francisco.

Entre estos asistentes había numerosos devotos de la colombiana Laura  Montoya Upegui, la primera santa de Colombia, fundadora de la Congregación de  las Hermanas Misioneras de la Beata Virgen Inmaculada y de Santa Catalina de  Siena, que se ocupó de la evangelización de indígenas y marginados.

También los había de la mexicana María Guadalupe García Zavala, segunda  mujer santa de México y fundadora de la Congregación de las Siervas de Santa  Margarita María de los Pobres, enteramente dedicada a curar a los enfermos  particularmente necesitados.

Unos 200 mexicanos llegaron especialmente para la canonización de la  diócesis de Guadalajara, según contó a la AFP la hermana María Elena Ruiz de la  congregación de la Madre Lupita.

"Esta canonización, el hecho de darla a conocer nos hace profundizar  nuestras raíces, nuestra misión", confesó con voz entrecortada por la emoción  Lucía Casas, quien viajó desde Guadalajara, donde Madre Lupita trabajó.

"Saber que tenemos una nueva santa nos da mucha alegría", dijo conteniendo  las lágrimas.

Maria del Pilar Rosales Gómez, también de Guadalajara, contó que la santa  le ha concedido a ella también un milagro.

"Le pedí por un nietecito que nació malito, hace 14 años, y gracias a ella  mi nieto vive. Yo quería venir, quería venir y mi hijo me hizo el favor de  mandarme", aseguró.

En la plaza de San Pedro, algunas madres jóvenes con bebés se habían  sentado al borde de los pasillos creados por la seguridad, esperando que el  Papa pasara por ahí en el papamóvil al finalizar la ceremonia.

Una de ellas, la colombiana Mary Alfonso, con un bebé de pocos meses, José  Francisco, le daba de comer mientras esperaba.

"Ojalá que esta santa pueda dar nuevas esperanzas a mi país", comentó.

Mary Alfonso soñaba también poder pasarle el bebé al papa Francisco para  que lo besara, como ha hecho con tantos otros niños en las audiencias públicas  en la plaza.

La hermana Blanca Pérez Ortiz pertenece a la Congregación de las Misioneras  de la Madre Laura. "Lo más importante de la Madre Laura fue su entrega total a  Dios y la pedagogía del amor, con los indígenas, con los pobres", explicó a la  AFP.

"Esto puede ser un ejemplo para Colombia porque la guerra, la violencia, es  ausencia de amor. Si todos nos propusiéramos amar, hacer el bien, si ponemos  junto todo ese bien, Colombia se transformaría", concluyó.

Ante un espléndido sol de primavera después de varios días de nubes,  algunos no pudieron resistirse al hecho de demostrar su espíritu colombiano,  con banderas del propio país, que si bien no expusieron al comienzo, porque así  lo pidió el director de la ceremonia, terminaron por desplegarlas después.

Otros mostraron su orgullo mexicano, como algunas monjitas que llevaban  sombreros de mariachis, mientras a la plaza seguía llegando gente para escuchar  también el rezo del Regina Coeli y el saludo del Papa, como cada domingo.

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