La relación entre Lima y Caracas, en punto muerto

LIMA.- Las relaciones entre Perú y Venezuela se encuentran en un virtual punto muerto desde que el Gobierno de Lima decidió conceder asilo político al opositor venezolano Antonio Rosales. 

El Gobierno de Venezuela retiró el pasado 27 de abril a su embajador en Lima, Armando Laguna, y dispuso una “evaluación integral” de sus relaciones con Perú, en tanto la administración del presidente Alan García intentó poner paños fríos al tema.

El Gobierno del presidente Hugo Chávez argumentó que a pesar del cúmulo de pruebas sobre presuntos actos de corrupción imputados a Rosales, Perú decidió otorgarle el asilo político. 

En estos días, Venezuela somete sus relaciones con Perú a una especie de evaluación integral, porque en opinión de prominentes funcionarios del Gobierno de esa nación, Rosales no es ningún “perseguido político” de Chávez.  
El canciller peruano José Antonio García Belaunde ha dicho que la decisión del Gobierno de Alan García, de otorgar asilo a Rosales, tiene una vigencia indefinida y se basa en “razones humanitarias”.

Rosales, empresario y ex alcalde de Maracaibo, llegó a Perú el pasado 4 de abril para solicitar asilo político tras declararse un perseguido del Gobierno del presidente Hugo Chávez. 

Por intermedio de su canciller José Antonio García Belaunde, Perú consideró que las relaciones entre Perú y Venezuela no deben verse afectadas por el asilo.
El presidente del Congreso, Javier Velásquez, confió en que las relaciones Perú-Venezuela vuelvan a su curso normal y se dé por superado este incidente diplomático. 

Las cosas volverán a la normalidad más temprano que tarde porque las dos naciones están hermanadas por una serie de temas, anotó.