Viernes, 29 de Noviembre 2024
Internacional | Ecuador aclara que no pretende ayudar a huir al fundador de WikiLeaks

La estrategia de Assange y Garzón pasa por La Haya

El hacker y el ex juez buscan sepultar la posibilidad de que el hacker australiano caiga en manos de Estados Unidos

Por: EL INFORMADOR

SOLIDARIDAD. Seguidores de Julian Assange protestaron frente a la embajada de Estados Unidos en México.REUTERS  /

SOLIDARIDAD. Seguidores de Julian Assange protestaron frente a la embajada de Estados Unidos en México.REUTERS /

BRISBANE/ESTOCOLMO (24/AGO/2012).- El caso Assange puede tomar un giro que no agradaría a Inglaterra ni a su aliado Estados Unidos.

Resulta que el ex juez español Baltasar Garzón, abogado del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, afirmó ayer que recurrirá ante la Corte Penal Internacional, que tiene su sede en La Haya, para trasladar de Londres a Ecuador a su cliente.

En Australia, el país natal de Assange, Garzón recordó que el Gobierno de Ecuador ya le concedió “asilo diplomático”, por lo que reiteró su deseo de trasladarlo al país sudamericano para “garantizar su seguridad”.

Cabe aclarar que el Gobierno de Quito, que encabeza Rafael Correa, aclaró ayer que no pretende ayudar a escapar al ciberperiodista, quien tiene cuentas pendientes en Suecia. “Queremos ser transparentes y jugar limpio. Nunca impediremos la extradición de Assange ayudándole a huir de la embajada escondido en una valija diplomática u otorgándole un pasaporte especial”, señalaron fuentes de la embajada ecuatoriana en Londres.

Assange quien está recluido en la embajada de Ecuador en Londres desde el 19 de junio pasado, se niega a salir para ser extraditado y juzgado en Suecia por presuntos delitos sexuales, al asegurar que de allí sería entregado a Estados Unidos por las filtraciones en WikiLeaks.

El gobierno inglés se muestra inflexible, ya que se niegan a concederle un salvoconducto (que le permita viajar a Ecuador) y lo único que contemplan es enviarlo a Suecia para ser juzgado.

Garzón, conocido mundialmente por tratar de sentar en el banquillo en 1998 al dictador chileno Augusto Pinochet, dijo que la defensa de Assange cuenta con algunos elementos fundamentales acerca de las acusaciones, que causarán “una gran sorpresa” cuando sean reveladas.

“No podemos divulgarlas inmediatamente, pero hemos requerido a la fiscalía que le tome una declaración a Assange”, dijo a los medios en Brisbane.

El ex juez español Garzón precisó que el Gobierno británico está obligado a facilitar la salida del país a Assange para que se acoja a la oferta de asilo diplomático hecha por Ecuador, como rige la norma internacional.

Criticó el papel que juega Australia, de cuyas autoridades aseguró que “desoyeron las peticiones para conceder asistencia diplomática a su compatriota, incluida una carta enviada al Ministerio de Asuntos Exteriores”.

El titular de Exteriores del país oceánico, Bob Carr, dijo que “Assange no corre peligro de ser extraditado a Estados Unidos si esto implica un juicio militar o enfrentarse a una posible pena capital”.

Agregó que sólo puede recibir “ayuda consular”, ya que el caso está fuera de jurisdicción australiana y enfatizó que no cree que las autoridades suecas lo envíen a las estadunidenses.

En Estocolmo, los magistrados suecos se niegan a ir hasta Londres para escuchar a Julian Assange, indicó la portavoz de la  fiscalía, Helena  Ekstrand,  en respuesta a una sugerencia formulada por Baltasar Garzón.

PARA HOY
Analiza OEA petición ecuatoriana

Los cancilleres de los países de la Organización de Estados Americanos analizarán hoy en Washington una resolución por lo que Ecuador considera una “amenaza” del Gobierno británico de entrar en su embajada en Londres, donde está refugiado el fundador de WikiLeaks, Julian Assange.

CRÓNICA
En 20 metros cuadrados vive el hacker “Julián”


El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha revolucionado la vida de la pequeña embajada de Ecuador en Londres, donde se refugia desde hace dos meses y donde se ha tenido que reforzar la seguridad y cambiar los hábitos, según revelaron fuentes de la legación.

La embajada, situada en el primer piso de un edificio del lujoso barrio de Knightsbridge de Londres, a pocos metros de los grandes almacenes Harrods, ha visto alterada su rutina por los más de 20 policías británicos que la vigilan, los manifestantes, los curiosos y el propio hacker, que ocupa una de sus ocho habitaciones.

La embajada, que nunca había estado vigilada, ha tenido que contratar el servicio de una empresa de seguridad para proteger al fundador de WikiLeaks y a sus propios trabajadores.

“Hemos recibido muchas muestras de apoyo, pero también amenazas”, explicaron personas que conviven a diario en la legación con Assange, quien puede recibir visitas, aunque su número está limitado.

Las medidas de seguridad son evidentes: todas las personas que entran en el edificio tienen que dejar sus móviles, ordenadores, cámaras o cualquier dispositivo electrónico en la recepción, con lo que se quiere evitar que se fotografíe o grabe al famoso inquilino.

Los ocho trabajadores de la embajada empiezan a acostumbrarse a la presencia del  hacker australiano, quien ocupa una habitación de unos 20 metros cuadrados que ha divido en dos, una parte para dormir y otra que utiliza como despacho.

A pesar de las dos o tres reuniones diarias que mantienen con él los representantes del Gobierno ecuatoriano para analizar la situación, todos los que trabajan allí también tienen una relación “humana y cordial” con Assange. “A veces comemos juntos, y vimos con él los Juegos Olímpicos, pero aquí tanto Assange como nosotros dedicamos la mayor parte del tiempo a trabajar”, comentaron.

Assage ha mantenido durante los dos meses que lleva allí refugiado “un estado de ánimo invariable”, dando muestras de una férrea discreción y un carácter frío comparado con el de los latinos que le acogen.

EFE/El Universal

ANÁLISIS
Por qué Quito


Orestes E. Díaz Rodríguez (maestro de la UdeG)

De todos los gobiernos que ven con simpatía  la causa de Julian Assange fue precisamente el ecuatoriano el que acudió al rescate. Cierto es, el factor primigenio que aparece como impulsor de esa postura fue la decisión del creador de Wikileaks de pedir protección a la embajada ecuatoriana en Londres.

A sabiendas de que su extradición a Suecia era una cuestión de trámite, Assange debió tomar la decisión después de cuidadosa evaluación. La opción pudo ser Argentina, en diferendo con Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas, pero allí existe una predisposición inocultable del oficialismo hacia los medios y el temperamento de Cristina Kirchner es impredecible.

Pudo haber sido también Cuba, el ex presidente convaleciente afirmó que Assange había puesto de rodillas a Estados Unidos, pero la isla tiene un abultado expediente contra la libertad de expresión y el líder real del país, el general-presidente, jamás se pronunció al respecto mientras  su vocación internacional es nula.

El Gobierno de Ecuador tampoco las tiene todas consigo. Carecía de una relación conflictiva con Reino Unido y es sabido que, en la nación sudamericana, van en alza los actos en contra de los medios. Imposible que Julian Assange desconociera el dato, cuando incluso Anonymus, ha señalado a las autoridades de Quito como uno de sus blancos.

Lo que resultó clave a Assange para apostar por Quito fue la entrevista  que le realizó al presidente Rafael Correa en mayo de 2012 en su programa semanal The World Tomorrow. Allí afloraron importantes coincidencias y el lazo emocional imprescindible para que el periodista superara sus dudas. Assange comprendió que si había un liderazgo capaz de protegerlo, paladín de una misión imposible, era el de Rafael Correa. Al fin una salida, una tabla a la que aferrarse.

Correa no necesitaba involucrase en el caso para distraer la atención. Luego de cinco años será el primer mandatario ecuatoriano que concluya su gestión desde 1997. Ha llenado el país de redes viales modernas. Ha mejorado la situación de los pobres y discapacitados. Ha fortalecido el sistema de salud pública y el sistema educativo. Ha puesto un “candado verde” a las reservas de petróleo. Ha incautado los bienes a los banqueros deudores de la nación. También clausuró la base norteamericana de Manta y aprobó una nueva Constitución.   

Hay que recordar que el gobierno andino no tomó una decisión de inmediato, Assange esperó casi dos meses por una respuesta, que llegó justo en cuanto Londres amenazó con invadir la sede diplomática y desconocer nada menos que la inmunidad. Fue un error grosero que deslegitima  la proverbial flema anglosajona y que lastimó el sitio más vulnerable de la autoestima ecuatoriana, ¿acaso la sofisticada Inglaterra  cree que aún trata con una república bananera? ¿Desconoce también Londres que en el temperamento de Correa predominan el componente sanguíneo y el colérico?

Pero el otorgamiento de asilo estaba decidido de antemano. Desde que enfermó Hugo Chávez, Quito ha ido creciendo su protagonismo antiimperialista. Boicoteó la Cumbre de las Américas. Aboga por desmantelar la OEA. Recibe con fervoroso entusiasmo a Mamhud Ahmadinejad. Existe además una deuda de gratitud  con Wikileaks. La divulgación de los cables confidenciales de la embajada norteamericana  fortaleció a Correa al demostrar  la sumisión de los líderes  opositores ante los intereses norteños y la  intromisión descarada que caracteriza a la diplomacia estadunidense. Pero el punto decisivo es otro. La gestión de Correa ante la opinión pública mundial está en entredicho por su  postura hacia los medios. Hay indicios muy fuertes de que el Estado se inclina por la hegemonía en el control interno de la información. Pero he aquí que precisamente su principal detractor, Estados Unidos, está obsesionado en la cacería del que muchos consideran ícono de la libertad de expresión.

Apoyando a Assange, ¿acaso Correa no desnuda la doble moral de su principal adversario? Pero además, fortalece o no el enfoque oficialista de que la cruzada interna no es contra la libertad de expresión, sino contra los manipuladores indignos de la misma.

“Bienvenido al club de los perseguidos”, dijo Rafael Correa a Julian Assange el día de la entrevista. Dicen que a modo de despedida. Debe de haber un error. Claramente fue otro el mensaje.

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